ADAMA REDUX
Versión extendida y completa de la entrevista publicada hoy en Wiken
Edward James Olmos
“GALACTICA ES EL PROGRAMA MÁS INTELIGENTE DE LA TELEVISION”
El comandante de la astronave más poderosa del cable conversó con Wiken. Habló del rol de los latinos en Hollywood, de cine, televisión, Miami Vice, Blade Runner y Battlestar Galactica.
Por Francisco Ortega
Edward James Olmos (61) es puntual. A las siete en punto llamó para excusarse, estaba comiendo con su familia, así que me pidió retrasar la entrevista una hora. Cumplió. A las ocho con un minuto el visor del teléfono indicó una llamada entrante desde Los Angeles. Y fue él quien comenzó, saludándome como si fuéramos los mejores amigos del mundo.
Lo felicité, su película más reciente, Beverly Hills Chihuahua había debutado en el número 1 del box office gringo el fin de semana del 5 de octubre. En ella, el actor de origen mexicano dio su voz a Diablo, un rudo perro también mexicano.
“Fue un trabajo divertido”, me responde medio en inglés, medio en español, “aunque prefiero interactuar con compañeros actores en lugar de estar frente a una grabadora de voz. Pero es una película familiar y uno como actor debe de hacerlas. Y tanto mejor si al público le gustan”.
Olmos viene a Chile, llega a mediados de noviembre como invitado internacional del Festival de Cine de Viña del Mar. En el certamen presentará The Golden Age, documental donde su voz relata la vida de un equipo de fútbol, “fútbol soccer”, se apresura a aclarar, de Queens, Nueva York. Pero no un equipo cualquiera, sino uno formado por ex futbolistas latinoamericanos, hoy de 50 y 60 años, “hay portorriqueños, colombianos, mexicanos”. Se involucró en el proyecto porque le gusta el llamado deporte rey, “el más bello de todos”, pero sobre todo porque le interesan las historias humanas, “y en esta película hay personas de verdad, viviendo sus sueños”
Pero a la hora de la verdad, Olmos, con más de 30 años de carrera es recordado por tres papeles que, al menos en Chile, lo han levantado al estatus de actor de culto. Gaff, el enigmático policia de Blade Runner, el teniente Castillo de Miami Vice –la serie– y el capitán y almirante William Adama en la nueva versión de Battlestar Galactica.
“Castillo es un personaje muy importante en mi carrera, porque a un nivel masivo fue de los primeros en hacer crossover entre los mundos latinos y “gringo”. Castillo era de origen hispano y estaba del lado de los buenos. De hecho si uno revisa la serie (Miami Vice) era el único de todos los protagonistas que siempre hacía lo correcto. Hablamos de mediados de los 80, creo que el teniente Castillo sirvió de mucho a la hora de cambiar los estereotipos hollywoodenses”.
Usted habla de estereotipos y ha sido un reconocido activista en el asunto de los derechos latinos en Estados Unidos…
“Creo que mas que activista, he usado mi estatus de persona pública o conocida para hablar de estos temas”.
Recién se refirió al cambio de los estereotipos. Desde el interior de la industria, cómo analiza usted este proceso.
“Con mirada política. Los estereotipos han cambiado porque los latinos somos cada vez más en Estados Unidos. Dejamos de ser una minoría y nos transformamos en un tremendo grupo votante, consumidor y contribuyente. Le interesamos a quienes toman decisiones y obviamente somos importantes para el negocio del espectáculo. Este cambio de mirada no es producto de una nueva mentalidad, sino de que los hispanos nos convertimos en un público muy rentable”.
A propósito de la serie Miami Vice, en esta trabajó con Michael Mann. En Blade Runner estuvo con Ridley Scott, dos directores famosos por lo detallistas y por su mal genio. ¿Complicado trabajar con ellos?
“Más que complicado un gusto, pero en ningún caso lo más complejo de mi carrera”
¿Y que sería lo más complejo?
“Capitanear un “carrier” (portaaviones) especial de más de una milla de largo”, se ríe, pero la respuesta no tiene tanto de broma como la que aparenta. A lo largo de la conversación me repite que si tuviera que elegir dos obras de su carrera, no lo pensaría demasiado: Blade Runner y Battlestar Galactica.
Galactica es una serie de televisión.
“Si, pero su madurez argumental y su complejidad supera por mucho al promedio de lo que está filmando hollywood hoy en día”
Adhiere entonces a la teoría de algunos críticos de que hoy la televisión está más interesante que el cine.
