YO Y SPIDEY
Uno de mis superhéroes favoritos de todos los tiempos es Spider-Man. ¿Por qué? Bueno, supongo que por la historia de mi vida. Como al buen Peter, muchas cosas me han pasado por culpa de una chica. De hecho este blog, fue idea de mi victoriosa dama.
Este artículo fue publicado en Sobras, en mayo del 2002, con motivo del estreno de SPIDER MAN 1 del gran Sam Raimi.
El año de Spider-Man
“No soy sorprendente… sorprendente es Spider-Man. Yo soy increible”, decía Hulk, en un número de THE INCREDIBLE HULK (suena casi obvio), en la época a cargo del escritor Peter David. Esa en que el goliat verde era inteligente y hasta cool, nada más alejado del concepto de “hombre increíble” que tenemos gracias a esas bizarra serie de los setenta, protagonizada por Bill Bixby y Lou Ferrigno. Ojalá que esas ideas sean borradas por Ang Lee, el próximo año, y que su versión del leviatán de Marvel se acerque más a lo que esperamos los comiqueros y sobre todo los marveladictos. Ok, lo confieso, estoy cagado, hace tiempo que en materia de “mainstream historietístico” le compro harto más a la editorial de Stan Lee que a la de sus vecinos propietarios de Superman y Batman. Cosa de gustos, pero también de formación fanática.
¿Y que tiene que ver Hulk con Spidey? Bueno… Aparte de protagonizar algunos team-up juntos, de ser creación del mismo tipo, de estar construidos bajo el mismo paradigma épico y de pertenecer a Marvel Entertainment Group (MEG), no mucho, sólo que me gusta esa línea de diálogo del gigante esmeralda y quise usarla para partir esta columna. Me pareció menos barsa que largar la misión diciendo que mientras tecleo estas líneas tengo al lado de mi escritorio un ejemplar del libro “Behind The Mask: The Secrets of Spider-Man The Movie” de Mark Cotta y Stan Lee, un ultra lujoso volumen de doscientas páginas con bocetos, fotos de producción, diseños, extractos de guión y todo acerca del film de Sam Raimi que se estrena en mayo. Además puse a su lado el tomo 1 de “The Essential Spider-Man”, antología en blanco y negro que recoge las primeras 21 apariciones del héroe arácnido, desde el AMAZING FANTASY Nº 15 de agosto del 62, hasta los veinte primeros números de AMAZING SPIDER_MAN. Dos verdaderas biblias para el fanático y material fundamental para esta serie de tres columnas en las que recorreremos parte de la historia, los high y contras del alter ego de Peter Parker. Sus orígenes, eventos claves como la muerte de Gwen Stacy, el matrimonio con Mary Jane Watson, las series animadas, la olvidable serie con actores de fines de los 70, la película protagonizada por el maestro Tobey Maguire y la indiscutible calidad de la etapa 2002 de las colecciones del escalaparedes neoyorquino: el ULTIMATE SPIDER-MAN de Brian Michael Bendis, el AMAZING SPIDER-MAN de J. Michael Straczynski, SPIDER-MAN BLUE de Jeph Loeb y BLACK CAT de Kevin Smith.
No recuerdo muy bien cuando me hice hincha de Spidey. Si, estoy seguro, que tuvo que ver con los monos animados sesenteros que aquí pasaron en los ochenta (Los de la mítica canción “Friendly Neighboard Spider-Man” versionada hace unos años por Los Ramones); con la serie de actores reales, que acá estrenaron en los cines, con Nicholas Hammond (el pendex de “La Novicia Rebelde”) en el rol de Peter Parker; con un par de juguetes rotos y sobre todo con las ediciones que la editorial Pincel hizo de los comics de Spidey a mediados de los ochenta. Historietas con cero orden cronológico y mínimo respeto de la continuidad. De un día para otro, por ejemplo, el arácnido cambiaba su disfraz clásico por uno negro con poderes propios y nadie se detenía a explicar los comos y por qués de la variación. Las ediciones Marvel de Pincel estaban coronadas por historias nunca terminadas y otras censuradas por “exceso de violencia”; mal traducidas y pésimamente impresas, pero con algo especial que es difícil de definir. Mal que mal, fue gracias a esas revistas, hechas con papel de diario, que conocimos a Spider-Man, a Iron Man, a los X-Men y a los Avengers. En ellas fue donde toda una generación de “proto-freaks” vimos por primera vez al Duende Verde volando sobre su glidder entre las torres de Manhattan.
