FORTEGAVERSO

lunes, febrero 13, 2006

SOBRE OLD BOY, KLINGONS Y EL CONDE DE MONTECRISTO

Más que recomendar, a OLD BOY hay que obligar a ir. Es un ramo con pre requisitos para seguir viendo cine. Es una tarea pendiente que todo el mundo debería hacer... y sentir

Versión completa de la crítica publicada en Rolling Stone, Febrerop 2006


Old Boy: 1, 2,3… ultraviolento

En Star Trek, los Klingon nos enseñaron que la venganza es un plato que se sirve mejor frío. Ni idea si el coreano Park Chan-Wook tiene cultura Trekkie, lo que si es cierto es que desde el estreno de este hiperventilado remake de El Conde de Montecristo, el muchacho ha dado clases demostrando la belleza de una buena golpiza.

Hay que entenderlo antes de cualquier aproximación a esta película, ganadora del penúltimo certamen de Cannes y apadrinada como la última maravilla del cine por Quentin Tarantino, Oldboy no es una película fácil. No abunda en clishés ni momentos epifánicos perfectos a lo Billy Wilder Tampoco tiene explosiones ni helicópteros artillados. Es sencillamente un cuerpo a cuerpo cinematográfico estructurado con un orden geométrico, sacado de la más complicada ecuación matemática. Números ultraviolentos. Más que una crítica y un comentario, esto es una aproximación en 8 pasos a una pieza fundamental para entender el cine que se nos viene. El oriente fílmico lo trae, el oriente fílmico pesa una tonelada. De Kurosawa a Park Chan-Wook, entre Wong Kar Wai y Takashi Miike, se han filmado kilómetros y kilómetros de fotografias perfectas, Oldboy es una de ellas