“No sólo más interesante, más profunda y objetivamente mejor. Battlestar Galactica es un lujo para cualquier actor. Sus escritores son brillantes, los giros dramáticos impensables, la moral de cada episodio extrema. Han dicho muchas cosas de esta producción, pero siempre me he quedado con aquello del “show más políticamente inconrrecto”, es my rock´n roll. Detrás de la serie hay un grupo de genios que en verdad están cambiando la historia de la televisión”
Sin embargo Galactica no tiene el impacto masivo de otras producciones contemporáneas como Lost, 24 o Mad Men…
“Pero es la serie más descargada de internet. En Asia y Europa sus cifras de download duplican a cualquier otra. Tal vez en la pantalla de la televisión no hayamos estado entre los diez más fuertes, pero en el mundo online nuestro impacto es tres, cuatro, cinco veces superior a Lost, por ejemplo”.
ASTRONAVE DE COMBATE
Battlestar Galactica fue un accidente. La serie, catalogada por The NewYorker como “la gran joya oculta de la televisión norteamericana” debería haber nacido condenada al fracaso, como sucede con prácticamente el 80% de la producción del Sci-Fi Channell gringo. La aritmética era negativa por donde se le enfocara: un drama fantástico de modesto presupuesto, efectos especiales baratos y de remate, basado en la serie del mismo nombre de fines de los 70, una de las obras más kitsh de la ciencia ficción contemporánea, mezcla amorfa entre Star Wars y los discursos exobiológicos de Erich Von Daniken (Recuerdos del Futuro). De hecho, por muy buenos recuerdos que esta serie tenga entre los nostálgicos de siempre, lo cierto es que en audiencia y crítica fue un sonado fracaso.
La idea de una nueva versión no sólo era arriesgada, sino derechamente pésima. Pero hay algo con lo que los críticos no contaban. Primero, que efectos baratos no significaban efectos malos (de hecho las secuencias de batallas espaciales resultaron mejores que cualquiera vista en la última trilogía de George Lucas) y segundo –y más importante– la inteligencia de Ronald D. Moore, un escritor treinteañero que desarrolló la serie no como una “space opera”, sino como una historia política, metáfora del gobierno norteamericano de Bush ante una posible invasión masiva. Y no encontró forma más astuta que hacerlo bajo el disfraz de una olvidada serie fantástica. Porque a la hora de los análisis, la nueva Galactica solo tiene el nombre de la original, el resto es una partida desde cero. Además, una serie, que empieza con una bella rubia asesinando a sangre fría un bebé de 6 meses, al cual le rompe el cuello en una de las escenas más crueles jamás vista en la pantalla chica, de ligera no tiene nada.
Newsweek definió Battlestar Galactica como el programa de ficción más político de los últimos años. Una andanada de blogs y sitios web alabaron sus virtudes desde el primer capítulo. Revistas que nada tenían que ver con ciencia ficción, cine o televisión le dedicaron concienzudos ensayos. Y aunque las cifras de audiencia nunca han sido de las mejores, el prestigio intelectual de la producción ya se lo quisiera Dexter o Dr. House.
“Es que es una maravilla. Un Dark Knight de la televisión”, se apresura en responder Olmos. O si se prefiere Williams Adama, primero capitán y ahora almirante de la flota colonial de 50 mil supervivientes del ataque Cylon contra Caprica y sus mundos hermanos. Algo así como un Moisés intergaláctico, encargado de llevar a lo que queda de 12 tribus hasta la tierra prometida, un planeta llamado Tierra.
Adama es un personaje complejo, con elementos de héroes clásicos, como Ulises o los mismos jueces del Antiguo Testamento. ¿En quien se inspiró para construirlo?
“Más que complejo, es un hombre aterrado ante la responsabilidad que se le vino encima. Cuando me lo explicaron me dijeron que imaginara la siguiente situación: un día cualquiera fundamentalistas religiosos destruyen Estados Unidos completo mientras yo estaba al mando de un portaaviones museo de la 2ª Guerra Mundial, con aviones y equipos antiguos. Y en ese buque debía de subir a un grupo civiles para intentar llegar a costas amigas, con enemigos muy superiores intentando hundirnos”.
