FORTEGAVERSO: MIRAGEMAN REX

martes, enero 22, 2008

MIRAGEMAN REX


Publicado en el número de enero de Rolling Stone

¿QUIEN VIGILA AL VIGILANTE?


La nueva película de la dupla responsable de Kiltro nos presenta al superhéroe con más alma visto en la pantalla grande en mucho tiempo. Un filme con hartos más cojones que Spider-man, X-Men o cuanto enmascarado nos tira Hollywood encima.

Mirageman no es la mejor película del mundo, pero vaya que hace bien verla. Es como un buen trago, un buen disco o una buena conversación con amigos. Buena no sólo de calidad, sino de sentimientos. Es tan simple, tan honesta, tan directa, tan poco pretensiosa, que desde sus créditos iniciales a la emotiva secuencia final, golpea con más carne que todo el cine chileno estrenado el año pasado. Mirageman es más cine que Radio Corazón y definitivamente que Casa de Remolienda. Quizás, porque no busca ser una mirada a la realidad de los chilenos, ni cambiar la historia de nuestra incipiente industria cinematográfica, sino tan sólo contar una buena historia. Hacer reír y lograr que el espectador pase un buen momento colgado de sus imágenes. Y logra todo eso, incluso más. En una avalancha de estrenos internacionales, que desde Spider-Man a la próxima Batman, nos deja más que claro que la figura del superhéroe es actualmente la más rentable del séptimo arte, Mirageman surge como un vigilante enmascarado en las antípodas, más cercano al cine de artes marciales del 70 que a los cómic de Stan Lee. Y lo más relevante, que a pesar de la obvia limitación de recursos, de no tener una maquinaria tremenda en las espaldas y el apoyo de una marca como Marvel encima, el trabajo de Ernesto Díaz y Marko Zaror tiene más cojones y alma que las tres entregas juntas de Spider-Man de Sam Raimi.
Mirageman es lo que en términos de cine e historieta se define como una historia de iniciación, del despertar del camino del héroe. En un Santiago desordenado y violento, versión asoleada y tercermundista de Gotham City, Maco Gutiérrez (Marko Zaror) es un fornido, silencioso y algo autista guardia de seguridad, que pasa sus noches de pie en la puerta de un night club mientras durante el día se entrena en su departamento, un cuchitril de mala muerte en los subterráneos de un viejo edificio de Plaza Italia. Pero Maco tiene una pena y un secreto. Su familia fue asesinada por una banda de delincuentes, que además violaron a Tito (Ariel Mateluna), su hermano menor, quien desde ese incidente se encuentra interno en una clínica siquiátrica. El niño no habla, sólo dibuja pesadillas, se niega a salir de su habitación y sólo parece reaccionar cuando Maco lo visita. Una noche, mientras regresa a su casa, Gutiérrez descubre una banda de asaltantes que están desmantelando una casa. Por instinto golpea a uno de ellos y como escucha los gritos de las víctimas, decide entrar a la casa, cubriendo su rostro con la máscara del mismo ladrón que redujo. En forma anónima, Maco hace uso de su conocimiento en artes marciales para desarmar a los maleantes y evitar el abuso sexual de una joven y hermosa mujer. Por esas casualidades del destino, la mujer es Carol Valdivieso (María Elena Swett), una periodista que no tarda en hacer pública la noticia. La idea de un vigilante urbano en Santiago se hace curiosa, material para burlas y bromas de todo tipo, pero hay gente que se lo toma en serio, como Tito, que inspirado en el misterioso justiciero decide salir de su pieza, y Juán Moli ((Maurio Pesutic) un policía que trabaja de infiltrado en una banda dedicada a la pedofilia. Maco Gutiérrez se verá entonces ante el desafío de olvidarse del asunto, o asumir la identidad que ha creado, mal que mal como dicen las historietas, un gran poder viene con una aún mayor responsabilidad.
La película se sostiene en una historia llena de detalles, que van desde las habilidades físicas de Zaror a la contraparte humorística, encarnada en el personaje de Pseudo-Robin (Iván Jara), un fanático que se obsesiona en convertirse en el compañero de aventuras del héroe, pero también en una serie de lecturas que le suman puntos a la apuesta narrativa. Díaz es cinéfilo y sabe de lo que está hablando, su historia está plagada de guiños y homenajes al género. Es fácil ver al personaje de Carol Valdivieso como una suerte de Lois Lane chilena, mientras en la relación de Mirageman con Moli se adivina un guiño a la relación de Batman con el Comisionado Gordon. Y aunque el personaje le debe mucho a la amplia mitología superheroica, desde Superman al Chapulín Colorado, también hay saldos a personajes extremos claves del cine, como El Vengador Anónimo de Charles Bronson e incluso Taxy Driver. Pero más allá de estos detalles, el equipo dirigido por Díaz fue astuto a la hora de proponerse cómo sería si en verdad apareciera un superhéroe en Santiago, los tumbos y errores que cometería pero por sobre todo el modo en que lo enfrentaría la prensa. El escritor Frank Millar en su seminal novela gráfica Dark Knights Returns, protagonizada por Batman, usó la excusa narrativa del noticiero para darle forma a un universo plagado de vigilantes encapotados. En Mirageman el recurso es hábilmente repetido con el mismo efecto, el de hacer verosímil una excusa dramática inverosímil, además de aprovechar de disparar un torpedo al actual estado del periodismo televisivo dominado por el ranking y la farándula. Clave es que los grandes adversarios de Mirageman no sean precisamente los villanos que persigue, sino las cámaras que pretenden usarlo y estrujarlo hasta el abuso. Un enemigo interno, dónde uno menos lo espera.
Al igual que en Kiltro, Ernesto Díaz consigue convertir a Santiago en una urbe de ficción, en un estadio lleno de terrazas, balcones, callejones, torres y palacetes donde todo puede suceder. Santiago City, mal que mal las ciudades no sólo se construyen sino que se arman en sus historias, en cuentos como este, el de un chico rudo, pero de buen corazón que sólo quiere hacer lo correcto.

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1 Comentarios:

A la/s 7:43 p. m., Blogger RAHM dijo...

he leido varios comentarios buenos de la película, anima a verla en el cine, esta dupla Díaz-Zaror se convertirá en alguna dupla clásica, tipo Scorsese-DeNiro?

 

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