CASI... PELICULAS
Version completa de la columna publicada hoy en el Wiken con el nombre de Nuestras propias pirámides inconclusas, como siempre se agradecen sus comentarios en los blogs mercuriales.
CASI PELICULAS
De los libros que he leído en el año, The greatest sci-fi movies never made es lejos uno de los que más he disfrutado. El autor es un freak llamado David Hughes, con introducción a cargo de H.R.Giger, artista suizo creador de Alien, y epílogo de Harry Knowles, webmaster del adictivo (y también vendido) aint-it-cool-news .
Básicamente lo que Hughes propone es que la pantalla también tiene sus Ovnis, u Ofnis, objetos fílmicos no identificados, que gastaron mucha plata y nunca se concretaron, pero que no por ello dejan de ser “películas”. En esta tonada nos traslada desde Bruce Wayne, serie acerca de la juventud de Batman, que finalmente (y con otro superhéroe) se convirtió en Smallville, al proyecto Soy Leyenda de Ridley Scott con Schwarzenegger en el papel de Robert Neville, pasando por una “versión seria” de Thunderbirds con los hermanos Baldwin como los Tracy, ¿puede ser seria una película con los Baldwin basada en marionetas?
Y como siempre debe haber un cameo chileno, el texto parte con la que el libro define como “mayor película de ciencia ficción inconclusa”. La que más dólares gastó, la que más ruido hizo, la que nació como un elefante blanco: Dune, de Alejandro Jodorowsky. El capítulo suma cada uno de los elementos que han hecho de esta “casi película” el gran mito de su especie. Dalí como un emperador desnudo, que usaba un WC como trono; David Caradine en el rol de un duque espacial eunuco; y Orson Welles como un villano travestido y obeso. Diseños y maquetas de Giger y Moebius, junto a una banda sonora a cargo de Pink Floyd. El Titanic era que no, zarpó hundido. Sostiene el autor algo a estas alturas bastante obvio, la idea de Jodo era tan rebuscada, que el resultado habría sido tan o más espantoso que la versión de la misma historia que David Lynch rodó en 1984 (después de que Ridley Scott se bajara del proyecto). Y a propósito de Lynch, The greatest… hace stop en lo que pudo ser el film comercial más descabellado de los 80, el director de Terciopelo Azul a cargo de El Regreso del Jedi, la perversión de Jabba con Leia no habría quedado sólo en un bikini de metal dorado.
Pero lo más interesante de Hughes no son sus historias, sino el ejercicio arqueológico de ir tras los santos griales del septimo arte. El libro me obligó a sacar una libreta y anotar nuestras propias pirámides inconclusas. ¿Qué fue de Smog de Marialy Rivas y Sebastián Lelio? Hubo platas, banda sonora, fiestas temáticas, casting. ¿O de Te quiero ver muerta, el verdadero primer largo de Nicolás López? En la lista debieran estar también la película de terror del Pera o la secuela de Sussi, que según Justiniano se convirtió en la serie con Andrea Molina, destino similar a Paz, la epopeya de la Guerra del Pacífico con Benjamín Vicuña, que terminó sin Vicuña y en tres domingos a través de TVN. Mala Onda que ha saltado de director en director, lo misma que Perdido de mi compañero de espacio, Fuguet, cintas que aunque no se rodaron, están ahí, existen, en los sueños y pesadillas de sus realizadores. Si alguien se anima a rastraerlas y escribir la versión local del libro de Hughes, me doy por pagado con esta columna.
CASI PELICULAS
De los libros que he leído en el año, The greatest sci-fi movies never made es lejos uno de los que más he disfrutado. El autor es un freak llamado David Hughes, con introducción a cargo de H.R.Giger, artista suizo creador de Alien, y epílogo de Harry Knowles, webmaster del adictivo (y también vendido) aint-it-cool-news .
Básicamente lo que Hughes propone es que la pantalla también tiene sus Ovnis, u Ofnis, objetos fílmicos no identificados, que gastaron mucha plata y nunca se concretaron, pero que no por ello dejan de ser “películas”. En esta tonada nos traslada desde Bruce Wayne, serie acerca de la juventud de Batman, que finalmente (y con otro superhéroe) se convirtió en Smallville, al proyecto Soy Leyenda de Ridley Scott con Schwarzenegger en el papel de Robert Neville, pasando por una “versión seria” de Thunderbirds con los hermanos Baldwin como los Tracy, ¿puede ser seria una película con los Baldwin basada en marionetas?
Y como siempre debe haber un cameo chileno, el texto parte con la que el libro define como “mayor película de ciencia ficción inconclusa”. La que más dólares gastó, la que más ruido hizo, la que nació como un elefante blanco: Dune, de Alejandro Jodorowsky. El capítulo suma cada uno de los elementos que han hecho de esta “casi película” el gran mito de su especie. Dalí como un emperador desnudo, que usaba un WC como trono; David Caradine en el rol de un duque espacial eunuco; y Orson Welles como un villano travestido y obeso. Diseños y maquetas de Giger y Moebius, junto a una banda sonora a cargo de Pink Floyd. El Titanic era que no, zarpó hundido. Sostiene el autor algo a estas alturas bastante obvio, la idea de Jodo era tan rebuscada, que el resultado habría sido tan o más espantoso que la versión de la misma historia que David Lynch rodó en 1984 (después de que Ridley Scott se bajara del proyecto). Y a propósito de Lynch, The greatest… hace stop en lo que pudo ser el film comercial más descabellado de los 80, el director de Terciopelo Azul a cargo de El Regreso del Jedi, la perversión de Jabba con Leia no habría quedado sólo en un bikini de metal dorado.
Pero lo más interesante de Hughes no son sus historias, sino el ejercicio arqueológico de ir tras los santos griales del septimo arte. El libro me obligó a sacar una libreta y anotar nuestras propias pirámides inconclusas. ¿Qué fue de Smog de Marialy Rivas y Sebastián Lelio? Hubo platas, banda sonora, fiestas temáticas, casting. ¿O de Te quiero ver muerta, el verdadero primer largo de Nicolás López? En la lista debieran estar también la película de terror del Pera o la secuela de Sussi, que según Justiniano se convirtió en la serie con Andrea Molina, destino similar a Paz, la epopeya de la Guerra del Pacífico con Benjamín Vicuña, que terminó sin Vicuña y en tres domingos a través de TVN. Mala Onda que ha saltado de director en director, lo misma que Perdido de mi compañero de espacio, Fuguet, cintas que aunque no se rodaron, están ahí, existen, en los sueños y pesadillas de sus realizadores. Si alguien se anima a rastraerlas y escribir la versión local del libro de Hughes, me doy por pagado con esta columna.
Etiquetas: Artículos propios, Ci-Fi, Cine
1 Comentarios:
Victoria
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