EL HORROR DE BERKOFF: UN PUEBLITO LLAMADO SALISBURY
Salisbury fue fundada como un fuerte de avanzada militar por el comandante Bernardo Muñoz Vargas, bajo una orden del coronel Gregorio Urrutia, el 28 de marzo de 1881, durante el proceso conocido como pacificación de la Araucanía. Sobre este respecto debe agregarse una segunda versión, la que sostiene que Muñoz Vargas era el segundo en la expedición al mando del capitán Arturo Blackwood, un uniformado veterano de la primera campaña de la Guerra del Pacífico en 1879. Sin embargo, las pruebas y documentos que apuntan a Blackwood como fundador son considerablemente menores que los que respaldan a Muñoz Vargas, más que nada por las extrañas circunstancias que rodean la muerte de Blackwood, quien se ahorcó en las cercanías del fuerte tras una serie de episodios, que los cronistas de la época, describieron como de inestabilidad mental.
La empalizada fue levantada en el llano superior de una meseta junto a la rivera sur del río Traiguen, en lo que entonces eran territorios del cacique Mariluán, quien dio una dura batalla contra los recién llegados, quemando la avanzada en un par de ocasiones durante 1882. Mariluán y sus hombres serían finalmente capturados por los pacificadores y colgados en la plaza del fuerte, exhibidos luego en la torre más alta como un modo de amedrentar a los salvajes que intentaran vengar a su líderes.
El nombre con el cual fue conocido la ciudad en sus primeros años fue Victoria, en honor a los éxitos de la campaña chilena durante la Guerra del Pacífico. En 1885 comenzó la llegada de pobladores que fueron extendiendo la incipiente ciudad hacia el sur a través de un trazado de damero, con calles rectilíneas. Las orientadas de norte a sur recuerdan con sus nombres a batallas de la campaña chilena en Perú, mientras que las de oriente a poniente rememoran a los jefes políticos en aquel conflicto.
Siendo un pequeño pueblo de la Frontera, Salisbury (entonces llamado Victoria) recibió el impulso de muchas familias europeas que llegaron a colonizar la zona, provenientes especialmente de Suiza, Alemania, Francia e Inglaterra, razón por la actual es una de las pocas localidades nacionales con mayor población de fe protestante que católica. En el último censo (2002) el 80% de los Salisburences se identificaron como practicantes de alguna fe evangélica, siendo sólo un 20% participantes de la religión apostólica y romana. Así no es raro que el más grande y prestigioso colegio particular de la ciudad, y de la zona, el Instituto Bautista Pastor Ivan Buchman, sea un establecimiento de fe evangélica que nació al amparo de un centro de formación teológica para pastores y profesores de esta religión.
El 26 de octubre de 1890 el presidente José Manuel Balmaceda inauguró la extensión del ferrocarril entre el Viaducto del Malleco y el fuerte–ciudad de Victoria, impulsando desde la flamante estación de la localidad el despliegue de vías férreas hacia el sur, hasta Temuco y hacia el oeste (Traiguen) y la zona cordillerana (Curacautín y Lonquimay). Para tamaña empresa se contrataron los servicios del ingeniero belga Gustave Verniory, quien se encargó de superar los numerosos ríos construyendo una serie de reconocibles puentes de hierro diseñados en los talleres de Eiffel, motivo por la cual no es complicado ver una similitud entre la famosa torre parisina del mismo nombre y viaductos de Verniory, como los puentes Quino, el Salto y Quillen, aún en pie.