Habló de fundamentalismo religioso, En Galactica es un tema clave…
“Es que el conflicto de la serie es básicamente religioso. Una máquinas seguidoras del Dios único quieren arrasar con los adoradores de los dioses falsos. Los humanos en Galáctica son politeístas, adoran a los Dioses de Kobol. Y de alguna forma en occidente también lo somos, siguiendo a un montón de pequeños dioses, mientras el fundamentalismo islámico cimenta su ideología en acabar con nosotros, los infieles. En la serie, para los Cylon, robots fanáticos del Dios único, no queda más que exterminar a quienes no siguen su palabra. Galactica no es una serie de ciencia ficción, sino un drama político, muy actual, que nos está hablando con inteligencia de temas muy importantes. Me he sorprendido con reportajes y entrevistas extremadamente intelectuales acerca de la serie, bastante inusuales si se toma en cuenta que sólo es un programa de televisión”.
Y de estos comentarios, ¿se queda con alguno?
“Que Galactica es el programa más inteligente de la televisión. Creo que lo leí en Rolling Stone o Entertainment Weekly”.
Y en esto de la metáfora política ¿Se imagina un encuentro entre Adama y Bush?
“(Se rié) Sería complicado. Ambos son hombres muertos de miedo y eso es muy peligroso”.
Hace dos años, la revista Wired celebró los cien años desde que el escritor Hugo Gerbsback inventara el término ciencia ficción convocando a fanáticos, escritores, guionistas y directores a elegir las 100 mejores obras audiovisuales del género. El primer lugar fue para Blade Runner y el segundo para Battlestar Galactica (por encima de hits de taquilla como Star Wars, Matrix, Star Trek o Lost) Edward Jame Olmos estuvo en ambas.
¿Cómo se lleva con el mundo de la ciencia ficción?
“Es un sitio curioso diverso, con mucha pasión y fanatismo. Es interesante pero sobre todo un lugar con gente muy inteligente”.
¿Nerds?
“Yo no he dicho eso”
Gracias a Adama usted entró al pateón de grandes mitos, como Kirk de Star Trek o Luke Skywalker, de Star Wars
“(Se ríe). Puede ser, en todo caso para mi es un honor”
Hoy es Adama, hace un cuarto de siglo Gaff, ¿qué recuerda de su personaje en Blade Runner?
“Los origami, que nunca aprendí a hacer. Y la forma en que hablaba, esa lengua de la calle, mezcla entre chino, español e inglés, creo que fue un gran acierto y que ejemplifica muy bien lo visionaria que resultó la película de Ridley (Scott). Y porque hoy no ha perdido su vigencia y sigue siendo un referente. El futuro en el filme no está ni en los autos voladores ni en los grandes rascacielos, sino en la polución, la sobrepoblación y todo lo multirracial. Gaff era un poco de todo eso, un sujeto producido por un futuro que es pura mezcla, como lo es hoy, como es hacia donde vamos”.
Blade Runner y Galactica comparten muchos elementos en común. Es una ciencia ficción sucia, húmeda, pero además ambas tratan el dilema de la inteligencia artificial, de máquinas, de robots, buscando convertirse en humanos, replicarlos…
“Eso es muy cierto, el personaje de Tricia Helfer (Numero 6) en Galactica es básicamente un replicante, una máquina deseosa de tener alma, de ser una persona completa. Su odio hacia la humanidad nace de la envidia al no poder ser totalmente como nosotros, que era el conflicto de los replicantes en Blade Runner. Yo siempre digo que Blade Runner es la “mami” moral y espiritual de Battlestar Galactica”.
Cuando filmó Blade Runner, ¿sabía que Deckard (Harrison Ford) era un replicante?
“No, eso me tomó muy de sorpresa. Ridley (Scott) lo dijo el año pasado para el lanzamiento de la edición definitiva en DVD. Pero el 82, para todo el reparto era claro que el personaje de Harrison Ford era tan humano como...
Como Gaff
“Ahora ni siquiera estoy seguro que Gaff lo sea (risas)”
Galactica es una metáfora de los Estados Unidos de hoy, Blade Runner una visión del país en diez años más (está ambientada el 2019). ¿Como ve usted a los EE UU del futuro…?
“Todo depende de lo que ocurra el 4 de noviembre próximo y si me permite, prefiero ser optimista con el porvenir. Ver y participar de Galactica me deja claro que ese futuro es el que todos tenemos que evitar, que la ciencia ficción no se convierta en realidad”.
“GALACTICA ES EL PROGRAMA MÁS INTELIGENTE DE LA TELEVISION”
El comandante de la astronave más poderosa del cable conversó con Wiken. Habló del rol de los latinos en Hollywood, de cine, televisión, Miami Vice, Blade Runner y Battlestar Galactica.
