APRENDIENDO A VOLAR
En pocas semanas se estrena en Chile "La Marcha del Emperador", un espléndido viaje visual al interior del mundo de los pinguinos. Para ir calentando motores, nada mejor que recordar "Tocando el Cielo" otro recorrido físico y moral por el mundo de las aves.
Publicado originalmente en Wiken, El Mercurio, el viernes 1 de abril del 2005.
Tocando el Cielo
Usando el arco de la migración de los cisnes europeos al círculo polar, Tocando el Cielo es un bellísimo ejercicio de cine por cine, que lleva las cámaras al corazón más profundo del mundo de las aves. Colibríes, pingüinos, águilas calvas, garzas y grullas, entre otras especies emplumadas, son retratadas en primera persona por Jacques Perrin, Jacques Cluzaud y Michel Debats, responsables del galardonado Microcosmos (1996). Así, las cámaras y equipos de Perrin y sus socios terminan convirtiéndose en ojos de un mundo fascinante y ultraterreno. El filme, que se presenta como documental, es en realidad una experiencia sensorial que nos hace despegar hasta el mismo borde del cielo. Quizás lo más importante (e impactante) de Tocando el Cielo es el modo en que nos cuenta su historia sin necesidad de narrarla. Es verdad, la voz en off del actor y escritor francés Philipe Labró ayuda bastante a situar al espectador en el borde del trampolín, pero son las imágenes y la fotografía las que nos hacen saltar a la piscina y guían nuestro nado. Tocando el Cielo trata sobre el hecho de que la vida está hecha de promesas, las que se van cumpliendo a medida que vamos dando pasos. La promesa de caminar que lleva a un niño a aventurarse más allá de los brazos de su madre, la de amar que nos hace mirar a quienes nos rodean y así sucesivamente. En el caso del filme, la promesa que mueve el motor de su cuento es la de la supervivencia. Son aves en migración, aves que huyen de las inclemencias del tiempo sabiendo que allá, en el último lugar donde posarán sus alas, les aguarda la esperanza de seguir viviendo. Tocando al cielo es una metáfora visual que usa sus pájaros para hablarnos de esas pequeñas cosas importantes, extrapolables incluso a especies como la humana. Más que un documental, Tocando al Cielo es una película a secas, que hace que el espectador viva y disfrute del acto de volar. No hay moral educativa ni reflexiva acerca del mundo de las aves y su relación con el hombre, cada uno saca sus conclusiones si es que quiere hacerlo, lo importante acá es participar, ser protagonista del mundo de los cielos. Tocando al Cielo está en rotación por HBO con el nombre de Alas de Supervivencia, pero la experiencia de verla en cine es incomparable. Un filme básicamente bello. Muy bueno.
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