FORTEGAVERSO

viernes, agosto 12, 2005

LA GRANJA VIP

Ayer se acabó LA GRANJA VIP, menos mal. Soy fan de los reality, me gustan harto, pero nunca soporté la versión V.I.P de este show. Y eso quedó claro en esta columna publicada en Capital, hace un par de meses

La columna fue publicada originalmente en Capital enla edición del Viernes 24 de Junio del 2005.


Feas actitudes

Cuando uno pensaba que el 13 no podía hundirse más en el peor reality que han producido, suman un error/horror imperdonable: no hacerle caso al público. “La Granja VIP” no sólo ha sabido convertirse en el programa más insufrible de nuestra tele, sino que de postre se ha convertido en metáfora de uno de los peores males de nuestra pantalla.


Hace dos columnas lo dije. La Granja VIP era el reality que el 13 jamás debió hacer. Las razones las repito. Los programas de este tipo son básicamente un coliseo para que un grupo de anónimos vendan a su madre ante las cámaras buscando por un lado el premio en dinero y por otro la fama que todo hijo de buen vecino desea. Esa es la gracia y la moral de un reality: el voyerismo de la gente común y corriente viéndose a si mismos en la pantalla chica. Por eso, si la idea de Nicolás Quesille y compañía era repetir el formato con famosos, debieron por un lado escoger a gente VIP de verdad y por otro fomentar el lado escandaloso de las cosas. Un amigo me decía:
-Yo no quería ver a Pamela Díaz conspirando dentro de conspiraciones, quería verla agarrándose a Hernán Hevia, poniéndole el gorro a Neira ante los ojos de todo Chile.
Y aunque su argumento tenía mucho de facilismo, no dejaba de tener razón. Si uno quiere ver famosos encerrados en televisión, la idea es que estos famosos se suelten las trenzas como nunca los hemos visto, porque para ser sinceros -y sin el ánimo de pormenorizar a los colegas de otras revistas- la nueva producción del team Quesille no ha pasado de ser una versión tridimensional y en movimiento de las copuchas de TV Grama y TVy Novelas.
Pero el mal ya estaba hecho. La Granja VIP nació en regresiva. Aburrida. Lejana a todos los logros que la estación católica venía logrando en el género. Entonces a algún cerebro se le ocurrió sumar escándalos a la tontera. Descontando el chiste de Sandra O’ Ryan, vino el asunto de la pastilla que terminó con la expulsión de Black, uno de los pocos personajes realmente carismáticos que pasaron por el fundo-estudio en su versión very important people. Mala decisión. Pero nada comparado con lo que vino después. La apresurada decisión de permitir el reingreso de participantes eliminados (vuelve uno cada quince días. ¿…?), seguida por el ventilado retorno de algún granjero original dejaba claro no sólo que el 13 estaba desesperado por reflotar su leviatán, sino que derechamente no tenían idea de lo que estaban haciendo. Y la demostración concreta fue el escándalo de la semana pasada. Mientras el público votó -con altísimo porcentaje- por la vuelta de Alex Gerhard a la granja-estudio, Quesille y su equipo –vayan a saber por qué, dicen que por la negativa de los “internos”- optaron por meter a Vicky. La decisión no sólo es una falta de respeto hacia la gente, sino una traición del canal a toda su propuesta. A toda su moral. Si La Granja VIP venía muerta, acabó por sepultarse. Pasar por alto lo que la gente pide en un programa popular, del cual se grita a viento y marea que depende de sus fantáticos y espectadores, es una descomunal falta de respeto, frente a la cual La Granja VIP no se diferencia en nada de Refugio Mekano y Tocando las Estrellas, los peores shows de esta fauna. Sobre Gran Hermano del Pacífico prefiero no opinar, puede que no sea una maravilla, pero al menos da risa, no pena como ocurre con el espectáculo conducido por Sergio Lagos.
Pero como dicen los futbolistas, la fea actitud del Canal 13 para con su público, por sobre lo mal que deja al programa, es además una muestra de uno de los peores males de nuestra televisión. Dejar que los egos predominen sobre la calidad. Actitud que ha generado monstruos mediáticos como Paulina Nin de Cardona, las hermanas Campos, Emeterio Ureta, Raquel Argandoña y una larga lista de especímenes que han terminado convirtiéndose en caricaturas del mal gusto. Destino que me atrevo a decir se estirará a partir de La Granja VIP a cuanto reality futuro haga el 13, la gente ya no les va a creer. Claro, porque han confundido su carácter de figuras con pasarse de listos con quienes están al otro lado de la pantalla. No hay nada peor que una persona fome que se cree simpática y con ellos, sucede algo similar. Paulina Nin de Cardona, diciendo en Primer Plano que lo que el público espera de ella es honestidad demuestra que la ex dueña de la perra Cosita vive en un mundo de fantasía. Al público no le interesa la honestidad, sino pasarla bien y que no le miren la cara de idiota. El cambiar las reglas de La Granja VIP, en el caso de Alex Gerhard, demostró de un modo patético que no hay mucha diferencia entre los responsables de los realities del 13 y actitudes como las de Nin de Cardona. Puede que los modos y situaciones hayan sido distintos, pero en ambos ejemplos a nadie le importó quien estaba más allá de la pantalla, con el control remoto en la mano, que al final de los finales debe –y es- ser el factor más importante para quien desea hacer televisión.