HEROES: ¿QUIEN VIGILA A LOS VIGILANTES?
La definición oficial y exacta de superhéroe no existe, pero como tal se entiende la idea de un personaje dotado de poderes o facultades extraordinarias, que hace uso de éstas para el bien de la humanidad. Generalmente, se oculta bajo una identidad secreta, esto con el objeto de proteger a sus seres queridos de sus enemigos. Suelen vestir un traje de guerra, en forma de disfraz, con capas, antifaces, máscaras y un cinturón de herramientas. El origen de sus poderes es vasto, y éstos pueden ser de naturaleza extraterrestre (Superman), mágicos (Shazam), consecuencia de experimentos militares (Capitán América, Hulk), tecnológicos (Iron-Man), ocasionados por accidentes espaciales (Los 4 Fantásticos), radiactivos (Spider-Man), producto de la evolución genética (X-Men) y el más complejo y dramático de todos: de la propia voluntad y el deseo de venganza (Batman).
El superhéroe, como figura de ficción, nace en junio de 1938, cuando la revista Action Comics Nº 1 presenta a Superman. Un año después aparece Batman, la Mujer Maravilla y el Capitán América, originándose lo que se conoce como Edad de Oro de los cómics y que se enmarca en historias simples, infantiles, inocentes y profundamente patrióticas, producto de la 2ª Guerra Mundial. Tras un periodo de estancamiento, en 1960 se inicia la llamada Edad de Plata, delineada por la aparición de la editorial Marvel y el trabajo del guionista Stan Lee, quien incorporó personajes con traumas más reales, como la timidez (Spider-Man), el alcoholismo (Iron Man), la discriminación (X–Men) e incluso las discapacidades (Daredevil), acercando a estos seres al mundo de sus propios lectores. En la Edad de Plata, los superhéroes dejaron de ser dioses, perdieron la inocencia y caminaron con los mortales, pero faltaba algo más.
En 1985, se publicó Watchmen, miniserie de 12 revistas de historietas –recopilada luego en formato de novela gráfica–, del inglés Alan Moore, un voluminoso trabajo, reconocido en cuanto ránking se ha hecho, como el mejor cómic de todos los tiempos. No sólo eso, la revista de libros del New York Times ha apuntado a la obra como una de las mejores novelas publicadas en las últimas tres décadas. Watchmen es básicamente un relato en que los superhéroes son vistos como personas normales que deben lidiar con la responsabilidad de poseer poderes y todo lo que ello acarrea: fetichismo, impotencia sexual, nazismo, etc. A lo largo de casi 500 páginas, Moore se pregunta y nos pregunta “Who watch the watchmen?” (¿Quién vigila a los vigilantes?) interrogante que se ha convertido en la idea fundamental de cuanto estudio serio se ha realizado sobre la mitología del defensor enmascarado desde Watchmen en adelante.
Héroes parte de ese cuestionamiento y lo desarrolla en el soporte de la televisión. Héroes ha funcionado a nivel de fanáticos y críticos porque fue vista como un crossover perfecto entre el mundo del cómic y el de las series de la televisión. Héroes es hoy, aquí y ahora, el heredero definitivo de esta rica mitología iniciada en 1938, mejorada en 1960 y cuestionada en 1985. Héroes es quizás la respuesta a la pregunta que Alan Moore dejó abierta en sus Watchmen, porque acá sabremos al fin quién vigila a los vigilantes.
¿Cómics y TV, TV y cómics?
Es indudable que sin Lost no existiría Héroes. Ambas series comparten elementos comunes, personas normales que se ven involucradas en un evento extraordinario. Claro, Héroes es más extrema y harto más violenta que Lost, pero ambos dramas comparten el hito de haber relanzado el género fantástico en la pantalla chica, con un impacto que no se vía desde Los Expedientes Secretos-X. En este sentido el éxito –y el impacto medial– que consiguió Lost pavimentó la pista para Héroes. Es verdad que antes que los náufragos, otras series –como Smallville y Los 4400– ya venían coqueteando con el género, pero fue el fenómeno constituido gracias a Lost lo que permitió que NBC se arriesgara en un proyecto, en un inicio de bajo presupuesto creado para el Sci-Fi Channel.
Héroes también tiene una deuda con el cómic, mundo que homenajea con citas directas –como el uso de tipografía de viñetas en créditos y subtítulos– y del cual toma mucha de su inspiración. Es indudable la influencia de Watchmen en la estructura de la narración, pero también de otros títulos menos conocidos, como Rising Stars, del guionista J. Michael Straczynsky (creador de la serie Bayilon 5), que parte de una premisa similar a la del drama de Universal Channel, en cuando a que los superhéroes son originados a partir de un evento cósmico; en Rising Stars de la caída de un asteroide; en Héroes de una eclipse total de sol.
Creada y propuesta por Tim Kring (el mismo de Crosing Jordan y miembro del equipo “cerebral” de Desperate Housewives) la serie cuenta con la asesoría del escritor de cómics Jeph Loeb (Superman: Las Cuatro Estaciones) y del dibujante Tim Sale, compañero de Loeb, quien se encarga del diseño de los personajes y de realizar las pinturas e historietas del personaje de Isaac Méndez (Santiago Cabrera). Sale es además responsable de las novelas gráficas publicadas online y que forman parte del producto multimedial de la serie, que va mucho más allá del límite de la pantalla de la televisión y que detallaremos más adelante. Kring y su equipo consiguieron lo que ninguna adaptación de cómics en el cine habían logrado, que gente que nunca en su vida había abierto una revista de historietas se interesara en una historia de superhéroes. Quizás porque al contrario de lo que sucede con Superman o Los 4 Fantásticos, estos personajes no son infalibles defensores de la justicia, sino simples hijos de vecinos, llenos de defectos y temores que no tienen idea de la inmensa responsabilidad que les ha caído encima.
Etiquetas: Artículos de otros, Ci-Fi, Comics, Watchmen
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