PROYECTO SYNCO... EN CERO UNO DE JUNIO
La internet de Allende
SYNCO, UN FUTURO QUE CASI FUE
El 11 de Septiembre de 1973, el golpe de estado propiciado por el general Augusto Pinochet, no sólo interrumpió la tradición democrática y republicana de Chile, también la posibilidad de que nuestro país se convirtiera en un polo de desarrollo tecnológico.
Porque el gobierno de la UP no sólo fue sinónimo de colas, paros y caos político. A nivel mundial fue una etapa en que Chile marcó pauta en cuanto a ciencias de la información.
Decir que Chile fue el segundo país donde funcionó Internet no es exagerado, es simplemente revelar un episodio inédito de nuestra historia reciente.
Suele decirse que de no haber ocurrido el golpe de Estado de 1973, la Unidad Popular habría conducido a Chile a un futuro oscuro, arruinado económicamente, un espejo del lado más feo de Cuba. Tal vez hubiera ocurrido así. O tal vez no, porque gracias a un revolucionario programa cibernético de control de la producción, el gobierno de Salvador Allende no sólo habría podido recuperar la economía, sino transformado a Chile en una de las primeras potencias del nuevo mundo tecnológico. Pero para entender esta historia y este proceso, es necesario hacer un repaso histórico a la continuidad de nuestro planeta durante la segunda mitad del siglo pasado.
A inicios de 1960, Estados Unidos y el mundo occidental contemplaban con horror como la Unión Soviética y sus Sputnik llevaban la delantera a nivel de comunicaciones. En plena administración Kennedy, se hablaba de que gracias a los satélites artificiales, en ese tiempo conocidos bajo el genérico de “sputniks”, Rusia no tardaría en controlar los flujos informativos del planeta. Y de ahí, el paso a dominar el mundo se veía corto. Con esa premisa, a principios de 1962, el ingeniero norteamericano J.C.R. Licklider ideó el concepto de una red de computadoras enlazadas entre si como una sola entidad a la cual bautizó con el rimbombante nombre de Galactic Net o Red Galáctica.
En Octubre de 1962, el departamento de defensa norteamericano a través de la agencia de investigación de proyectos avanzados, DARPA, puso sus ojos en la Red Galáctica de Licklider. Y así Licklider no tardó en involucrarse en un proyecto a nivel mayor, que con el paso del tiempo tomaría el nombre que la haría mundialmente famosa: ARPANET. Este proyecto planeaba básicamente usar una primaria red entre computadores para descentralizar, a través de múltiples caminos, la comunicación entre dos puntos. La ventaja estratégica de que los mensajes fueran enviados en fragmentos resultaba invaluable para el departamento de defensa norteamericano.
El 21 de noviembre de 1969 se activó el primer enlace de ARPANET. Se vincularon computadores entre las universidades de Stanford y UCLA. El 5 de diciembre de 1969, el resto de la red ya estaba funcionando y para 1970, ARPANET cruzó Estados Unidos de costa a costa. Un año después la suma de computadores conectados a esta red alcanzaba las 23 terminales. En 1971, lo que veinte años después sería conocido como Internet había nacido. El mismo año, Stafford Beer, un teórico e investigación británico, estrechaba la mano de Salvador Allende y se daba el vamos a un homólogo criollo de ARPANET: SYNCO.
Mientras ARPANET se trataba de un proyecto de ingeniería pura, de matemática aplicada. SYNCO partía de una idea multidisciplinaria, en la que se planeaba usar una red de máquinas imitando el funcionamiento orgánico y biológico del ser humano. ARPANET era comunicación entre computadores, la chilena SYNCO, una sociedad de usuarios “y” computadores. Mientras el desarrollo norteamericano partía y terminaba en las computadoras, la llamada “internet de Allende” partía y terminaba en las personas. Los computadores eran para la visión de Stafford Beer sólo un instrumento más, no “el instrumento”.
