SPIDER-BLACK
- Odie Spider-Man 3. Y me da lata enumerar acá las razones. Y más lata me da, porque soy fan de la 1 y la 2.
- Igual le prendo velitas a Spidey, y no se las voy a apagar nunca.
- Esto es lo que escribí sobre el buen vencino en la última Rolling Stone, una semana antes de ver la película.
UN NEGRO PRESENTE
Para los neófitos, Universo Marvel es el espacio ficticio en que se agrupan todos los personajes creados y mantenidos por la editorial del mismo nombre. Es decir las ciudades y sitios donde cohabitan los X-Men, Hulk, el Capitán América, Los 4 Fantásticos, Iron Man y Spider-Man entre un extenso panteón creado (y recreado) por Stan Lee en la década de los 60. Necesario, es también, aclarar que no debe confundirse con la competencia, es decir con el Universo DC, ambiente “editorial” en el que respiran los encapotados de la familia integrada por Batman, Superman, Aquaman, Mujer Maravilla y un largo etc. Con lo anterior claro, ya podemos tirarnos a la piscina del sorprendente Spider-Man, superhéroe que desde su creación, en 1962, se ha caracterizado por llevar al plano de la épica urbana los problemas del ciudadano común y corriente. Y era que no, si al contrario que otros colegas suyos, cuya doble vida los limitaba a agencias gubernamentales y fortunas familiares e industriales, el buen Peter Parker no era más que el último eslabón en la cadena social neoyorquina. Un chico de clase media baja, venido del peor sector de Queens; nerd, ingenuo y objetivamente medio leso, que tras ser picado por una araña radiactiva (en la historia original, genéticamente alterada en las películas y mutante, según la línea Ultimate) dedicaba la mitad de su tiempo a salvar a los inocentes. No por gusto, sino por culpa, tras el asesinato de su tío, quien le inculcó su ya clásico leit motiv que a gran poder, gran responsabilidad. Y con ese peso encima, la carga de vestirse de mallas y balancearse a través de los rascacielos neoyorquinos acabó convirtiéndose en una maldición que ha afectado su vida personal, profesional y afectiva. Hace rato que Peter Parker quiere dejar de ser Spider-Man, tal vez su cuenta regresiva esté pronto a llegar a cero.
Con la tercera entrega fílmica encima, lo cierto es que la vida del arácnido, en sus colecciones de cómics, cruza hoy por un puente sobre aguas demasiado turbulentas. Durante el 2006, el Universo Marvel pasó por lo que se llamó Guerra Civil, evento que fue gatillado por una iniciativa gubernamental (impulsado por la versión “cómics” de Bush Jr.) en la que el congreso gringo –en la ficción– aprobó un acta de registro para enlistar a todos los superhéroes norteamericanos, bajo el estatus de ser personas de destrucción masiva, en otras palabras: armas humanas. Y dentro de la comunidad disfrazada surgieron dos facciones; la “derechista”, que apoyó esta medida, comandada por Iron Man, y la “izquierdista”, que fue representada por el Capitán América. El conflicto terminó con la victoria por parte de los aliados de Iron Man, juicios, muertes, héroes desacreditados públicamente y sucesos como la separación de Los 4 Fantásticos y el encarcelamiento y posterior asesinato del Capitán América. Y en medio de ese caos, el buen Spidey, que como buen integrante del proletariado, no supo que hacer ni con quien aliarse y se metió en un problema tras otro. Al principio apoyó a Iron Man, lo que le valió una armadura arácnida de regalo, pero el repudio absoluto de sus cercanos, más aún cuando el muy bruto decidió hacer pública su identidad secreta. Resultado: fue despedido de
Y como si lo anterior fuera poco, Peter descubrió que su ex novia, la fallecida Gwen Stacy, mantuvo amores secretos con Norman “Duende Verde” Osborn, de cuya relación resultaron dos gemelos, que hoy adolescentes, buscan desquitarse con quien creen, asesinó a sus padres. Con todo este cóctel no tiene nada de raro que Peter haya decidido colgar su clásico traje azul y rojo, reemplazándolo por al uniforme negro que usó a fines de los 80 (no el con vida propia que acabó convertido en Venom, sino el de tela), como una forma de expresar públicamente su “negro” estado de ánimo, además de su actual status de fugitivo del gobierno, producto de su tardía afiliación al bando perdedor en
Etiquetas: Artículos propios, Comics
2 Comentarios:
A pesar de que, como dijo Mark Waid, Civil War demostró una falta de comprensión enorme sobre quién es realmente el Capitán America; de todas maneras el cómic del Capitán sigue siendo de lo mejorcito de Marvel en este momento gracias a Ed Brubaker, que escribe el mejor Capitán America desde la primera etapa del mismo Waid (incluso con el personaje principal fuera de circulación).
Spider-Man... eeh... me da lo mismo si vive o se muere. Spider-Man 3 tenía partes buenas... pero cosas como Venom (huele como que a Raimi lo forzaron a usarlo) y Gwen Stacy (que no aporta absolutamente nada) la tiran para abajo.
Voy a hacer como comentarista de júrbol: "Si la película se hubiera quedado sólo con Sandman de villano, más Larry Osborn haciendo de cuña fatídica en la relación de Mary Jane y el arañaman, dándole mucha más cabida a la Gwen (y matándola al final) habría sido muuucho mejor. Y si hubiese rematado con el simbionte cerrando la escena... psss, un peliculón y la promesa de una cuarta película de miedo!"
Pero como no se puede cambiar la cosa, al infierno con la película. La vi y me cargó.
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