FORTEGAVERSO: HAL JORDAN (1925-2008)

viernes, octubre 03, 2008

HAL JORDAN (1925-2008)


Versión ligeramente extendida de la columna publicada hoy en el Wiken, como siempre sus comentarios se agradecen en los blogs Mercuriales.

DOS PALABRAS: PAUL NEWMAN

–Murió Paul Newman –me enteré por el telefonazo de un amigo, el sábado pasado. Y el recuerdo que me asaltó fue automático, a veces la memoria es igual a un DeLorean con convertidor de flujo y puertas de gaviota. Viaja por el tiempo a 80 millas por hora.
“Se nos fue Butch Cassidy” leo más tarde en un blog, cuyo autor enumera con pasión enciclopedista a sus personajes favoritos del panteón Newman. Continúa con Eddie “Fast” Felson, que como todos sabemos es (y será) el mejor jugador de pool de la historia. Lo que es yo, me quedó con Doug Roberts. No sólo es el primer Paul Newman de mi disco duro, también al que más cariño le tengo. Roberts, el arquitecto de la Glass Tower de San Francisco, suerte de Howard Hughes de la construcción civil, cuyo ego ante la maravilla urbana que acababa de construir se veía minado por algo tan simple como un cortocircuitos.
Newman en Infierno en la Torre, película que vi en 1980 (bastantes años después de su estreno) con mi abuelo, en una función especial para un Cuerpo de Bomberos de provincia, porque mi abuelo era bombero y uno a los 6 años lo único que quiere es ser bombero. Y fue raro el impacto infantil de esa película, uno de mis primeros “filmes adultos”, porque aunque el héroe, quien salvaba el día, era Steve McQueen yo preferí al arquitecto, al otro héroe, al que debía de pelear contra su propia creación: Frankenstein pero con planos, regla de cálculo y mejor pinta. McQueen salvaba vivas, es verdad, pero el verdadero incendio/infierno era el de Paul: hacer lo correcto y tragarse el orgullo. Y llegaba la escena final, Paul y Steve –que par de titanes, herederos de Dean y Frank, padres morales de Brad y George– estrechándose las manos, dos caras de una misma moneda. En 1980 yo quería ser bombero, después de Infierno en la Torre y por culpa de Paul Newman cambié mi opción por la arquitectura.
–No te equivocaste –prosiguió mi amigo –escribiste que faltaba el tercero. Que en la cultura pop las muertes se daban de a tres, primero David Foster Wallace, luego Rick Wright y ahora Paul Newman, el ciclo se cerró.
–Lo más freak es que entre los candidatos del último párrafo había puesto a Paul Newman. 84 años, cáncer terminal, pura aritmética macabra, por lo mismo preferí reemplazarlo por Amy Winehouse…
–Doc Hudson, el auto veterano de Cars. Que grande que su último gran papel haya sido con Pixar. Buen personaje para recordarlo.
–Para mi siempre va a ser Doug Roberts –y le conté lo de Infierno en la Torre –también Hal Jordan
–Y ese quien es.
–Linterna Verde, un personaje de DC Comics, creado en 1959 por Gil Kane, lo raro es que Newman fue y no fue Hal Jordan. Kane buscaba para su héroe alguien que representara al nuevo campeón americano de posguerra: guapo, inteligente, valiente, divertido y que no temiera usar los puños cuando los necesitara; amante además de los aviones, las mujeres hermosas y los autos deportivos. Y concluyó que Paul Newman era la mejor imagen de esos “valores”, así que lo dibujó a su imagen y semejanza
–Paul habrá sabido que inspiró a un superhéroe.
–No creo, tampoco era necesario que lo supiera. Quienes nacen como titanes, no necesitan disfraces ni máscaras, caminan entre los dioses desde que su nombre y apellido aparece grabado en technicolor y pantalla ancha. Dos palabras: Paul Newman.

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