Por Francisco Ortega
Edward James Olmos (61) es puntual. A las siete en punto llamó para excusarse, estaba comiendo con su familia, así que me pidió retrasar la entrevista una hora. Cumplió. A las ocho con un minuto el visor del teléfono indicó una llamada entrante desde Los Angeles. Y fue él quien comenzó, saludándome como si fuéramos los mejores amigos del mundo.
Lo felicité, su película más reciente, Beverly Hills Chihuahua había debutado en el número 1 del box office gringo el fin de semana del 5 de octubre. En ella, el actor de origen mexicano dio su voz a Diablo, un rudo perro también mexicano.
“Fue un trabajo divertido”, me responde medio en inglés, medio en español, “aunque prefiero interactuar con compañeros actores en lugar de estar frente a una grabadora de voz. Pero es una película familiar y uno como actor debe de hacerlas. Y tanto mejor si al público le gustan”.
Olmos viene a Chile, llega a mediados de noviembre como invitado internacional del Festival de Cine de Viña del Mar. En el certamen presentará The Golden Age, documental donde su voz relata la vida de un equipo de fútbol, “fútbol soccer”, se apresura a aclarar, de Queens, Nueva York. Pero no un equipo cualquiera, sino uno formado por ex futbolistas latinoamericanos, hoy de 50 y 60 años, “hay portorriqueños, colombianos, mexicanos”. Se involucró en el proyecto porque le gusta el llamado deporte rey, “el más bello de todos”, pero sobre todo porque le interesan las historias humanas, “y en esta película hay personas de verdad, viviendo sus sueños”
Pero a la hora de la verdad, Olmos, con más de 30 años de carrera es recordado por tres papeles que, al menos en Chile, lo han levantado al estatus de actor de culto. Gaff, el enigmático policia de Blade Runner, el teniente Castillo de Miami Vice –la serie– y el capitán y almirante William Adama en la nueva versión de Battlestar Galactica.
“Castillo es un personaje muy importante en mi carrera, porque a un nivel masivo fue de los primeros en hacer crossover entre los mundos latinos y “gringo”. Castillo era de origen hispano y estaba del lado de los buenos. De hecho si uno revisa la serie (Miami Vice) era el único de todos los protagonistas que siempre hacía lo correcto. Hablamos de mediados de los 80, creo que el teniente Castillo sirvió de mucho a la hora de cambiar los estereotipos hollywoodenses”.
Usted habla de estereotipos y ha sido un reconocido activista en el asunto de los derechos latinos en Estados Unidos…
“Creo que mas que activista, he usado mi estatus de persona pública o conocida para hablar de estos temas”.
Recién se refirió al cambio de los estereotipos. Desde el interior de la industria, cómo analiza usted este proceso.
“Con mirada política. Los estereotipos han cambiado porque los latinos somos cada vez más en Estados Unidos. Dejamos de ser una minoría y nos transformamos en un tremendo grupo votante, consumidor y contribuyente. Le interesamos a quienes toman decisiones y obviamente somos importantes para el negocio del espectáculo. Este cambio de mirada no es producto de una nueva mentalidad, sino de que los hispanos nos convertimos en un público muy rentable”.
A propósito de la serie Miami Vice, en esta trabajó con Michael Mann. En Blade Runner estuvo con Ridley Scott, dos directores famosos por lo detallistas y por su mal genio. ¿Complicado trabajar con ellos?
“Más que complicado un gusto, pero en ningún caso lo más complejo de mi carrera”
¿Y que sería lo más complejo?
“Capitanear un “carrier” (portaaviones) especial de más de una milla de largo”, se ríe, pero la respuesta no tiene tanto de broma como la que aparenta. A lo largo de la conversación me repite que si tuviera que elegir dos obras de su carrera, no lo pensaría demasiado: Blade Runner y Battlestar Galactica.
Galactica es una serie de televisión.
“Si, pero su madurez argumental y su complejidad supera por mucho al promedio de lo que está filmando hollywood hoy en día”
Adhiere entonces a la teoría de algunos críticos de que hoy la televisión está más interesante que el cine.
