LA REVANCHA DE LAS HISTORIETAS
Las editoriales renacen de la mano del manga, viejos éxitos y el talento local. Radiografía de un sector que supo ser de consumo masivo.
- Por Francisco de Zárate
Después de varias metamorfosis, que incluyeron su casi completa extinción durante la convertibilidad, la industria local del cómic vive años de recuperación: 240 publicaciones en 2009 o, lo que es lo mismo, 24 veces los 10 títulos que vieron la luz durante 1999, según el portal Librosar de la Cámara del Libro.
A la ya clásica razón del fin del uno a uno, que favorecía la importación y dificultaba la edición local, hay que sumarle, en el caso del cómic, otros factores. El primero de ellos, el imprescindible, es la reserva de talento. Como recuerda Daniel Divinsky, de Ediciones de la Flor (publica Mafalda y Gaturro, entre otros hits), la escuela de historietistas que en la Argentina aprendieron de maestros como Alberto Breccia y Hugo Pratt en aquella edad dorada de mediados del siglo XX, no dejó de evolucionar, aunque “en los años 90, para sobrevivir, muchos tuvieran que trabajar para el exterior”.
El espaldarazo de los medios de comunicación, con las colecciones de cómics que en los últimos años distribuyeron los diarios Clarín y La Nación, y la reaparición en 2006 de la revista especializada Fierro, también contribuyeron al resurgir, según Luciano Brom, del festival Viñetas Sueltas. El festival, uno de los referentes del sector junto con Animate y El salón del Cómic, es otra prueba del auge: “En 2009, tuvimos 10 exposiciones de autores; un año antes, sólo habían sido 4”.
Aunque a los de la vieja escuela les duela, el otro gran responsable es el cómic japonés. Lo que se conoce como manga, que con una estética común agrupa géneros narrativos muy diversos, es el gran motor del crecimiento. En las cuentas de La Revistería, una de las principales distribuidoras, representa el 70% de las ventas, seguido por el cómic estadounidense de superhéroes y por la historieta nacional, que se dividen a partes iguales el resto. Para lo que llega de Europa sólo quedan migajas, algo que Ricardo Villareal, de La Revistería, se explica porque “casi todo se imprime en España y es demasiado caro”.
Si este problema no afecta al manga es porque los japoneses no tienen inconveniente en ceder los derechos y permitir que editoriales argentinas traduzcan, adapten e impriman sus historias. Nicolás González, de la editorial Larp, explica por qué: “Todos los licenciatarios del mundo, incluyendo EE. UU., no llegamos al 2% de sus ventas en Japón”.
González es el responsable de introducir en el país a Naruto, el personaje que heredó de Dragonball (Ed. Ivrea) el primer lugar en el corazón de los aficionados. En su opinión, el género triunfa porque, a diferencia de los superhéroes estadounidenses, construye a sus personajes en torno al concepto “gente común con una habilidad especial”, lo que facilita la identificación: “Nosotros comenzamos en 2008 con 1.000 libros al mes y un año después ya estábamos en 7.000”.
Claro que otra diferencia entre el éxito del superhéroe y el del hombre común es, de nuevo, el sistema de licencias: la gigantesca DC (Batman y Superman) vendió los derechos en español para todo el mundo a Planeta DeAgostini, en España, lo que encareció su precio acá. A pesar de ello, la historieta de EE.UU. aún roza el 15% del negocio para distribuidoras como La Revistería, algo que se explica por el apoyo de Hollywood, que en los últimos años adaptó títulos como Spiderman, Iron Man o X-Men, y por algo tan simple como cierto: a la gente le gusta.
El último signo para el optimismo es la profesionalización. Con la experiencia del que supo ver el talento de un Quino o un Fontanarrosa, Divinsky valora “los tirajes chicos” que hacen hoy las pequeñas editoriales: “Ahora el costo básico es el papel, la puesta en máquina se abarató, por eso pueden dosificar las ediciones a medida que la demanda lo aconseja”.
El mayor interés por la calidad de la materia prima y por el diseño son para Martín Ramón, de la editorial Moebius, reflejo de esa profesionalización. También, la agrupación entre editoriales independientes para “pensar entre varios en la posibilidad de imprimir en China” (el papel importado con el que trabajan hoy cotiza en dólares y adolece de falta de variedad).
El próximo desafío es abandonar la dependencia de la comiquería y terminar de conquistar las librerías. Si bien en los últimos años, cadenas como Yenny, Cúspide y Musimundo lo incorporaron, editoriales como la de Ramón aún encuentran resistencias de los libreros por el precio del producto: “$15 no alcanza para que el 35% que les queda los deje satisfechos. Nuestro catálogo está entre $25 y $40, pero lo ideal son libros de $60”.
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Etiquetas: Argentina, Articulos de otros, Comics, Emprender
2 Comentarios:
Hace raaato que qeria comentarte algo... háblando de comics y demases, ¿Leíste alguna vez VIÑETAS? era un magazine con info y entrega de comics proveniente de España que de veras iluminó mi adolescencia entre el 97 y 99... recuerdo nìtidamente que había una escena del video Do The Evolution de Pearl Jam que era la secuencia clon de una entrega del Silencio de Malka que venía en un Nº... recuerdo tbm a Porco Rosso y uno bien al estilo del Jodo ...
un saludo Ortega, y qe esté re bien.
yo soy fans del manga y he tenido profesores de Artes Visuales e incluso compartido opinión con dibujantes chilenos y muchos de ellos no sólo no les gusta sino que tambien les falta decir que lo odian!
muchos saludos!
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