FORTEGAVERSO: YGRIEGA (Cap.4)

martes, noviembre 27, 2007

YGRIEGA (Cap.4)


En la ventana de la cámara se abrió otro enlace, un aviso del webmaster, un gordo pelirrojo que vive en un suburbio de Chicago y que jura que alguna vez piloteó un F-18 para la marina norteamericana. “En el portaaviones Truman”, asegura. Claro, antes de volverse loco. La grabación saludó a todos los conectados y de inmediato comenzó a ofrecer la suscripción a una webcam que “alguien” había conseguido esconder en el salón oval de la Casa Blanca.
-Ni cagando antes de la otra semana-, le respondí a Uno, cuando comenzó con lo de los plazos de entrega.
Reconocí el nombre del “alguien” que ofrecía la suscripción a la Casa Blanca, hace un año hizo la misma oferta y pagué bastante por el servicio. Me vieron la cara de imbécil porque por seis meses estuve conectado a una microscópica dentro de una maqueta a escala de la Casa Blanca y a una serie de montajes manipulados con photoephx bastante convincentes. Pulsé la pantalla del monitor e hice desaparecer el cuadro del ex piloto paranoico.
-Ok, pero dime un día-, insistió. -El lunes hay reunión de directorio y me van a preguntar. ¿Martes?
-Miércoles o jueves-, alargué.
-Jueves, para estar seguros, pero el lunes entrégame algo mostrar que estamos avanzando-, acotó.
-No problema-, gesticulé con mi mejor voz robótica.
-Excelente, genial-, exclamó. Antes de cortar me invitó a una fiesta que iban a tener los del departamento comercial, a la que obviamente no pensaba ir.
-Mándame la dirección por mail-, un gesto amable no está de más.
Estuve a punto de enviarle un mensaje de advertencia a los usuarios de la webcam, pero preferí dar la espalda a esa opción, quiero leer los futuros mensajes en el newsgroup. En la oficina del parlamento británico seguía pasando nada.
Alcancé mi Microsoft Nokia e ingresé al campo de mensajes de texto. Escribí: “Salió un buen trabajo. Es harto freak, pero pagan bien. Llámame”. Pulsé el nombre del destinatario y lo envié. La respuesta de mi socia y mejor amiga no demoró en aparecer sobre el cristal líquido del teléfono: “Vale, hablemos a la noche. Besos”
Bloqueé el celular y lo deje a un lado del teclado del computador. Miré la hora, luego hacia afuera y en seguida a mi espalda. Envié un mail rápido a mi jefe. Corto y directo. Le dije que si pasaba algo el fin de semana hiciera forward a mi casilla privada, la cual indiqué al final del cuerpo del mensaje. No demoró en escribirme de vuelta: “ok”. Borré el correo y me paré a buscar una Coca light. Le dije a Cinco si quería una, me respondió que si y me pasó cuatro monedas. A lo lejos, tras los ventanales, podía verse una columna de vapor blanco hacia Nueva Imperial. Imaginé a los bomberos y a lo inútil de su esfuerzo, pero al menos el paisaje se veía bonito. Una extraña foto perfecta. Horror, un amigo dice que los temuquences nos hemos terminado acostumbrando a esa palabra.



