70 AÑOS DE LA GUERRA DE LOS MUNDOS
Alberto Rojas subió en EMOL, un especial dedicado a los 70 años de la versión radial de La Guerra de los Mundos por Orson Welles. Le pidió a varios buenos y capos amigos que escribieramos brevemente al respecto. Acá el especial interactivo, bajo esta línea un copypaste de mi colaboración.
WELLES O WELLS ES LA CUESTION
Welles o Wells, con todo el respeto que me merece, yo prefiero a Wells. Porque La Guerra de los Mundos según Welles no es lo mismo que La Guerra de los Mundos según Wells. Esta última inauguró la cultura de la "conspiranoia" y eso es un valor tanto de pop como de legado más grande que la vida misma. A fines del siglo XIX Wells escribió una buena muy novela de ci-fi, que al misamo tiempo funcionaba como una metáfora a los miedos foráneos que sentía la rígida sociedad victoriana. En este sentido nos es complicado realizar un paralelo entre esta obra y ese otro “tratado del miedo” que es Drácula de Bram Stoker. Pero a fines de la primera mitad del siglo XX, Wells robó la idea a Welles y la hizo universal, global, inyectando en la masa el horror de que alguien o algo nos vigilaba desde algún punto del universo. Y que antes que nos diéramos cuenta esa amenaza se dejaría caer sobre nosotros. Es verdad, autores como Lovecraft ya habían incursionado en el género del horror cósmico, pero HP y sus discípulos eran de nicho, de lectores fieles, no masivos. Wells tomó la idea y la llevó al barrio, a la ciudad, al obrero que no tenía idea que era la ci-fi y sin querer –o con querer- creó el miedo en su esencia contemporánea. Fue Wells el verdadero padre de los platillos voladores y del terror-siglo veinte que en occidente producía todo lo que viniera del cielo: bombarderos, misiles, bombas-A, Ovnis… Wells y su Guerra de los Mundos cambiaron el chip, a partir de esa raditrasmición los “paraísos celestiales” dejaron de estar poblados por ángeles y querubines, quienes cedieron su lugar a trípodes asesinos y bestiales seres hambrientos de sangre humana. Wells mató el sentido de esperanza que el cristianismo le dio al cielo, reseteándolo por miedo. Curioso, si uno piensa, La Guerra de los Mundos tiene mucho de ensayo de la futura guerra fría, con rusos y chinos en lugares de marcianos. La transmición de Welles es la madre de Roswell, de la ufología, de los X-Files, de Lost, de Fringe, de absolutamente todo lo que nos vuela la cabeza. Y del poder de los medios masivos para crear una mitología contemporánea, como los extraterrestres, acaso nuestro gran mito viviente. La Guerra de los Mundos de Welles es el nacimiento del horror contemporáneo, de la amenaza tecnológica, de esa idea obsesiva de que no estamos solos.
WELLES O WELLS ES LA CUESTION
Welles o Wells, con todo el respeto que me merece, yo prefiero a Wells. Porque La Guerra de los Mundos según Welles no es lo mismo que La Guerra de los Mundos según Wells. Esta última inauguró la cultura de la "conspiranoia" y eso es un valor tanto de pop como de legado más grande que la vida misma. A fines del siglo XIX Wells escribió una buena muy novela de ci-fi, que al misamo tiempo funcionaba como una metáfora a los miedos foráneos que sentía la rígida sociedad victoriana. En este sentido nos es complicado realizar un paralelo entre esta obra y ese otro “tratado del miedo” que es Drácula de Bram Stoker. Pero a fines de la primera mitad del siglo XX, Wells robó la idea a Welles y la hizo universal, global, inyectando en la masa el horror de que alguien o algo nos vigilaba desde algún punto del universo. Y que antes que nos diéramos cuenta esa amenaza se dejaría caer sobre nosotros. Es verdad, autores como Lovecraft ya habían incursionado en el género del horror cósmico, pero HP y sus discípulos eran de nicho, de lectores fieles, no masivos. Wells tomó la idea y la llevó al barrio, a la ciudad, al obrero que no tenía idea que era la ci-fi y sin querer –o con querer- creó el miedo en su esencia contemporánea. Fue Wells el verdadero padre de los platillos voladores y del terror-siglo veinte que en occidente producía todo lo que viniera del cielo: bombarderos, misiles, bombas-A, Ovnis… Wells y su Guerra de los Mundos cambiaron el chip, a partir de esa raditrasmición los “paraísos celestiales” dejaron de estar poblados por ángeles y querubines, quienes cedieron su lugar a trípodes asesinos y bestiales seres hambrientos de sangre humana. Wells mató el sentido de esperanza que el cristianismo le dio al cielo, reseteándolo por miedo. Curioso, si uno piensa, La Guerra de los Mundos tiene mucho de ensayo de la futura guerra fría, con rusos y chinos en lugares de marcianos. La transmición de Welles es la madre de Roswell, de la ufología, de los X-Files, de Lost, de Fringe, de absolutamente todo lo que nos vuela la cabeza. Y del poder de los medios masivos para crear una mitología contemporánea, como los extraterrestres, acaso nuestro gran mito viviente. La Guerra de los Mundos de Welles es el nacimiento del horror contemporáneo, de la amenaza tecnológica, de esa idea obsesiva de que no estamos solos.
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