“No sólo más interesante, más profunda y objetivamente mejor. Battlestar Galactica es un lujo para cualquier actor. Sus escritores son brillantes, los giros dramáticos impensables, la moral de cada episodio extrema. Han dicho muchas cosas de esta producción, pero siempre me he quedado con aquello del “show más políticamente inconrrecto”, es my rock´n roll. Detrás de la serie hay un grupo de genios que en verdad están cambiando la historia de la televisión”
Sin embargo Galactica no tiene el impacto masivo de otras producciones contemporáneas como Lost, 24 o Mad Men…
“Pero es la serie más descargada de internet. En Asia y Europa sus cifras de download duplican a cualquier otra. Tal vez en la pantalla de la televisión no hayamos estado entre los diez más fuertes, pero en el mundo online nuestro impacto es tres, cuatro, cinco veces superior a Lost, por ejemplo”.
ASTRONAVE DE COMBATE
Battlestar Galactica fue un accidente. La serie, catalogada por The NewYorker como “la gran joya oculta de la televisión norteamericana” debería haber nacido condenada al fracaso, como sucede con prácticamente el 80% de la producción del Sci-Fi Channell gringo. La aritmética era negativa por donde se le enfocara: un drama fantástico de modesto presupuesto, efectos especiales baratos y de remate, basado en la serie del mismo nombre de fines de los 70, una de las obras más kitsh de la ciencia ficción contemporánea, mezcla amorfa entre Star Wars y los discursos exobiológicos de Erich Von Daniken (Recuerdos del Futuro). De hecho, por muy buenos recuerdos que esta serie tenga entre los nostálgicos de siempre, lo cierto es que en audiencia y crítica fue un sonado fracaso.
La idea de una nueva versión no sólo era arriesgada, sino derechamente pésima. Pero hay algo con lo que los críticos no contaban. Primero, que efectos baratos no significaban efectos malos (de hecho las secuencias de batallas espaciales resultaron mejores que cualquiera vista en la última trilogía de George Lucas) y segundo –y más importante– la inteligencia de Ronald D. Moore, un escritor treinteañero que desarrolló la serie no como una “space opera”, sino como una historia política, metáfora del gobierno norteamericano de Bush ante una posible invasión masiva. Y no encontró forma más astuta que hacerlo bajo el disfraz de una olvidada serie fantástica. Porque a la hora de los análisis, la nueva Galactica solo tiene el nombre de la original, el resto es una partida desde cero. Además, una serie, que empieza con una bella rubia asesinando a sangre fría un bebé de 6 meses, al cual le rompe el cuello en una de las escenas más crueles jamás vista en la pantalla chica, de ligera no tiene nada.
Newsweek definió Battlestar Galactica como el programa de ficción más político de los últimos años. Una andanada de blogs y sitios web alabaron sus virtudes desde el primer capítulo. Revistas que nada tenían que ver con ciencia ficción, cine o televisión le dedicaron concienzudos ensayos. Y aunque las cifras de audiencia nunca han sido de las mejores, el prestigio intelectual de la producción ya se lo quisiera Dexter o Dr. House.
“Es que es una maravilla. Un Dark Knight de la televisión”, se apresura en responder Olmos. O si se prefiere Williams Adama, primero capitán y ahora almirante de la flota colonial de 50 mil supervivientes del ataque Cylon contra Caprica y sus mundos hermanos. Algo así como un Moisés intergaláctico, encargado de llevar a lo que queda de 12 tribus hasta la tierra prometida, un planeta llamado Tierra.
Adama es un personaje complejo, con elementos de héroes clásicos, como Ulises o los mismos jueces del Antiguo Testamento. ¿En quien se inspiró para construirlo?
“Más que complejo, es un hombre aterrado ante la responsabilidad que se le vino encima. Cuando me lo explicaron me dijeron que imaginara la siguiente situación: un día cualquiera fundamentalistas religiosos destruyen Estados Unidos completo mientras yo estaba al mando de un portaaviones museo de la 2ª Guerra Mundial, con aviones y equipos antiguos. Y en ese buque debía de subir a un grupo civiles para intentar llegar a costas amigas, con enemigos muy superiores intentando hundirnos”.
Habló de fundamentalismo religioso, En Galactica es un tema clave…
“Es que el conflicto de la serie es básicamente religioso. Una máquinas seguidoras del Dios único quieren arrasar con los adoradores de los dioses falsos. Los humanos en Galáctica son politeístas, adoran a los Dioses de Kobol. Y de alguna forma en occidente también lo somos, siguiendo a un montón de pequeños dioses, mientras el fundamentalismo islámico cimenta su ideología en acabar con nosotros, los infieles. En la serie, para los Cylon, robots fanáticos del Dios único, no queda más que exterminar a quienes no siguen su palabra. Galactica no es una serie de ciencia ficción, sino un drama político, muy actual, que nos está hablando con inteligencia de temas muy importantes. Me he sorprendido con reportajes y entrevistas extremadamente intelectuales acerca de la serie, bastante inusuales si se toma en cuenta que sólo es un programa de televisión”.