Académico y filósofo de profesión, Stafford Beer destacó tempranamente en el ámbito de la infomática.
El campo de trabajo de Beer se concentraba en la investigación operacional y la cibernética organizacional.
A mediados de los años 50, este inglés se había especializado en ambas áreas mientras trabajaban para la siderúrgica inglesa United Steel, para la cual creó el Grupo de Investigación Operacional y el Departamento de Cibernética.
Sus ideas quedaron planteadas en Cybernetic and Manegement, libro de cabecera en las ciencias de la informática, considerada una de las biblias de Internet
En 1961 Stafford Beer se independizó de United Steel decidido a dar forma a sus teorías. Así fue como fundó SIGMA, siglas en inglés de Ciencia en Gestión General. El propósito de SIGMA estaba en la gestión de proyectos de cibernética avanzada para mejorar los procesos de producción a nivel de empresas y países. Sin embargo, las ideas de SIGMA no tuvieron buena acogida. En Inglaterra y en el resto de Europa fueron vista con recelo, inviables desde el punto de vista práctico. Al otro lado del Atlántico, Beer tuvo aún menos suerte. Y es probable que, si bien sus ideas fueron escuchadas, estas fueran desechadas en favor de lo que se estaba trabajando en ARPANET. Hay algunos que agregan que esta indiferencia norteamericano, sirvió de tapadera a un plagio de conceptos nunca reconocido. Finalmente SIGMA, una idea desarrollada para el mundo capitalista, sería finalmente acogida por un gobierno socialista.
A mediados de 1960, un estudiante chileno, ingresaba como ayudante en SIGMA y de inmediato quedó deslumbrado por las teorías de Stafford Beer, su nombre: Fernando Flores.
SYNCO, UN FUTURO QUE CASI FUE
El 11 de Septiembre de 1973, el golpe de estado propiciado por el general Augusto Pinochet, no sólo interrumpió la tradición democrática y republicana de Chile, también la posibilidad de que nuestro país se convirtiera en un polo de desarrollo tecnológico.
Porque el gobierno de la UP no sólo fue sinónimo de colas, paros y caos político. A nivel mundial fue una etapa en que Chile marcó pauta en cuanto a ciencias de la información.
Decir que Chile fue el segundo país donde funcionó Internet no es exagerado, es simplemente revelar un episodio inédito de nuestra historia reciente.
Suele decirse que de no haber ocurrido el golpe de Estado de 1973, la Unidad Popular habría conducido a Chile a un futuro oscuro, arruinado económicamente, un espejo del lado más feo de Cuba. Tal vez hubiera ocurrido así. O tal vez no, porque gracias a un revolucionario programa cibernético de control de la producción, el gobierno de Salvador Allende no sólo habría podido recuperar la economía, sino transformado a Chile en una de las primeras potencias del nuevo mundo tecnológico. Pero para entender esta historia y este proceso, es necesario hacer un repaso histórico a la continuidad de nuestro planeta durante la segunda mitad del siglo pasado.
A inicios de 1960, Estados Unidos y el mundo occidental contemplaban con horror como la Unión Soviética y sus Sputnik llevaban la delantera a nivel de comunicaciones. En plena administración Kennedy, se hablaba de que gracias a los satélites artificiales, en ese tiempo conocidos bajo el genérico de “sputniks”, Rusia no tardaría en controlar los flujos informativos del planeta. Y de ahí, el paso a dominar el mundo se veía corto. Con esa premisa, a principios de 1962, el ingeniero norteamericano J.C.R. Licklider ideó el concepto de una red de computadoras enlazadas entre si como una sola entidad a la cual bautizó con el rimbombante nombre de Galactic Net o Red Galáctica.
