CIUDADANO CHABON
Un mini ensayo inédito -y largo- acerca de cómo un fanático de los cómics escribió una de las novelas más hermosas sobre el cómic de superhéroes y de pasó firmó uno de los mejores libros publicado en los últimos años
Este artículo apareció por extractos en diversos medios. Desde los sitios www.civilcinema a www.sobras.com, hasta LA REVISTA DE LIBROS de El Mercurio, en junio del 2004. Sin embargo esta es la primera vez que ve la luz en forma integra. Y larga. Es como anti blog, pero creo que vale. Con perdón.
La Liga de Michael Chabon
El nombre de Michael Chabon probablemente no le diga nada a nadie. Salvo a los seguidores de la nueva generación de escritores gringos y a los que se detuvieron en el documental que incluye la edición en DVD de “El Protegido”. Chabon aparece junto a Frank Miller y otros autores hablando sobre la función del superhéroe en la construcción de una moderna mitología popular. Y mucho de lo que dice no deja de ser decidor. De partida (y a modo de ejemplo) que más que “La Guerra de las Galaxias” y “El Señor de los Anillos” son los Superhéroes la real y más universal de las mitologías populares creadas en el siglo XX. Panteón multicolor y milagroso, heredero de la literatura masiva gringa de los años 30, que por más de 60 años han hecho historia, sumado dólares y fanáticos. Batman y Spider-Man son nuestros personales Robin Hood y Gulliver. Y Alan Moore y Frank Miller nuestros contemporáneos mitopoetas. La Biblia dice que existe un solo mediador entre el mundo de los cielos y el de los hombres: Jesucristo. Pues Chabon agrega otro: Superman. Es cierto que su tesis no tiene nada de otro mundo y que gente como Umberto Eco (en “Apocalípticos e Integrados”) hacía tiempo la habían tratado. Pero la gracia es que Chabon la hace desde la perspectiva no del análisis semiótico y lingüístico, sino de la del fanático, del seguidor y el coleccionista. Que de ahí la lleve al mundo de las bellas letras, esa es otra cuestión.
Para presentar a Chabon, lo mejor es hacerlo comparándolo con Kevin Smith, cineasta con el cual este escritor comparte tanto en común como de diferente. Michael Chabon es como Kevin Smith pero académico y culto. Donde Smith es cultura pop, Chabon es cátedras universitarias. Donde Smith es light, Chabon rebosa peso intelectual. Donde Smith es un MacDonalds, Chabon es alta gastronomía. Es que Chabon nació entre cómics. Su abuelo tuvo un pequeño imprint (editorial), pero hizo mejor carrera en los 40s como escritor y dibujante de Charlton Comics, la propietaria de personajes como Blue Beetle y Captain Atom que fue finalmente adquirida por DC y que estuvo a punto de ser relanzada por Alan Moore en 1985 en un proyecto llamado “Nobody Heroes” que finalmente vería luz con el nombre de “Watchmen”. El mismo ha a dicho que su educación literaria le debe más a Stan Lee y a Will Eisner que a Fitzgerald, lo que no deja de ser curioso viniendo de un tipo que ha sido comparado con Mark Twain y otros grandes autores de la historia literaria norteamericana.
Chabon estudió literatura en la Universidad de Pittsburg y se graduó con una novela llamada “Los Misterios de Pittsburgh”, una historia en la que el entonces joven escritor dio rienda suelta a su obsesión con el clásico género de las aventuras pero contado en códigos modernos. Una peculiar mezcla entre Robert Louis Stevenson (“La Isla del Tesoro”) y Bret Easton Ellis (“American Psycho”) que lo hizo ganarse la atención de la crítica y el público. Ovaciones que se doblaron con el libro que vino después: “Wonder Boys” (“Chicos Prodigiosos”), novela que sería llevada al cine por Curtis Hanson y que acá conocimos como “Fin de Semana de Locos”, donde Michael Douglas y Tobey Maguire se lucieron en una relación de héroe y sidekick en el mundillo de los escritores. Aunque hay que aclararlo, en la película de Hanson se nota mucho menos este coqueteo con el cómic que si hay en la novela. De partida, su título original, “Wonder Boys” (“Chicos Prodigiosos”, Anagrama, 2000) deja mucho más patente este velado homenaje. En el libro el personaje de Tobey Maguire era el Robin, el Wonder Boy, del escritor que cubrió Douglas, lo mismo que este lo había sido antes de un autor de novelas baratas de ciencia ficción, pulp y comics, personaje que no aparece en la película. Lástima.