Y de estos comentarios, ¿se queda con alguno?
“Que Galactica es el programa más inteligente de la televisión. Creo que lo leí en Rolling Stone o Entertainment Weekly”.
Y en esto de la metáfora política ¿Se imagina un encuentro entre Adama y Bush?
“(Se rié) Sería complicado. Ambos son hombres muertos de miedo y eso es muy peligroso”.
Hace dos años, la revista Wired celebró los cien años desde que el escritor Hugo Gerbsback inventara el término ciencia ficción convocando a fanáticos, escritores, guionistas y directores a elegir las 100 mejores obras audiovisuales del género. El primer lugar fue para Blade Runner y el segundo para Battlestar Galactica (por encima de hits de taquilla como Star Wars, Matrix, Star Trek o Lost) Edward Jame Olmos estuvo en ambas.
¿Cómo se lleva con el mundo de la ciencia ficción?
“Es un sitio curioso diverso, con mucha pasión y fanatismo. Es interesante pero sobre todo un lugar con gente muy inteligente”.
¿Nerds?
“Yo no he dicho eso”
Gracias a Adama usted entró al pateón de grandes mitos, como Kirk de Star Trek o Luke Skywalker, de Star Wars
“(Se ríe). Puede ser, en todo caso para mi es un honor”
Hoy es Adama, hace un cuarto de siglo Gaff, ¿qué recuerda de su personaje en Blade Runner?
“Los origami, que nunca aprendí a hacer. Y la forma en que hablaba, esa lengua de la calle, mezcla entre chino, español e inglés, creo que fue un gran acierto y que ejemplifica muy bien lo visionaria que resultó la película de Ridley (Scott). Y porque hoy no ha perdido su vigencia y sigue siendo un referente. El futuro en el filme no está ni en los autos voladores ni en los grandes rascacielos, sino en la polución, la sobrepoblación y todo lo multirracial. Gaff era un poco de todo eso, un sujeto producido por un futuro que es pura mezcla, como lo es hoy, como es hacia donde vamos”.
Blade Runner y Galactica comparten muchos elementos en común. Es una ciencia ficción sucia, húmeda, pero además ambas tratan el dilema de la inteligencia artificial, de máquinas, de robots, buscando convertirse en humanos, replicarlos…
“Eso es muy cierto, el personaje de Tricia Helfer (Numero 6) en Galactica es básicamente un replicante, una máquina deseosa de tener alma, de ser una persona completa. Su odio hacia la humanidad nace de la envidia al no poder ser totalmente como nosotros, que era el conflicto de los replicantes en Blade Runner. Yo siempre digo que Blade Runner es la “mami” moral y espiritual de Battlestar Galactica”.
Cuando filmó Blade Runner, ¿sabía que Deckard (Harrison Ford) era un replicante?
“No, eso me tomó muy de sorpresa. Ridley (Scott) lo dijo el año pasado para el lanzamiento de la edición definitiva en DVD. Pero el 82, para todo el reparto era claro que el personaje de Harrison Ford era tan humano como...
Como Gaff
“Ahora ni siquiera estoy seguro que Gaff lo sea (risas)”
Galactica es una metáfora de los Estados Unidos de hoy, Blade Runner una visión del país en diez años más (está ambientada el 2019). ¿Como ve usted a los EE UU del futuro…?
“Todo depende de lo que ocurra el 4 de noviembre próximo y si me permite, prefiero ser optimista con el porvenir. Ver y participar de Galactica me deja claro que ese futuro es el que todos tenemos que evitar, que la ciencia ficción no se convierta en realidad”.
Etiquetas: Artículos propios, Ci-Fi, Héroes
3 Comentarios:
GRANDE ADAMA!!!!!!
Viejo seco, puntudo y recool.
(Fan absoluto).
Que buena entrevista y que bien él: mis respetos se han duplicado. Es un tipo que reflexiona en torno a su trabajo, no sólo cobra el cheque a fin de mes. Te felicito por esta gran oportunidad.
Gracias Ortega...
Restaco su respeto por los ñoños, al fin somos los dueños del mundo
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