RATONEANDO CON YES
Esto publiqué en la última Rolling Stone, sección Ratón de Discoteca. Esta es la versión completa, por razones de de espacio, el primer párrafo no apareció en la revista.
YES EN CAJITAS
The Word is Live (WB/Rhino, 2006) es básicamente la segunda parte de la caja quíntuble The Word is Yes, editada el 2002. Este boxset, compuesto de tres discos, fue armado por el guitarrista Steve Howe y es un compendio de actuaciones no recopiladas en otros “en directo” de la banda, como los legendarios Yessongs y Yesshows. El primer volumen de The World is Live Drama (1980), como la inédita “We can fly from Here”, pieza que sólo se interpretaba en vivo y de la cual no hay registros de estudio. Destaca también la potente rendición de casi 8 minutos a “Shoot High and Low”, tomado de la gira Big Generator de 1987 y del clásico sinfónico “Awaken” del tour del 79. recolecta actuaciones de 1971, en las que destacan las versiones de “Then” y el cover de Simon & Garfunkel, “America”. La edad de oro del rock progresivo aparece en el segundo volumen, con piezas como “Sound Chaser” y el meddley de 30 minutos, que incluye segmentos de “Perpetual Change”, “Soon” y “Fish”, el sólo de bajo más epopéyico de la historia del rock. El disco 3 es básicamente la etapa ochentera del grupo, y en esta excusa, lo mejor son los segmentos dedicados a la época
En las antípodas de lo anterior, la caja Essentially Yes (Eagle Recods, 2006) es básicamente la recopilación de los, injustamente ignorados, cuatro discos de estudio publicados por el combo de Jon Anderson entre 1994 y el 2001. Como bonus se incluye una quinta placa, con la versión en audio del concierto de Montreaux del 2003, actuación recién aparecida en DVD. La caja parte con Talk, disco del 94, que marca la salida del guitarrista Trevor Rabin y del tecladista Tony Kaye del grupo. El segundo volumen es el olvidable Open Your Eyes del 96, placa recordada por el regreso de Steve Howe a las guitarras y la participación de Billy Sherwood en teclados. Distinto es el caso de The Ladder (1999), disco en el que asoman coqueteos al sonido más clásico del grupo, fundamentalmente gracias al trabajo del ruso Igor Khoroshev en los teclados. Pero el punto alto de la colección es el notable Magnification (2001), trabajo en el que –ante la ausencia de un tecladistra- la banda optó por tocar junto a una orquesta sinfónica, consiguiendo el que debe ser el mejor disco de Yes desde.. ¿90125 (1984)? Y finalmente, el volumen 5. Live at Montreaux suma un par de temas de Magnification al setlist habitual de la banda, nada muy novedoso aparte del regreso del mítico Rick Wakeman a las teclas.
Tanto In a Word Live como Essentially Yes son cajas hechas a la medida del fanático, del completista que quiere tener todo lo existente e imaginado de una banda que se ha caracterizado por levantar pasiones de todo tipo. Pero además es un justo testimonio a la historia de fantasía heroica más luminosa en la historia de la música popular. Ya lo dijo el cineasta Cameron Crowe, Yes es al rock, lo que El Señor de los Anillos a la literatura, grandeza hasta lo insoportable.
Etiquetas: Prog Rock
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