Pero junto con la inauguración del servicio ferroviario, el 26 de octubre de 1890, el Presidente Balmaceda decretó que se cambiara el nombre de la ciudad de Victoria a Estación Salisbury, como una forma de reconocer la valiosa ayuda del primer ministro inglés, Lord Salisbury, durante la Guerra del Pacífico. Lord Robert Arthur Talbot Gayscone-Cecil, tercer marqués de Salisbury, fue un destacado hombre de negocios y político británico durante la segunda mitad del siglo XIX. En 1879, Salisbury dirigía la oficina de asuntos exteriores del gobierno inglés y como tal estaba a cargo de mantener los intereses de la corona en los yacimientos salitreros de Atacama. Al estallar el conflicto entre Chile, Perú y Bolivia, intentó mediar por una salida pacífica, pero al no conseguirlo ofreció todo su apoyo a la campaña chilena. Esto se materializó en el constante intercambio de armas y buques de combate que condujo a la rápida victoria de Chile en el enfrentamiento trinacional. En 1885 Lord Salisbury asumió como Primer Ministro Inglés, siendo reelegido en 1886, cargo que ostentó hasta 1892. A modo de anécdota, muchos autores han apuntado a Lord Salisbury como uno de los mayores representantes de la masonería inglesa, siendo además referido como fundador de la sociedad secreta conocida como Orden Hermética del Amanecer Dorado, o Golden Dawn, en la cual participaron personalidades como el escritor Bram Stoker (autor de Drácula) y el esotérico Aleistar Crowley.
En noviembre de 1890, Balmaceda en persona escribió una carta a Lord Salisbury contándole que el sur del país se había refundado una ciudad con su nombre, la misiva nunca tuvo respuesta. Durante sus primeros años de nueva vida, la localidad fue nombrada y conocida como Estación Salisbury, pero con el avance del siglo XX la palabra Estación fue desapareciendo en favor de Salisbury a secas, como es nombrada hasta el día de hoy.
El fuerte Victoria original fue destruido en un extraño incendio en 1891 y los terrenos comprados por el ejercito para construir la cárcel de la ciudad, sin embargo este edificio fue levantado finalmente al oriente de las vías férreas, en el barrio que hasta el día de hoy es conocido como Pueblo Viejo Bajo. En 1905, las tierras del fuerte fueron vendidas a un rico colono alemán llamado Ezequiel Berkoff, quien ese mismo año fundó en Salisbury la Iglesia Misionera y Bautista de Chile. Berkoff, tras limpiar el lugar, que curiosamente es el punto más elevado de la ciudad, mandó a plantar un parque con especies arbóreas de la zona y otras importadas desde el viejo continente, ordenando que se dejara un gran espacio libre al medio para levantar su casa, una fastuosa mansión de madera, cuya construcción se inició en 1908, la cual intentaba replicar el estilo imperante en Europa en esos años, a través de una atrevido estilo que fundía el neogótico con el art decó, detalle que finalmente convertiría el palacete en el edificio más representativo de Salisbury. Por razones bastante obvias, el lugar fue conocido como Casa Berkoff, hasta que en 1961 un incendio consumió la mitad de la mansión y buena parte del parque, dejando en pie solo el vestíbulo, el frontis y la torre. Desde entonces los Salisburiences se refieren al lugar como Esquina Berkoff, algunos creen que está embrujado.
El detalle final no es gratuito, ya que desde su fundación, Salisbury ha sido un lugar con una contundente mitología popular de hechos insólitos y eventos sobrenaturales, como raptos de niños, mutilaciones de ganado y supuestas apariciones de seres de ultratumba, que han convertido a la ciudad en una de las favoritas de los cazadores de misterios. Una de las leyendas más particulares hace referencia a la caída de “una estrella” en 1938, alrededor del cercano cerro Adencul (15 kilómetros al poniente), un lugar sagrado para los mapuches de la región. No son pocos los lugareños que por años han asegurado que el impacto no se debió a un meteorito, sino a un Objeto Volador No Identificado (Ovni) o platillo volador, existiendo incluso vecinos que han declarado a ufólogos, como al investigador español J.J.Benitez, quien visitó Salisbury en 1996, haber visto cadáveres de pequeños seres grises que entonces fueron llevados a la morgue del viejo Hospital San Luis (incendiado en 1966 y reemplazado por el actual Hospital Provincial de Salisbury). Quienes apoyan esta historia se defienden apuntando que en el lugar de la colisión no se encontró un cráter, como los que habitualmente dejan los aerolitos, detalle que conecta este mito con el conocido caso Tunguska, sucedido en Sibería (Rusia) el 30 de junio de 1908.