EL FAVORITO de la noche era 12Fingers, un mamut rubio que tenía dos pulgares en cada mano y llevaba una t-shirt roja con un enorme sol amarillo y un martillo en relieve. Apenas apareció, la mitad de los que estaban en el gimnasio O’Higgins se hundieron en gritos. Mi novia bajó a apostar y no había regresado en diez minutos, pensé en que debía haberse encontrado con alguien. Me metí la botella a la boca y le di otro trago a la cerveza. Faltaba media hora para la medianoche y mi socia y mejor amiga no aparecía por ningún lado. Lata. Además no me sentía muy bien, cada vez que miraba a alguien y descubría que ese alguien me estaba devolviendo la vista, pensaba que era un bisonte que algo tenía que ver con Igriega, quizás su asesino, su violador o ambas cosas.
Agarré la cola de un porro que me había regalado mi novia y le pedí fuego a la señorita que estaba a mi lado.
-¿No tienes más de eso pu peñi?-, me preguntó ella, mientras buscaba su encendedor. Tenía una oración mapuche tatuada alrededor del brazo izquierdo, desde la muñeca hasta la base del cuello, bajo su oreja.
-Quema la primera-, le ofrecí, pasándole el cigarrillo.
-Buen hombre-, respondió mientras apretaba el pitillo con sus dientes. Estoy seguro que la había visto antes por algún lado. Dio la primera quemada y aguantando la respiración me devolvió el pitillo. Lo tomé y remojé el borde con saliva. Abajo, en la jaula, un par de tipos vestidos como pacos revisaban que todo estuviera bien.
-¿Do you crees in God?-, me preguntó la chica a mi lado, mientras bajaba de su piteada.
-A veces-, le respondí, metiéndome el cigarrillo en la boca.
-Deberías creer más. ¿Has visto las noticias, sweet peñi?
Dos gorilas morenos y una chica alta y flaca, que vestían camisetas de 12Fingers, reclamaban por algo contra los jueces.
-¿Qué noticias?-. Mi nueva mejor amiga me miró con cara de estar bien lejos.
-La de los extraterrestres loquito. Ellos van a bajar, sabes... soon. Y es Jesucristo el que viene en la primera nave...
-…
Aspiré hondo y no sentí nada. La animadora, una rubia con cara de perra, anunció al contrincante de 12Fingers, un tal Adencul. Era calvo y más gordo que el otro y tenía el tatuaje de un canelo en su tetilla izquierda. Se ganó los aplausos de la mayoría de los peñis que estaban en las filas de abajo. Con la segunda fumada, algo me pasó, un mareo ligero y rico. La chica del lado se había esfumado con sus extraterrestres, mi novia no aparecía y mi socia no estaba por ninguna parte.
La rubia con cara de perra comenzó a narrar la historia de los contrincantes y el por qué de la pelea. Tenía que ver con una mujer llamada Yenny y unos negocios raros. Quienes escriben esas mierdas son unos verdaderos genios.
La pelea no fue tan rápida como se esperaba. Adencul saltó sobre 12Fingers, pero este le hizo el quite con un gesto exageradamente marica. Se burló del mapuche y se rió hacia el público levantando sus cuatro pulgares. Alguien delante mío le gritó algo que no alcancé a entender. Fingers volteó hacia Adencul, le hizo un sommersault y de postre sumó dos tacles en el estómago. Los dos resbalaron sobre la arena.
-Me encontré con un amigo-, pronunció mi novia, apareciendo por detrás mío. Su voz fue como un pito en medio de los gritos. –Me invitó a una fiesta, es por acá cerca, ¿vamos?
-Primero quiero hablar con tu hermana-, mi novia y mi socia y mejor amiga son hermanas.
-No le he visto. Aposté por 12Fingers. Dame…
Le pasé lo que quedaba del pito. Le dio una chupada despacio y se quedó callada. 12Fingers le rompió una silla de metal en los hombros a Adencul y casi le vuela la oreja derecha. Un chorro de sangre manchó a un idiota que se había encaramado en la reja a gritar por el mapuche.
Abracé a mi novia por la espalda, le mordí el lóbulo de la oreja. Me dijo que era rico, que siguiera y frotó su culito respingado contra mis pantalones. Murmuró que lo había sentido y me invitó a ir a un baño con su tono de voz más arrastrado. Imagine que así también hablaba Igriega.
-Muévete despacio-, le soplé al oído, mientras con la mirada observaba como habíamos perdido la apuesta. Adencul giró con el cuerpo entero sobre el brazo derecho de 12Fingers, quebrándoselo de golpe con un moonsault. Fractura externa con gritos de yegua loca.

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2 Comentarios:

A la/s 11:35 p. m., Blogger young_supersonic dijo...

VIEJO.. SORRY POR LO ODIOSO, PERO..

"AH!!

VIEJO. QUIERO COMUNICARME CONTIGO.
¿ALGÚN CORREO DONDE ESCRIBIRTE? ES QUE ME PARECIÓ UNA PATUDEZ AGREGARTE A MI MSN. APARTE, DEBES TENER UNA INFINITA LISTA DE CONTACTOS.

ME LO DAS, Y BORRO EL POST DE INMEDIATO PARA EVITAR LA DIFUSIÓN MASIVA, ¿VALE?

SALUDOS".

 
A la/s 12:00 a. m., Blogger young_supersonic dijo...

VIEJO.. MILES DE 'SORRYS'...
ACABO DE REVISAR EL CORREO...

SI QUIERS BORRA ESTE POST INSISTENTE Y ODIOSO...
YA ES TARDE, ASÍ QUE MAÑANA TE MANDO EL MAIL..

SALUDOS.

 

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