FORTEGAVERSO: DAN BROWN POR FUGUET

domingo, octubre 04, 2009

DAN BROWN POR FUGUET


1. Sucedió así, de casualidad, sin planearlo. No estaba al tanto. O lo estaba, pero este dato -este conocimiento, como diría Dan Brown- estaba muy, muy escondido en mi inconsciente. Cuando el 15 de septiembre, transpirado por la humedad de la zona semiurbana de Raleigh-Durham-Chapel Hill, North Carolina, ingresé al frío acondicionado de una inmensa librería Barnes and Noble, no sabía que ese 15 de septiembre era el día que Dan Brown contraatacaba.

¿En qué mundo vivo? Y eso que me siento parte del mundo literario. ¿O es que Dan Brown no es del mundillo? ¿Lo soy yo acaso?

Mi misión era clara y nada tenía que ver con El símbolo perdido (como se llamará el libro en español y que llegará sospechosamente rápido y traducido vía Planeta, que desembolsó no poco para tenerlo, entre otras partes, en la próxima Feria del Libro de Santiago, donde seguro arrasará o intentará hacerlo). Tenía sólo 45 minutos para dar con los libros que buscaba. Andaba con sus nombres anotados en una libretita. Dan Brown no figuraba en ella. De un tiempo a esta parte, quizás de esnob, de arrogante, de elitista, no leo ni premios Nobel ni novelas que siempre debutan en el número uno ni autores que arman sagas o cuyos nombres siempre están escritos con el mismo font o cuya cara fotoshopeada es la base de la campaña de marketing.

El local parecía estación de metro post Transantiago a las 19 horas. ¿Qué hacía yo ahí? Por un momento, me sentí un espía. Esta era la fiesta Brown y yo ni había visto las dos películas de Tom Hanks. Estaba ahí de paso, de regreso de la Universidad de Duke donde estaba dando una charla acerca de losers y perdidos. Era una parada rápida rumbo al aeropuerto para tomar un avión a Miami donde conectaría a Santiago.

Me fui directo a ficción. Casi todo lo que realmente quería no estaba. Amables, como siempre, unos jubilados con poleras-con-cuello verde me ofrecieron encargarme los libros: la biografía de Richard Yates, la autobiografía del hijo de Kurt Vonnegut, un par de novelas negras de Jim Thompson.

Lo que sí había era Dan Brown.

The new Dan Brown.

Hoy era el día que tantos millones de lectores (menos yo) estaban esperando. Afiches, displays y miles y miles de ladrillos color dorado, con el Capitolio de los Estados Unidos como ícono en la portada, la misma tipografía y estética de esa novela/novelilla/pasquín/monstruo/blockbuster/thriller llamado El Código Da Vinci. Para los que ingresaban a la librería, el descuento del 30% no era menor. Para los que tenían una tarjeta de socios de la megalibrería, el ahorro era más de 47%, llegando a US$ 16.07 por la voluminosa y nada liviana novela. ¿O quizás es mejor tildarla de libro no más?

La fila es larga, me quedan pocos minutos, debo llegar al aeropuerto. En esta fila casi todos son hombres y parecen ser los inspiradores de los dibujos de Family Guy. Buena parte, además, son blancos y algo fofos y tienen esa cara de "nada/buena persona" que posee el propio hombre responsable de esta verdadera locura controlada que es la librería en este 15 de septiembre, el día que Dan Brown lanza al mercado anglo The Lost Symbol, la novela que intentará -dudo que lo ogre- superar el ya célebre e infame, adorado y despreciado Código Da Vinci. Todos en la fila tienen un ejemplar, algunos dos. Yo tengo un par de Philip Roth antiguos que tapo con un ejemplar de The New Yorker.

Por algún motivo me siento mal.

Observado.

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