FORTEGAVERSO: COLIN CAMPBELL (13 PARTE)

domingo, agosto 10, 2008

COLIN CAMPBELL (13 PARTE)



To: FBuchman
From: VictorVonDoom7395
Subjt: Alsino RIP
¿Cómo estuvo la fiesta? Supongo que no llegaron todos. Es fácil adivinar que solo estuvieron los obvios, la chica bella, el cura, el millonario yu el periodista. En fin. En verdad hubiera sido raro que las cosas se dieran de otro modo. En fin amigo, este mensaje es para avisarte que mañana sabrás el nombre del próximo expulsado de la lista. Tranquilo, no eres ni tu ni ella. Antes de revelarte el nombre, te adelanto que a partir de ahora, faltan dieciséis días para el nuevo funeral. Que estés muy bien. Nos vemos –es una forma de decir- mañana. Que duermas bien, saludos a tu hija. Se parece mucho a su madre. A propósito, no me has contado como está Miranda. Bueno, ya tendremos tiempo. Un abrazo.


Apagué el teléfono, lo cerré y tiré de la cadena del baño. Espere un rato, me mojé la cara y bostece largo, mirándome al espejo.
-Porque es un estúpido-, le dije a Julieta, mientras salía del baño y me quitaba los zapatos.
-Por eso no más, es un estúpido.
-Vaya
La miré. Estaba metida hasta el cuello dentro de la inmensa cama de la pieza. Se veía chica, como si de nuevo tuviera ocho años, como si de la pieza del lado fuera a salir Miranda y nos acostáramos los tres, como antes, como cuando éramos familia. Hace mucho tiempo, en una lejana galaxia.
Camine hasta los ventanales de la pieza para bajar las persianas. El aviso de Kirsten Dunst seguía grande y luminoso, colgado del costado de la torre. Las torres de Santiago, las viejas y las nuevas. Familias de vidrio y cemento. Desde otro edificio el logo de un banco ofrecía con imágenes de familias felices los mejores créditos de consumo. Volví a Kirsten, me tiró un beso de veinte metros de diámetro.
-Sabes que la primera vez que ví esas gigantografías animadas fue en una película ambientada en Japón…
-No sabía
-En serio, en Tokio, nunca pensé que iban a llegar a Chile. Salía un dinosaurio gigante cruzando la pared de cristal de un rascacielos.
-¿Qué tipo de dinosaurio?
-Un Braquiosaurio de cuello largo-, imite con el brazo la forma del cuello del monstruo.
-Chile se parece a Japón…-, acotó Julieta.
-¿En serio?
-En serio, sobre todo Temuco.
Le sonreí, pensé en Temuco, en Hiroshima, en Nagazaki, en Temuco de nuevo. El volcán Llaima igual se parece al Monte Fuji. Miré a mi hija, la cara de Julieta cada vez era más parecida a la de un personaje de animé.
Todas las luces del edificio del otro lado de la calle estaban apagadas, la gente duerme temprano en Santiago.
-Te conté que mi primer departamento estaba acá enfrente-, le dije a mi hija mientras bajaba las cortinas.
-Mil veces-, cortó mi hija mientras cambiaba canales con el control remoto apuntando en directo al gran televisor.
-El ochocientos cinco….-, hable solo.
-Papá.
-Si…
-¿Qué harías con un millón de dólares?


23:40
“HAZ VISTO UNA PELICULA que se llama “For Love of the Game”, me dijo hace cada vez más tiempo, Colin, poco antes que me casara con Miranda. “Es de Sam Raimi, creo que está en video y que acá le pusieron “Por Amor”, o algo así”. Debo haberle contestado que no, porque me acuerdo que insistió en que la viera. Poco tiempo después me regaló una copia en VHS, según él era la última película con la cual había llorado y una de las historias claves para entender el rol del hombre en el mundo. En verdad nunca entendí que quiso decirme y para ser honestos, la película no me gustó mucho. Bueno, nunca pasé a Kevin Costner así que los anticuerpos venían de antes que la viera, aunque hay que reconocer que nunca estaba de mas ver a Kelly Preston –la única rubia del cine adolescente de los ochenta que maduró con dignidad- encarnando a una madre soltera cuarentona y sexy y a Jena Malone en uno de sus primeros grandes papeles.