  1. Ex alumno: Preludio a todo. Conceptos claros. Aunque Oldboy es en rigor una expresión intraducible, podríamos aproximar la idea a ex alumno. Y ese es precisamente el reactor principal de este film coreano bendecido por Tarantino, empuje suficiente como para asegurar su estreno mundial. Ex Alumno. Tras el cóctel ultraviolento, Old Boy no es más que una historia de ex alumnos, de dos para ser exactos, el perno y el taquilla, que se reúnen años después de salir del colegio a solucionar todas sus deudas pendientes. El detalle es el modo en que lo hacen, la crema del postre.
  2. Cuentos celalópodos: El calamar es el mayor de los invertebrados. Los más grandes alcanzan hasta veinte metros de largo con los tentáculos extendidos, los menores un par de centímetros. También hay algunos que no superan el metro. Estos últimos son un manjar. En oriente los comen como sushi. En Oldboy se los comen vivos. Una imagen para la retina, como El Perro Andaluz de Buñuel con el primer plano del bisturí rebanando el ojo del can, Oldboy pasará a la historia de los amantes de animales y de paso a los cultores de la gastronomía. Un plato favorito, un manjar directo. Daesu, el héroe-antihéroe de la historia aparece en un restaurante de comida rápida y pide algo de comer. Apunta a un baboso y reptante calamar y exige que se lo den vivo. Y así lo devora, masticando a un octópodo de tentáculos movedizos en una escena bellamente repulsiva.
  3. Un martillo y una muela: La violencia puede ser bella. La violencia es una sinfonía. La violencia en la ficción es parte del secreto encanto de la vida. La violencia es un postre con crema que todos tenemos derecho a disfrutar (ver punto 1). Oldboy es así el mejor café helado de este lado de la galaxia. Uno preparado con un martillo y una muela. Más escenas para la memoria. Daesu tortura a un carcelero sacándole las muelas, todo en primer plano de sonido, hemoglobina espesa e imagen, luego sale a un pasillo donde es rodeado de una veintena de matones. Agarra un martillo y va uno por uno eliminándolos, es cine con moral de videojuego, cine con ética de historietas y animación japonesa. La mejor secuencia de pateadura en la historia fílmica reciente, un solo plano, 397 golpes contados. Game over en carne y hueso. Cuando uno era chico y veía películas de Bruce Lee salía dinámico con ganas de golpear a la mitad del planeta, después de ver Oldboy sucede lo mismo… ahora que se cuide el planeta entero.
  4. Comics: Oldboy es una película, pero antes fue un cómic, o un manga para los dogmáticos, o cómic japonés para que se entienda en todos los lados. Su autor, Garon Tsuchiya lo construyó como una miniserie acerca de la memoria, la venganza y la prisión, Park Chan-Wook lo tomó y le dio identidad fílmica, el resultado, la mejor adaptación de una historieta al cine. Olvidémonos de Sin City y Batman Inicia, el verdadero espíritu de un cómic está en que lo improbable se hace verosímil gracias al formato papel, en el cine la imagen mata esta improbabilidad y obliga a los realizadores a buscar hacer realista lo que no puede serlo. Park Chan-Wook no se hizo problemas y trasladó la tinta y el papel al celuloide sin trucos pop art a lo Robert Rodriguez (Sin City).Le dio lo mismo ser creíble y el resultado: un punta pie en el ojo del espectador.
  5. Alejandro Dumas: En 1844, Alejandro Dumas escribió la historia de venganza y retorno más perfecta que hubiese parido la literatura hasta entonces. Escritor pop antes del pop, Dumas serializó la tragedia de Edmundo Dantes, El Conde de Montecristo, en 14 capítulos mensuales que hace más de doscientos años atraparon a medio millar de parisinos con la misma efectividad que un programa como 24 lo hace hoy en día con la generación criada con pizza y gaseosa. Old boy el cómic es una versión moderna de El Conde de Montecristo. Oldboy, la película, una versión siglo XXII de la misma. Si hace dos siglos el Conde/Edmundo Dantes ajustaba cuentas con sus carceleros a punta de sable y honor, hoy el Conde/Daesu lo hace con zapatos punta de fierro, alicates y el honor que sólo dan las calles sucias de las metrópolis coreanas.
  6. Park Chan-Wook: 43 años, Coreano de Nacimiento. Después de Oldboy se convirtió en el ojo del nuevo cine asiático que más interés despierta en occidente. Ganar Cannes con una película de peleas y golpes de martillo no es algo que lo hace cualquiera. Pero Chan-Wook tiene harto más que decir que limitarse a posar para las camas con un trofeo occidental. Puro instinto más que técnica, confiesa abrir la cámara por tincada, aunque el fotómetro le diga lo contrario. Es además un hombre de obsesiones, un autor que busca narrar la violencia y que ha encontrado en el tema de la venganza su leit motiv. Su primer filme Sympathy for Mr. Vengeance es un prólogo perfecto a Oldboy del mismo modo que la película que nos cita lo es de su última pieza, Symphathy for lady Vengeance, broche de oro para lo que el mismo autor ha definido como trilogía de la venganza. Pero como todo es cíclico, las obsesiones cambian y su próximo título, también basado en una historieta es I´m a Cyborg, but i´m ok, un drama con elementos de thriller acerca de una enferma psiquiátrica que esta convencida que es un robot
  7. Su nombre es Daesu: Y es el Oldboy, el “ex alumno”. Un oficinista coreano (Choi-Min Sik), parrandero y mujeriego, un día es secuestrado y encerrado en un cuarto donde le informan que toda su familia ha sido asesinada. Antes de que Daesu reaccione, es adormecido, situación que se repetirá día tras día a lo largo de 15 años, cuando repentinamente es liberado. Daesu se enfrenta así a un nuevo despertar a un mundo nuevo, ante el cual él no es más que un monstruo. Buscando resolver el misterio de su encierro, haya refugio en Mido (Gang Hye-Jung) una hermosa muchacha que trabaja de chef en un restaurante de sushi. Con ella, el nuevo “Conde de Montecristi” inicia la búsqueda de sus captores y de quien estuvo tras su funesto destino, iniciando una venganza de la cual pocos saldrán caminando de pie. Mal que mal, como apuntamos en el primer punto, Oldboy no es más que una disputa de colegio bien disimulada. Y ya sabemos que no hay nada más eterno que una disputa colegial.

  8. Ser monstruo: He ahí el gran giro de la película. Oldboy en su lujoso traje de versión hipertrofiada de El Conde de Montecristo esconde el tema de la transformación del individuo en monstruo. Daesu es lastimado, separado de lo que más quiere y encerrado literalmente por quince años. Al salir es un alienígena, un extraterrestre que se mueve según sus propias reglas y que se ha convertido en un Jeckyll y un Mr. Hyde al mismo tiempo y en un mismo estuche. No es gratuito que lo poco de humanidad del personaje nos sea entregado a través de dos elementos: la belleza virginal de la mujer amada y el humor negro salpicado a lo largo de toda la obra. Oldboy produce risas, pero risas de temor, risas a dientes cerrados.

3 Comentarios:

A la/s 11:10 a. m., Blogger Cipagauta dijo...

Muy bien lo de Old Boy...solo un detalle... eran pulpos, no calamares :-)

 
A la/s 6:49 p. m., Blogger A. Urrejola dijo...

Una pregunta,
muy arriesgado llevar a la novia que consideró lo máximo fílmicamente hablando a Después del amanecer?

A todo esto, ayer te caché posando para una foto en la torre. Curioso hablarte por acá, siendo que no estamos tan lejos físicamente.

Un saludo y que sigan las buenas ideas.

 
A la/s 9:38 a. m., Blogger F. Ortega dijo...

llevala
es na buena experiencia filmica
creeme, vas a tener arto que conversar con la chica

CIPAGAUTAS... es verdad, en rigor era un pulpo.

 

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