La empalizada fue levantada en el llano superior de una meseta junto a la rivera sur del río Traiguen, en lo que entonces eran territorios del cacique Mariluán, quien dio una dura batalla contra los recién llegados, quemando la avanzada en un par de ocasiones durante 1882. Mariluán y sus hombres serían finalmente capturados por los pacificadores y colgados en la plaza del fuerte, exhibidos luego en la torre más alta como un modo de amedrentar a los salvajes que intentaran vengar a su líderes.
El nombre con el cual fue conocido la ciudad en sus primeros años fue Victoria, en honor a los éxitos de la campaña chilena durante la Guerra del Pacífico. En 1885 comenzó la llegada de pobladores que fueron extendiendo la incipiente ciudad hacia el sur a través de un trazado de damero, con calles rectilíneas. Las orientadas de norte a sur recuerdan con sus nombres a batallas de la campaña chilena en Perú, mientras que las de oriente a poniente rememoran a los jefes políticos en aquel conflicto.
Siendo un pequeño pueblo de la Frontera, Salisbury (entonces llamado Victoria) recibió el impulso de muchas familias europeas que llegaron a colonizar la zona, provenientes especialmente de Suiza, Alemania, Francia e Inglaterra, razón por la actual es una de las pocas localidades nacionales con mayor población de fe protestante que católica. En el último censo (2002) el 80% de los Salisburences se identificaron como practicantes de alguna fe evangélica, siendo sólo un 20% participantes de la religión apostólica y romana. Así no es raro que el más grande y prestigioso colegio particular de la ciudad, y de la zona, el Instituto Bautista Pastor Ivan Buchman, sea un establecimiento de fe evangélica que nació al amparo de un centro de formación teológica para pastores y profesores de esta religión.
El 26 de octubre de 1890 el presidente José Manuel Balmaceda inauguró la extensión del ferrocarril entre el Viaducto del Malleco y el fuerte–ciudad de Victoria, impulsando desde la flamante estación de la localidad el despliegue de vías férreas hacia el sur, hasta Temuco y hacia el oeste (Traiguen) y la zona cordillerana (Curacautín y Lonquimay). Para tamaña empresa se contrataron los servicios del ingeniero belga Gustave Verniory, quien se encargó de superar los numerosos ríos construyendo una serie de reconocibles puentes de hierro diseñados en los talleres de Eiffel, motivo por la cual no es complicado ver una similitud entre la famosa torre parisina del mismo nombre y viaductos de Verniory, como los puentes Quino, el Salto y Quillen, aún en pie.
Pero junto con la inauguración del servicio ferroviario, el 26 de octubre de 1890, el Presidente Balmaceda decretó que se cambiara el nombre de la ciudad de Victoria a Estación Salisbury, como una forma de reconocer la valiosa ayuda del primer ministro inglés, Lord Salisbury, durante la Guerra del Pacífico. Lord Robert Arthur Talbot Gayscone-Cecil, tercer marqués de Salisbury, fue un destacado hombre de negocios y político británico durante la segunda mitad del siglo XIX. En 1879, Salisbury dirigía la oficina de asuntos exteriores del gobierno inglés y como tal estaba a cargo de mantener los intereses de la corona en los yacimientos salitreros de Atacama. Al estallar el conflicto entre Chile, Perú y Bolivia, intentó mediar por una salida pacífica, pero al no conseguirlo ofreció todo su apoyo a la campaña chilena. Esto se materializó en el constante intercambio de armas y buques de combate que condujo a la rápida victoria de Chile en el enfrentamiento trinacional. En 1885 Lord Salisbury asumió como Primer Ministro Inglés, siendo reelegido en 1886, cargo que ostentó hasta 1892. A modo de anécdota, muchos autores han apuntado a Lord Salisbury como uno de los mayores representantes de la masonería inglesa, siendo además referido como fundador de la sociedad secreta conocida como Orden Hermética del Amanecer Dorado, o Golden Dawn, en la cual participaron personalidades como el escritor Bram Stoker (autor de Drácula) y el esotérico Aleistar Crowley.