Colin quería ser como Billy Chapel, el personaje de Costner, un tipo en el inicio del atardecer de su vida, el mejor beisbolista de todos los tiempos, dispuesto a sacrificar todo, incluyendo a la mujer de su vida, con tal de acabar su carrera en lo más alto. Su error, claro, fue arrepentirse a ultima hora, cuando el fantasma de la posibilidad de quedarse solo lo hace apartar su amor por el juego y optar por el amor hacia una mujer. Ahí Chapel flaquea y según mi amigo se va a la cresta. Para Colin los hombres estabamos desde que nacemos destinados a hacer grandes cosas, es un camino que nos da Dios o quien sea que este arriba y que nosotros lo administramos tomando decisiones. Y estas decisiones son los peajes a la excelencia. La cantidad de sacrificios y de costos que tomemos es proporcional a los exitos. En la película Chapel llega tan alto porque centra sui esfuerzo en su amor hacia el Béisbol, dejando para un tercer lugar la opción de quedarse con una mujer, establecerse y hacer familia. Cuestión que solo abraza al fin de su carrera. O casi al fin, porque según la teoría de Colin, de haber dejado que Jane (el personaje de Kelly Preston) se fuera a Londres, Chapel habría logrado ser más grande que la vida.
-Chapel no existe, lo inventó Sam Raimi-, le dije.
-No, lo inventó un novelista, la película esta basada en un libro muy exitoso. Pero al final da lo mismo que Chapel haya o no haya existido, lo importante es ver como fue un tipo que tomó las decisiones correctas para ser grande.
-No como yo, que decidí casarme y hacerme responsable de mi hija.
-Tu lo dijiste.
Debo haberme enojado con Colin ese día. Nunca le gustó que me casara con Miranda, tampoco que decidiéramos tener a Julieta. Cuando le conté que habíamos decidido tenerla no me dijo nada, salvo enumerarme los contras de criar un hijo en la edad en que podemos alcanzar lo que queramos. Para él, comprometerse a los veinte era arruinarse el futuro. O a lo más bajar las revoluciones en el motor, parando el acelerador.
-Quieres ser escritor-, cierto.
No le contesté.
-Elejiste tener una hija, mataste al escritor. Quizás, sólo quizás, acabes escribiendo un libro, pero no va a ser ni la mitad de bueno que si lo hicieras estando solo.
También me enoje con Colin en esa ocasión. Tampoco le respondí. De algún modo sabía que tenía razón. De hecho la tuve, nunca escribí mi libro.
En la vida según Colín Campbell, el único modo de ser exitoso era trabajando sólo, encerrado consigo mismo, amándose en defensa propia con la misma fuerza con la que queremos lo que hacemos. Y aunque lo parecía esto tenía poco de machista, de hecho no pocas veces sostuvo que el real enemigo de la mujer en su desarrollo personal no era el hombre o la famosa falocracia de las feministas, sino el deseo de casarse, tener hijo y todo eso. Exorcisar el inexistente fantasma a la soledad era el único medio para conquistar el mundo, la soledad parta Colin era pura potencia. Por eso nunca le conocí una novia oficial, por eso fue como fue con Igriega.
-El día que me enamore, me pego un tiro-, me dijo en una ocasión. Pensé que estaba bromeando.
Asi como Billy Chapel amaba el béisbol, Colin Campbell amaba la arquitectura. Es verdad lo echaron de la escuela y el colegio de la orden hasta el día hace todo lo posible porque no asocien a mi difunto amigo con ellos. Pero la verdad es que Colin la amaba. Tal vez no toda la arquitectura, tal vez no la arquitectura que enseñan en las universidades, pero si su visión personal de ella, su propia versión especial de la disciplina. “For love to the Architecture”, podría titularse su director´s cut de la película de Costner y Raimi.
Una vez me contó que decidio estudiar arquitectura a los 15 años, cuando lo echaron del Grange School y entró a terminar 3° Medio en el Liceo Lastarria. Las razones por las cuales lo expulsaron del colegio nunca las he tenido claras, pero se que tuvieron que ver con unos dibujos, unas caricaturas protagonizadas por determinados profesores que hizo públicas de alguita forma. En ese momento se dio cuenta que su arte era capaz de hacer reaccionar a las personas, que a través de sus dibujos iba a ganarse la vida. Siempre fue bueno para diseñar y rayar cosas. Los barcos que le dibujaba a su abuelo cuado era chico, las copias de los personajes de cómics que fue haciendo luego, su viaje a Escocia a los 13 años cuando en lugar de sacar fotos se lo dibujó todo. Una vez me contó que el estar en el Lastarria lo hizo descubrir Santiago, sus bellezas y atrocidades. Antes de ese descubrimiento la ciudad había sido para el apenas un escenario para sus historias, sus personajes que imitaban a los de marvel y DC, ahora en cambio podía darse cuenta que Santiago de Chile era un personaje en si, un alguien que había que arreglar para convertirlo en una entidad grandiosa y poderosas. Santiago tenía potencial pero estaba desordenado, sobre maquillado, tajeado por decisiones urbanísticas erradas y aberrantes. Empezó a estudiar ciudades, a dibujar edificios y trazar ideas de cómo cambiar Santiago. El paso del Grange al Lastarria no solo significo un cambio de colegio, también de universo y de obsesión. Sus sueños infantiles de convertirse en dibujante para Marvel quedaron archivados, reemploazados por la decisión de convertirse en el arquitecto definitivo de Santiago de Chile. A partir de entonces inició una cruzada personal para encontrar el perdido estilo arquitectónico de Santiago a través de lo que empezó a denominar estilo Campbell. Una vez me mostró todos los blocks de dibujos que vino juntando desde su epoca en el Lastarria. Sus ideas eran raras, visionarias y grandiosas. Grandilocuentes a lo nazi, con perdón, imposibles de hacer pero si de soñar. La arquitectura de Colin tenía mucho que ver con su fascinación por los superhéroes y toda esa historia de la Sociedad de Extraordinarios Sanmtiaguinos que inventó mas tarde y que protagonizamos sus amigos. Porque el Santiago que soñó Colin en su adolescencia era más una ciudad para mundos de historietas que para un universo real. La metropolis para los Extraordinarios Santiaguinos.