Tuvo que pasar casi una década para que me pusiera al día con los comics españoles de Planeta-Forum y supiera que el famoso traje negro era un alienígena simbiote que se había pegado a Peter Parker durante los eventos de las SECRET WARS. Que al final el bicho éste tenía sus propias intensiones (y vida) y había acabado poseyendo a Eddie Brock, fotógrafo rival de Parker en el Daily Bugle, dándole la identidad de Venon, un Anti Spider-Man, por definirlo de alguna forma. Luego vinieron las ediciones atrasadas de SPIDER-MAN, la colección de 1990, llamada así, a secas, donde un novato dibujante canadience llamado Todd McFarlene. comenzaría a hacerse famoso entre la comunidad freak… Al final Todd dejaría al arácnido y a Marvel, fundaría una nueva editorial, una línea de juguetes y se haría multimillonario. El año era 1992, y mientras McFarlene sumaba dólares Spidey se hundía en la peor etapa de su carrera, la que lo llevaría a ser considerado el peor personaje de comics durante un buen par de años. Pero antes hay harta historia que recorrer.
Creado en agosto de 1962 por Stan Lee y Steve Ditko, con diseños no acreditados de Jack Kirby (es decir los que hicieron Marvel), para la revista AMAZING FANTASY, el personaje debutó en el número 15 de esa publicación y desde entonces marcó pauta dentro del moderno concepto de superhéroe. Contra los estereotipos patentados desde los 40 por el panteón de DC Comics (Superman, Mujer Maravilla, Flash, etc) y la misma Marvel (Fantastic Four, Captain America, Namor, etc), Spidey era algo totalmente nuevo, de partida su protagonista no era un hombre adulto, sino un chico de 15 años con preocupaciones de adolescente y necesidades muy alejadas de los ideales de justicia y defensa de los inocentes. Por otra parte, era primera vez que un menor de edad conseguía ser protagónico de un cómic, hasta entonces su labor estaba en la de eterno “sidekick” de un héroe mayor o mentor, léase a Bucky (de Captain America), Kid Flash (de Flash) o al más emblemático de todos, Robin (de Batman). Con el sorprendente Hombre Araña, Stan Lee se aventuraba con 30 años de adelanto a la moda adolescente que actualmente hace nata en el cine, la televisión, la música pop e incluso el cómic.
Pero la gracia de Peter Parker era que no era un tipo ganaor, de personalidad triunfadora y suerte con las chicas, todo lo contrario: Peter Parker era un apocado de mierda. Un estudiante de anteojos, ultra nerd, extremadamente desadaptado, que sobrevivía su día como material para el hueveo en un high school de Queens, sufría de amores imposibles y era sobreprotegido por sus tíos Ben y May que lo criaban desde la muerte de sus padres. Peter Parker no era alguien en quien uno quisiera verse, aunque muchos adolescentes gringos si se reflejaban. Peter Parker estaba condenado a ser un eterno perdedor hasta que un día, durante una visita a un salón de ciencias, es picado por una araña radiactiva y su vida cambia para siempre.
Lo que Stan Lee estaba escribiendo en 1962 no era una historia unidimensional acerca de un superhéroe, sino la historia de un nerd al que las circunstancias lo llevaban a convertirse en alguien extraordinario, pero secreto. Y lo mejor de todo era que el protagonista del cuento no era este ser extraordinario, sino Peter Parker, el chico común y corriente con pésimo gusto para vestirse y mala suerte con las mujeres, razón más que suficiente para que el personaje agarrara una legión de incondicionales absolutos. Por casi veinte años, SPIDER-MAN no tendría competencia en calidad de historias y ventas.
De la mano del artista John Romita y los guiones del eterno Stan Lee, durante los 60 y 70, Spider-Man se convertiría en el modelo de cómic por excelencia. Tanto así que su influencia sería clave en los cambios y madurez experimentados por personajes como Batman y Superman (de DC Comics) durante los ochenta. Marvel supo encontrar la madurez narrativa a través de las revistas del arácnido, construyendo todo un universo dentro de estas. Un universo en el que Peter Parker era el eje, pero en donde también se movían secundarios que terminaron siendo tan legendarios –y protagónicos- como el chico del latex y las telarañas. Caracteres como Flash Thomson, el insoportable matón de la escuela, la imposible Betty Grant, la querible tía May, el difunto tío Ben (que antes de morir le diría a Peter eso de que “un gran poder requiere de una gran responsabilidad”), J.Jonah Jameson, el amigo incondicional Harry Osborn y su padre sicópata Norman Osborn (Alias Duende Verde), toda la bizarra fauna de villanos (solo comparable a la de Batman) y la insuperable Gwen Stacy… una teleserie por si sola.
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