En noviembre de 1890, Balmaceda en persona escribió una carta a Lord Salisbury contándole que el sur del país se había refundado una ciudad con su nombre, la misiva nunca tuvo respuesta. Durante sus primeros años de nueva vida, la localidad fue nombrada y conocida como Estación Salisbury, pero con el avance del siglo XX la palabra Estación fue desapareciendo en favor de Salisbury a secas, como es nombrada hasta el día de hoy.
El fuerte Victoria original fue destruido en un extraño incendio en 1891 y los terrenos comprados por el ejercito para construir la cárcel de la ciudad, sin embargo este edificio fue levantado finalmente al oriente de las vías férreas, en el barrio que hasta el día de hoy es conocido como Pueblo Viejo Bajo. En 1905, las tierras del fuerte fueron vendidas a un rico colono alemán llamado Ezequiel Berkoff, quien ese mismo año fundó en Salisbury la Iglesia Misionera y Bautista de Chile. Berkoff, tras limpiar el lugar, que curiosamente es el punto más elevado de la ciudad, mandó a plantar un parque con especies arbóreas de la zona y otras importadas desde el viejo continente, ordenando que se dejara un gran espacio libre al medio para levantar su casa, una fastuosa mansión de madera, cuya construcción se inició en 1908, la cual intentaba replicar el estilo imperante en Europa en esos años, a través de una atrevido estilo que fundía el neogótico con el art decó, detalle que finalmente convertiría el palacete en el edificio más representativo de Salisbury. Por razones bastante obvias, el lugar fue conocido como Casa Berkoff, hasta que en 1961 un incendio consumió la mitad de la mansión y buena parte del parque, dejando en pie solo el vestíbulo, el frontis y la torre. Desde entonces los Salisburiences se refieren al lugar como Esquina Berkoff, algunos creen que está embrujado.
El detalle final no es gratuito, ya que desde su fundación, Salisbury ha sido un lugar con una contundente mitología popular de hechos insólitos y eventos sobrenaturales, como raptos de niños, mutilaciones de ganado y supuestas apariciones de seres de ultratumba, que han convertido a la ciudad en una de las favoritas de los cazadores de misterios. Una de las leyendas más particulares hace referencia a la caída de “una estrella” en 1938, alrededor del cercano cerro Adencul (15 kilómetros al poniente), un lugar sagrado para los mapuches de la región. No son pocos los lugareños que por años han asegurado que el impacto no se debió a un meteorito, sino a un Objeto Volador No Identificado (Ovni) o platillo volador, existiendo incluso vecinos que han declarado a ufólogos, como al investigador español J.J.Benitez, quien visitó Salisbury en 1996, haber visto cadáveres de pequeños seres grises que entonces fueron llevados a la morgue del viejo Hospital San Luis (incendiado en 1966 y reemplazado por el actual Hospital Provincial de Salisbury). Quienes apoyan esta historia se defienden apuntando que en el lugar de la colisión no se encontró un cráter, como los que habitualmente dejan los aerolitos, detalle que conecta este mito con el conocido caso Tunguska, sucedido en Sibería (Rusia) el 30 de junio de 1908.
Etiquetas: El Horror de Berkoff
2 Comentarios:
A pesar de muchas discusiones sobre el fundador de Victoria, el autor de este artículo tiene razón. El fundador indiscutido es Bernardo Muñoz Vargas.
Comenze hoy el libro y me agarró. Ya quiero ir a Victoria a conocer el lugar
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