FORTEGAVERSO: SANTA GRACIELA: VAMPIROS EN DICTADURA (1ª PARTE)

domingo, enero 11, 2009

SANTA GRACIELA: VAMPIROS EN DICTADURA (1ª PARTE)


Este es el manuscrito original del relato Santa Graciela, que en una versión recortada (11 páginas menos), publicado en el libro ALUCINACIONES TXT (Puero de Escape, 2008). Es el germen de una novel corta que estoy armando y cuyo título definitivo aún no tengo claro. Ta vez quede como Santa Graciela o cambie a Algo merodea en la niebla, como un homenaje a Hugo Correa. Sera publicado en este blog en 10 entregas a partir de hoy y hasta el 19 de enero. La idea del relato es simple, imaginar Alien o Beowulf en la dictadura militar. Un campo de concentración, milicos e izquierdistas enfrentados a un enemigo común. La versión publicada en A.TXT ha sido uno de mis escritos con mejor recepción crítica.


La Reina, Santiago de Chile. Nov. 1979

“¿TE DUELE blanquito?” El Gordo me repite una y otra vez la pregunta. Espera que le responda, quiere quebrarme, escuchar mis gritos, que le pida clemencia. Conozco a los de su tipo, trabajé con uno muy parecido, y no voy a darle ese gusto. Está enojado, enfurecido, casi impotente. Siento sus golpes a la altura de mis riñones, sólo una leve molestia, no mayor a una sacudida. Le sonrío. Eso le da más rabia. Vuelve a golpearme, una, dos, tres, cuatro veces.
Sus compañeros lo llaman Gordo, a pesar de que no es el más grueso de los cinco tipos que rodean el catre donde me tienen atado. En otra época me habría esforzado por descubrir el origen del apodo, ahora es lo que menos me importa.
–¿Duele? –claro que duele. Duele mucho, pero no precisamente por los palos y puños que me caen encima, tampoco por los voltios de electricidad que tratan de freír mi carne. Duele, claro que duele, duele por dentro, como ninguno de estos pobres infelices podría entenderlo. Tal vez en un rato más decida hacerles clases al respecto, por ahora prefiero esperar. El Gordo me recuerda al Oso, aunque a su lado, el idiota que trabaja sobre mi cuerpo es apenas un niño de pecho. El Oso, mi viejo compañero, el primero de nosotros que murió. Como al Gordo, al Oso le encantaba jugar con quien se le pusiera por delante, pero tenía más clase, su crueldad no era broma.
El Gordo regaña como un depredador hambriento y tira de las palancas oxidadas que hay en la pared de fondo. El sonido del metal añejo me pudre las venas y los sentidos. Veo chispas, percibo el humo y disfruto como el animal intenta calcinar lo que hace rato ya esta calcinado.
–¿Duele? –insiste. No voy a contestarle. Más corriente, más electricidad, más chispas, más piel chamuscada, más hediondez de esa que no se puede quitar.
Escucho que alguien se acerca. Un sexto personaje. Por el sonido de sus pasos, sé que es alguien joven, de un origen más elegante o al menos más cuidado que los obreros que contemplan mi tortura. Se nota en el modo en que sus botas golpean el piso, no como un simio, sino como un ser humano. O como algo que intenta serlo.
–¿Este es el que agarraron? –lo escucho preguntar. Y pienso que debe ser la única persona con buen aliento en esta casa oscura, llena de milicos y gritos. Uno de los compañeros del Gordo le hace un breve resumen de mi vida. O de lo que conoce de mi vida.
–Sí, mi teniente. Según las fotos, descripciones y el carné del sujeto, el prisionero es Alfredo Carrasco, uno de los conscriptos que estuvo en Santa Graciela.
–El hijo de puta sabe qué pasó en la isla, mi teniente –completó el Gordo–. Es un traidor de mierda.
–¿Y ha dicho algo? –pronunció la voz del superior.
–Nada, mi teniente, pero déjeme quemarlo un poco más. El maricón va a hablar, además aún me quedan cosas con que abrirlo, usted entiende. Si usted quiere, mi teniente, ya empiezo con los metales.
–No, siga con la corriente. Quémelo hasta que hable y trate de que no se desmaye. Apenas diga algo me llaman.
–A su orden, mi teniente –pronuncia el grupo, en un sólo tono.
Apenas los pasos del oficial se van perdiendo por el pasillo, olfateo el tufo anfibio del Gordo, nuevamente sobre mi cara.
–Ya escuchaste, mal nacido –me dice –mi teniente me ordenó que continuará friéndote. Empecemos por las bolas, anda olvidándote de traer críos al mundo –se ríe.
Tonto idiota, como si necesitara de ese inútil pedazo de carne colgante para parir a mis hijos.

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4 Comentarios:

A la/s 11:24 a. m., Blogger Rodrigo Mundaca dijo...

personalmente, mi favorito es el relato steampunk del combate naval de iqq. Ese da para novela también :)

Cuando termines de subir santa graciela, ¿puedo replicar el relato completo en tauzero? xD

saludos

Rodrigo

 
A la/s 11:56 a. m., Blogger F. Ortega dijo...

obvio man

 
A la/s 9:53 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Bueno, Santa Graciela es uno de mis favoritos de "Alucinaciones TXT". La atmósfera está super bien lograda. Las escenas de torturas me parecieron creíbles y crudas. Empaticé con Carrasco y y el clímax estuvo a la altura. Que bueno que profundices con el proyecto.

Saludos ;D

Vero Manríquez

 
A la/s 8:58 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

HOLA COLEGA: NO DIGAS QUE IMITAS PORQUE TIENES UN EXIMIO MANEJO DEL ESTILO Y LA CRONICA ES CLARISIMA, EN SU CORTE POLITICO Y DE PRESOS POLITICOS Y DETENIDOS DESAPARECIDOS.


LA VIOLENCIA ES NORMAL PARA CON LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS, Y HAY EXPERTOS EN ELLA COLEGA, CON ENTRENAMIENTO PROFESIONAL.

NO SOLO LES PROPINABAN GOLPES, SINO QUE TORTURAS ELÉCTRICAS, ESA TEMATICA NO ME ES DESCONOCIDA PARA MI COLEGA.

AHORA LOS AGENTES TENIAN SOBRENOMBRES Y POR EJEMPLO EL GORDO, YA ERA DE TEMER COMO EL OSO
PORQUE SU SOBRENOMBRE IMPLICA DESTREZA EN SU ARTE DE EJERCER LA TORURA FISICA O MENTAL, FUERTE LA CRONICA COLEGA.

EN ESTE TIPO DE OPERACIONES HAY GENTE EN EQUIPO QUE LAS REALIZA.

SON SIMILARES A LOS CRIMINALES NAZIS, EN LO QUE ES TU DESCRIPCION COLEGA, COMO EN LAS PELICULAS DE LA 2 GUERRA MUNDIAL, ASI COMO EL APRENDIZ DE IAN MCKELLEN.

AHORA CLARO QUE HAY CONCRIPTOS, PERO LOS AGENTES QUE APLICAN ESTAS PRACTICAS SON DE GRADO MAYOR Y ESPECIALIZADOS.

ESTE TIPO DE TORTURAS SE APLICABAN PARA SACARLE INFORMACION A LOS PRESOS, SI NO HAY LUGAR A DUDAS Y SUS PROCEDIMIENTOS SON LO MAS SALVAJES E INHUMANOS QUE HAY.

 

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