Un arquitecto es lo más parecido a un superhéroe, era una de las teorías de Colin. El fin ultimo del superhéroe es el de ordenar el mundo, a través de la erradicación del mal y la imposición de la paz universal. El fin último de un arquitecto también es ordenar su mundo, erradicando el desorden y la fealdad e imponiendo el deleite de las formas. Por lo mismo así como cada superhéroe opera en una ciudad –Superman en Metropolis, por ejemplo-, cada arquitecto debe hacerlo en la suya. Para Colin resultaba impensable que un arquitecto egresado de la Universidad de Concepción trabajara en Santiago. Atentaba contra su naturaleza como ordenador de las cosas. Su deber era quedarse en Concepción, del mismo modo como Gaudí lo había hecho en Barcelona, aunque él odiaba Gaudí. Por lo mismo decidió estudiar arquitectura en Santiago, a pesar de la insistencia de su abuelo que lo hiciera en Valparaíso. Si hubiera querido dedicarse a la arquitectura naval o a la transformación del puerto, si, encantado hubiera aceptado la sugerencia del patriarca de los Campbell de radicarse en Valparaíso, pero Colin tenía planes, grandes planes para Santiago. No iba a abandonar sus calles. Pero había un gran enemigo, en las universidades no sabían educar a los arquitectos en su real naturaleza, mas que ordenadores criaban desordenadores.
Colin tenía héroes en la arquitectura. Modelos a seguir, no a imitar porque el siempre fue enemigo de la imitación, pero crepia firmemente en la admiración, en el discipulaje como decía él, lástima que ninguno de sus maestros estuviera vivo. Hablaba de un tal Nicholas Hawsksmoor, un arquitecto londinense al cual le encargaron construir una serie de iglesias en la capital inglesa a fines del siglo XIV. Hawksmoor era un hombre extraño, adoctrinado en creencias francazasónicas y acabo levantando alrededor de Londres una serie de iglesias llenas de símbolos que poco y nada tenían que ver con el cristianismo y si con cultos solares, dionisiacos e incluso atlánticas desarrollados pñor ciertas logias iniciáticas. Hawksmoor supo disfrazar en una petición municipalidad su idea del orden para el mundo, sus postulados y su creencias. Colin no tenía mucho que ver con ellas, pero si con la idea de la obsesdión arquitectónica como forma de imponer el ordenamiento del universo. Hawksmoor, mitad vidente, mitad arquitecto, parecía más una figura de la literatura fantástica pero de algún modo su obra había sido clave en la construcción de la identidad arquitectónica que una ciudad como Londres ha sabido abanicar por siglos y siglos.
Varias veces mew habló de que el sello Hawksmoor sólo era equiparable a lo que William Van Alen hizo en Nueva York. Discutible porque mientras el arquitecto inglés plago su capital de iglesias “solares”, Van Alen solo levantó un símbolo en el Manhattan de los años treinta, un símbolo que sin embargo se convirtió en poaradigma de todo lo grande que levantó la arquitectura durante el siglo XX: El Edificio Chrysler, una obra que valió por miles. Da lo mismo que el Sr. Chrysler haya querido el edificio más alto del mundo y este haya durando apenas un par de meses hasta el alzamiento del Empire State, nada ni nadie se puede comparar a la aguja del Chrysler, la absoluta maravilla del siglo pasado. Colin estuve en Nueva York un par de veces y en ambas ocasiones dedico horas a examinar cada detalle del Chrysler, a dibujarlo, a fotografiarlo, a admirarlo en todo el poder sustantivo de la palabra. Van Alen hizo tramapa, Van Alen estafó a todo el mundo para levantar el Chrysler, pero al final había ganado. Su obra, el más hermoso rascacielos jamás construido le habpia regalado una de las mayores identidades arquitectónicas de todos los tiempos. Colin adoraba al Chrysler con la misma fuerza que detestaba esa ridícula copia que un arquitecto del montón había alzado en el barrio del Golf. Todos los arquitectos idolatraban el Chrysler, pero pocos lo entendían, porque para hacerlo había que comprender la forma de Van Alen y de modo absolutamente conexo la de Hawskmoor.