En Octubre de 1962, el departamento de defensa norteamericano a través de la agencia de investigación de proyectos avanzados, DARPA, puso sus ojos en la Red Galáctica de Licklider. Y así Licklider no tardó en involucrarse en un proyecto a nivel mayor, que con el paso del tiempo tomaría el nombre que la haría mundialmente famosa: ARPANET. Este proyecto planeaba básicamente usar una primaria red entre computadores para descentralizar, a través de múltiples caminos, la comunicación entre dos puntos. La ventaja estratégica de que los mensajes fueran enviados en fragmentos resultaba invaluable para el departamento de defensa norteamericano.
El 21 de noviembre de 1969 se activó el primer enlace de ARPANET. Se vincularon computadores entre las universidades de Stanford y UCLA. El 5 de diciembre de 1969, el resto de la red ya estaba funcionando y para 1970, ARPANET cruzó Estados Unidos de costa a costa. Un año después la suma de computadores conectados a esta red alcanzaba las 23 terminales. En 1971, lo que veinte años después sería conocido como Internet había nacido. El mismo año, Stafford Beer, un teórico e investigación británico, estrechaba la mano de Salvador Allende y se daba el vamos a un homólogo criollo de ARPANET: SYNCO.
Mientras ARPANET se trataba de un proyecto de ingeniería pura, de matemática aplicada. SYNCO partía de una idea multidisciplinaria, en la que se planeaba usar una red de máquinas imitando el funcionamiento orgánico y biológico del ser humano. ARPANET era comunicación entre computadores, la chilena SYNCO, una sociedad de usuarios “y” computadores. Mientras el desarrollo norteamericano partía y terminaba en las computadoras, la llamada “internet de Allende” partía y terminaba en las personas. Los computadores eran para la visión de Stafford Beer sólo un instrumento más, no “el instrumento”.
Académico y filósofo de profesión, Stafford Beer destacó tempranamente en el ámbito de la infomática.
El campo de trabajo de Beer se concentraba en la investigación operacional y la cibernética organizacional.
A mediados de los años 50, este inglés se había especializado en ambas áreas mientras trabajaban para la siderúrgica inglesa United Steel, para la cual creó el Grupo de Investigación Operacional y el Departamento de Cibernética.
Sus ideas quedaron planteadas en Cybernetic and Manegement, libro de cabecera en las ciencias de la informática, considerada una de las biblias de Internet
En 1961 Stafford Beer se independizó de United Steel decidido a dar forma a sus teorías. Así fue como fundó SIGMA, siglas en inglés de Ciencia en Gestión General. El propósito de SIGMA estaba en la gestión de proyectos de cibernética avanzada para mejorar los procesos de producción a nivel de empresas y países. Sin embargo, las ideas de SIGMA no tuvieron buena acogida. En Inglaterra y en el resto de Europa fueron vista con recelo, inviables desde el punto de vista práctico. Al otro lado del Atlántico, Beer tuvo aún menos suerte. Y es probable que, si bien sus ideas fueron escuchadas, estas fueran desechadas en favor de lo que se estaba trabajando en ARPANET. Hay algunos que agregan que esta indiferencia norteamericano, sirvió de tapadera a un plagio de conceptos nunca reconocido. Finalmente SIGMA, una idea desarrollada para el mundo capitalista, sería finalmente acogida por un gobierno socialista.
A mediados de 1960, un estudiante chileno, ingresaba como ayudante en SIGMA y de inmediato quedó deslumbrado por las teorías de Stafford Beer, su nombre: Fernando Flores.
Lee el resto en Cero Uno
Etiquetas: Artículos propios, Futurología, Historia, Tecnomundo
2 Comentarios:
ésto es demasiado alucinante. Cada vez que lo pienso me sorprendo más. Chile es mágico. Otros países tienen que inventar sus mitologías, acá sólo hay que escarbar un poquito.
Además trabajó Gui Bonsiepe en el diseño industrial de la sala.
Que incorporó entre otras cosas dentro de las silla rotatorias un elemento nuevo "el teclado de telecomando", que para el Chile de la época era visto como algo de "secretarias" por lo que el equipo de Bonsiepe adicionó habitáculos para el piso sour y demases.
Salud(os)
Publicar un comentario
<< Página Principal