FORTEGAVERSO

lunes, noviembre 07, 2005

Y EL ANILLO LOS DOMINÓ A TODOS

Digan lo que digan lo detractores de última hora, "El Señor de los Anillos" es una gran película. Peter Jackson cogió el texto de Tolkien y nos regaló el primer clásico de cine épico para el nuevo milenio. Me tocó criticar la tercera parte para el Wiken. Y aunque el fanático venció al crítico, el escrito resultante igual me dejatranquilo. Con la conciencia en paz.

Esta crítica fue originalmente publicada el viernes 18 de Diciembre del 2003, en WIKEN, de El Mercurio.

El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey

Hay una secuencia en "El retorno del Rey" que vale por sí sola a la hora de definir una película que - por sobre todas sus virtudes- es esencialmente hermosa. No hay voces, no hay personajes, sólo imágenes y la música de Howard Shore. Tras encender las antorchas con las que el sitiado reino de Gondor convoca a sus aliados a la guerra, iguales faros se van prendiendo a lo largo de bosques, montañas y torres de la Tierra Media. No hay más, no se necesita más; son las reglas de un mundo irreal pero que a través de la pantalla prácticamente podemos tocar.
"El retorno..." es un cuento, una aventura en su esencia más básica. Cine y oficio cinematográfico cuyos antecedentes más directos no están en "La guerra de las Galaxias", como muchos han querido ver, sino en la épica de "Ben Hur", los western de John Ford, las maravillas monstruosas de Ray Harryhausen y, sobre todo, la épica fílmica por excelencia de Akira Kurosawa.
El episodio final de esta epopeya cinematográfica es una película grandiosa. Una cinta que asusta, estremece y sobre todo emociona hasta las lágrimas. La cruzada de Frodo (Elijah Wood) y Sam (Sean Astin) ante el Monte del Destino se sigue con ese estómago apretado que sólo da la cinéfila certeza de estar ante una de las mejores secuencias que el cine masivo nos ha regalado en años. Frente a la maravilla preciosista de "La comunidad del Anillo" y al movimiento perpetuo ­y fallido­ de "Las dos Torres", "El retorno del Rey" no sólo se levanta como el capítulo más maduro de la trilogía, sino como una película que se defiende por sí sola, que destaca entre (y sobre) sus iguales ­más allá de los géneros­ y que marcará un precedente a la hora de definir lo que entendemos como narrativa épica.
Llama la atención lo triste, casi moribundo, que es "El retorno del Rey". Detalle que tiene que ver con que acá, por sobre los anteriores dos capítulos, es donde se siente más fuerte el tema de la lucha contra el destino, tópico que se aprecia en el personaje de Denethor (John Noble), un soberano condenado a cuidar un trono que no le pertenece, dominado por los temores y odios de su evidente fracaso en la tarea de esperar el retorno del rey, y en la importancia que se le da a la muerte a lo largo de todo el filme. De hecho "El retorno..." es una película sobre la muerte: el recalcado compromiso de los héroes es luchar hasta morir; una doncella inmortal entrega este don por amor, los difuntos son resucitados para pelear la batalla final, los seres eternos abandonan un mundo en el cual ha caído el telón de la muerte.
Es curioso como en este sentido el filme carece de un gran antagonista. Es cierto, ahí está el gran ojo de Sauron, la aterradora presencia de su campeón, el Rey Brujo, y el mismo Anillo, pero estos acaban siendo herramientas, meras formas de un enemigo que tiene más que ver con los conflictos y miedos de los héroes que con un hacha ensangrentada.
Por lo mismo es tan importante la idea del viaje, de la misión, del calvario casi bíblico de Frodo y Sam hasta Mordor como metáfora de superación. A vuelo de pájaro, lo lógico en la historia sería usar una de esa águilas gigantes (vistas en "La comunidad..." y que acá reaparecen) para volar hasta el volcán y tirar el anillo dentro. Fácil y bonito. Pero la cinta no trata acerca de destruir un anillo mágico y punto, sino sobre la ruta que nos lleva hasta ese acto. Reducir la historia de "El retorno..." a lo anterior es como preguntarse por qué Martin Sheen y Robert Duvall simplemente no bombardearon el área donde estaba el Coronel Kurtz en "Apocalipsis ahora", ahorrándose todo el sudoroso y lento trayecto a través del río. En la ofensiva contra el destino no importa el qué, sino el cómo de las cosas. Y esta es una historia poblada de "cómos".
Al igual que las dos anteriores, "El retorno del Rey" parte con una secuencia precréditos que nos introduce en un elemento del pasado de la historia. Luego nos situamos donde terminó "Las dos Torres", con Frodo, Sam y Gollum encaminándose hacia Mordor en su ruta por destruir el Anillo. Mientras, en la tierra de Rohan, Aragorn (Viggo Mortensen), Gandalf (Ian McKellan), Legolas, Gimli y la gente del rey Theoden encuentran a Merry y a Pippin en las ruinas de la fortaleza del mago Saruman.
Llena de logros, grandes personajes, aciertos visuales y de dirección, "El retorno del Rey" se ve con el sabor de un clásico contemporáneo. Un espectáculo precioso que abusa de la virtud del cine como experiencia estética. Jackson y su equipo acaban con aplausos la tarea de llevar a imágenes el texto de Tolkien, cerrando la puerta con el más mayúsculo de los candados: el de un gran filme hecho y actuado con ganas y corazón. Por lo mismo se le perdonan los ripios, como cortes bruscos y saltos de continuidad que denotan que lo que estamos viendo es una versión recortada de un futuro DVD especial. No sólo uno de los mejores estrenos del año, sino una de las películas más logradas del último tiempo. Excelente.

1 Comentarios:

A la/s 2:25 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Hace unos días vi "Se Arrienda", se pasaron con el guión. La pelicula me encantó, mis sinceras felicitaciones. Espero que pronto vengan más proyectos como este. Saludos.

 

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