-Van Alen hizo a la arquitectura del mundo real lo que Cyrus Pinkney a la de la ficción-, supongo que alguna vez me dijo, pero mentiría si asegurara que fueron sus palabras exactas. Pinkney era un personaje que apareció en una historia de Batman del año 92, un diseñador loco, obsesionado con el carácter bíblico y justo de las construcciones, que según el escritor Alan Grant había diseñado Gotham City. Para Colin una de las mas grandes ideas que el cpomic jjamas había gestado, porque en el personaje de Pinkney se conjugaban los conceptos e ideas de orden urbano de tanto de Hawksmoor y Van Allen como de Kulcsweski y Ruiz-Torres, los mayores genios de la historia arquitectónica nacional.
Aunque la figura de Victor Ruiz-Torres siempre fue su favorita, no dejaba de influir negativamente el hecho de que nunca hubiera logrado levantar uno de sus edificios, quedando sus ideas arquitectónicas relegadas a dibujos y planos celosamente guardados en la biblioteca de la Escuela de Arquitectura de la Católica en Lo Contador. Tal vez Colin temía que su destino fuer parecido al de este diseñador loco y autodidacta, muerto en 1949 que pasó su vida pintando y armando el Santiago perfecto, uno plagado de torres en el centro, grandes estatuas flanqueando la entrada a Providencia, casas con un estilo propio e inmensos parques en mitad de la nada buscando el verde del mismo modo como el Parque Central lo había hecho con Manhattan. Los dibujos de Ruiz-Torres se parecían a los suyos, esto a pesar de que cuando Colin empezó a hacerlos, ignoraba la existencia de esta figura extraña y casi maldita de la historia arquitectónica nacional. Las ideas de Ruiz-Torres eran inaplicables a menos que se volara la mitad de la ciudad, a menos que se invirtiera en derrumbar la fealdad. Motor que como todos sabemos también terminó movilizando a Colin.
El caso de Luciano Kulcsweski era distinto, al contrario que Ruiz-Tagle el si había logrado instaurar su sello, su modo de orden en la ciudad. La forma de Kulcsweski fue a Santiago lo que las iglesias de Hawsksmoor al Londres, la única muestra concreta de identidad arquitrectónica autóctona, un neogótico, un art-nouveau con reglas mas que chielanas, santiaguinas. Colin estaba seguro de que de haber tenido inversores, Kulcsweski habría podido levantar un edificio tan emblemático y majestuoso como el Chrysler neoyorquino. No una mala copia, sino un equivalente, un portal a una dimension propia, la dimensión de Santiago de Chile. Pero la arquitectura mala olvida su belleza y la obra de Kulcsweski si bien ha sido celebrada, también ha sido humillada e ignorada. Los que han hecho Santiago han profetizado su desorden y su caos, decía mi amigo, si nos estamos llenando de delicuencia y violencia es porque la ciudad que nos han dado es violenta en sus formas. El orden que un Kulcsweski intento darnos ha sido ignorado y pasado por alto, dijo más de una vez. Y de algún modo el hecho de que el edificio más odiado por colin, la malograda Torre de la Telefónica levantara su “amorfismo” donde alguna vez estuvo la mayor de las casas Kulcsweski en Plaza Italia , resultó ser absolutamente significativo para lo que irónicamente se ha definido como legado arquitectónico de Colin Campbell. Porque nos guste o no, lo que Colin hizo fue básicamente por su amor a la arquitectura, el movimiento final de su pasión. Si billy chapel habia optado por el camino normal en el momento que pudo pasar de estrella a supernova absoluta, Campbell tomó el contrario, el de la inmortalidad a costa de cualquier precio. No me entiendan mal, pero se, con la distancia que lo que Colin hizo tiene que ver mas con una pasión hacia Santiago que por un anhelo a hacerle daño.
-En verdad “Por Amor” nunca fue buena-, me confesó poco antes de su muerte, - pero tu sabes que entre muchas cosas, también amo las historias de Béisbol -, era verdad. -Si en Chile jugáramos más Béisbol y menos Fútbol seríamos indiscutidamente mejores personas.

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