FORTEGAVERSO

jueves, julio 28, 2005

AMIGOS SERAN AMIGOS

No hay mucho que explicar sobre la siguiente columna. "Friends" fue quizás junto a "Seinfeld" y los "Simpson", el programa más emblemático de la televisión durante la década de los 90 y entrados los 2 Mil.

Esta columna fue publicada en Revista Capital, a fines de Junio del 2004, poco antes de que WB Channel transmitiera el episodio final.

Adios Amigos

El próximo martes 6 de julio se acaban diez años de historia televisiva. La serie que nos regresó a ver comedias gringas, que instauró modas, formas de hablar e hizo que toda una generación hablara de vivir como “Friends”. Por años yo quise ser como Ross, apuesto que más de uno de ustedes también…
Uno es muy ñoño. Perdón yo lo soy. Hace un mes me fui de vacaciones a Nueva York. Como el ratón Jerry en aquel musical clásico de Tom y Jerry quería conocer Manhattan, estar en esos lugares que uno ha visto en tantas películas, comprar lo que sólo se encuentra allá y claro, conocer el edificio de Friends. Y aunque me perdí en el Greenwich tratando en vano de encontrarlo, igual me tomé un par de fotos en alguna esquina cercana para mostrarle a mis amigos que había estado “en las calles” de esos otros amigos. Para quedarme con algún recuerdo concreto de la geografía de los compinches más famosos del mundo. Y una confesión aún más perna (si, se puede), recorriendo el Museo de Historia Natural, entre los esqueletos de dinosaurios y las reconstrucciones de escenas paleolíticas me acordé de una de las escenas más clásicas de la serie, cuando Ross al fin se acuesta con Rachel, bajo las mantas de los Neanderthal. Ví esas mantas, me puedo morir tranquilo.
Siempre me gustó más Friends que Seinfeld. No es que el mundo se divida entre los fanáticos de una y los de la otra, pero más de una vez discutí con otros teleadictos sobre la necesidad de optar. No se podía ser de ambas, uno tenía que ser de la tropa de los amigos pernos o de la del humorista más inteligente de Nueva York. Ok, también busqué los hitos geográficos de Seinfeld, pero no fue lo mismo, no había un mismo grado de emotividad. Como fuera, el asunto es que a la hora de elegir siempre me incliné por Friends, supongo que porque de alguna forma sentía que mi vida podía parecerse más a la de alguno de los “friends” que a la peculiar fauna “seinfeldiana”. Sumando: Yo también vivía con amigos en departamentos frente de otros amigos, también –como Joey y Chandler- sabía apreciar el arte de ver a Jasmine Bleth corriendo en la secuencia de créditos de Guardianes de la Bahía, también era fan de los dinosaurio como Ross y al igual que él, tambien me enamoré de mi mejor amiga. Ok, Providencia no tendría el glamour del Greenwich, pero algo era algo y de alguna forma era mí, perdón nuestra (porque sé que escribo por muchos) versión local del mundo de Friends.
Friends y el cable vinieron en el mismo paquete. 1997, la televisión pagada empezaba a entrar en Chile. Primero los canales de deportes, de películas y monos animados. Notable, pero cero fidelidad, hasta que el 97 llega Sony, debutan las famosas series gringas en su idioma original, las mismas que por años vimos de relleno en los canales abiertos y que ahora eran parte de un nuevo fenómeno. Descubrimos Friends con timidez al principio, luego con un boca a boca, contagiando a nuestros amigos, creando un idioma, haciendo de los nombres de Ross, Rachel, Monica, Chandler, Joey y Phoebe parte de la familia; corriendo a casa para llegar a las ocho de la tarde del lunes primero, del martes después (del Sony primero, del Warner después). Por Friends, señores, traicionamos el ritual de las teleseries nacionales. La vida cool empezó a ser la vida como Friends. Y me gustaba que así fuera, me sentía bien viendo sus tonteras, anotando sus highlights, tratando de recordar los mejores chistes de Chandler, intentando homologar la historia de amor entre Ross y Rachel con la mía, sabiendo que no se parecían en nada.
Reconozco que mi relación con Friends no fue pareja, que a ratos dejé de verlos, que más de una vez me latearon, que durante un buen tiempo sostuve que la serie debió haberse terminado hace un par de años, pero ahora, en la cuenta regresiva como que tengo pena. Supongo que a los ajenos al fenómeno le parecerá una soberana tontera lo que están leyendo, pero me siento como en los días finales del colegio, cuando sabía que en un par de semanas me iba a despedir de grandes amigos de un periodo de mi vida, tal vez para siempre. La espera del capítulo final de Friends es como la licenciatura de IV Medio, como el adiós a un grupo de buenos chatos con los que nunca más me voy a encontrar y si es que lo hago ya no será lo mismo. Y si, supongo que el martes 6 de julio a las ocho de la noche voy a juntarme con mis amigos del mundo real a despedirme de los de mentira. Quizás corra una lágrima traviesa, quizás no, quizás sea un gran episodio, quizás una lata con sabor a trámite, pero sea como sea se acabó Friends y con ellos un periodo importante de nuestras vidas. Eso es lo que importa. Brindaremos por ustedes, amigos.

1 Comentarios:

A la/s 10:07 a. m., Blogger F. Ortega dijo...

... el dulce bamboleo de yasmine y pamela... como ha pasado el tiempo no

 

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