Tras la publicación en Estados Unidos de “Wonder Boys”, Chabon redactó un guión de los “X-Men” para Brian Singer, screenplay que al contrario que el que finalmente vio a la luz estaba basado en la etapa más clásica de Chris Claremont pero ambientada en la primera era de los “Uncanny X-Men”, la Stan Lee y Jack Kirby. Aparte de ser un cuento de superhéroes, el libreto construía en una segunda lectura una hermosa historia de amor entre un inválido (Cyclops) y la chica más bella del baile (Jean Grey). De Wolverine había más bien poco, así que fue bastante lógica la decisión de los productores de desechar el trabajo por uno con más acción. A modo de dato, si a alguien le interesa leer este screenplay, está disponible en inglés junto a un ensayo titulado “X-Men and I” en el sitio oficial de Chabon (www.michaelchabon.com).
Aparte de “Chicos Prodigiosos”, para el 2000, Chabon tenía firmado dos libros de relatos: “A Model World and Other Stories” y “Werewolves in ther Youth: Stories”, pero faltaba el broche de oro de su carrera. El que cómics mediante llegó el 2001.
Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay
Contrario a otras artes narrativas y manifestaciones culturales y sociales como el cine, la literatura y los deportes, el cómic muy pocas veces ha sido homenajeado por sus iguales. Hay novelas sobre música y cine, hay canciones sobre cine y libros, hay cine sobre deportes y escritores, pero películas, novelas y canciones acerca de cómics poco y nada. Salvo notables excepciones (“El Protegido”, “Donnie Darko”, “Las Aventuras de los Asombrosos Altar Boys” –estas últimas sólo en DVD-) son escasas las ocasiones en que el mundo de las historietas ha sido reflejado en otras manifestaciones artísticas y culturales. Sin embargo en este caso parece cumplirse eso que dice que de lo bueno mejor poco.
Aparecida a principios del 2001, “The Amazing Adventures of Kavalier and Clay” -en español, “Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay” (Mondadori, 2002. Precio de referencia, $24.000)- es una ambiciosa novela de 600 páginas, ambientada en la Nueva York de 1938 que relata las aventuras de Joe (Josef) Kavalier y Sam Clay (Samuel Klayman), dos jóvenes judíos que se plantan –más por accidente que otra cosa- a escribir un cómic protagonizado por El Escapista, peculiar personaje que –en la ficción- competirá a la par con Superman de Action y National Comics. La 2ª Guerra Mundial está a punto de estallar y la novela reconstruye muy bien esta tensión en el ambiente. La forma como los jóvenes americanos de la época ven la amenaza del III Reich y como los personajes de pulp e historietas enfrentan al casi sobrenatural enemigo en que se ha convertido Adolf Hitler. Sobre este background crece la historia de estos dos primos, el auge del personaje que crean, el éxito de su propia editorial (Empire Comics) y la posterior caída de la misma tras la Segunda Guerra Mundial. Lo interesante de la novela es que junto a los personajes de la ficción aparecen otros como Jack Kirby, Will Eisner, Stan Lee, Orson Welles y Salvador Dali que de ficción tienen nada, eso sin contar cameos de los creadores de Superman y de los dictatoriales y caricaturizados propietarios de DC Comics. Pero junto con la narración lineal hay pasajes en que el propio mundo de las historietas de Kavalier y Clay se mezclan con el real. Lo verosímil del relato desaparece en algunos capítulos y la acción se centra en las aventuras del panteón de personajes que la dupla creó a partir de El Escapista. Es como si de una página a otra saltáramos de la real Nueva York de comienzos de los 40s a la fantástica Empire City de la misma época, una ciudad sobrepoblada de vigilantes enmascarados y científicos locos.
Pero hay que aclarar. En rigor “Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay” no es una novela sobre cómics o la historia de este arte. Es el relato de dos tipos comunes y corrientes que por el azar del destino se meten en este mundo. No es una película de Kevin Smith sobrepoblada de fans y citas literales, sino la reconstrucción de la vida de unos personajes tan entrañables como extraños, sobre los cuales pende como inmenso escenario la llamada edad de oro del cómic norteamericano y la entonces recién aparecida figura del superhéroe como defensor de las costas de la democracia occidental.
Como en “Chasing Amy” de Kevin Smith, la novela comienza en una Comicon, donde Sam Clay recuerda la vida de Joe Kavalier, su compañero de aventuras y eje de la historia. Kavalier es el verdadero héroe de Chabon, no su imaginario Escapista. El libro se inicia con este joven judío nativo de Praga intentando escapar de los Nazis. El chico dibuja bien, tiene facilidades artísticas y sus padres creen que puede tener una oportunidad en América, la tierra de los sueños y la libertad –el discurso es fácil pero entendible en su contexto-, así que lo ayudan a salir de la ciudad. Imitando a su ídolo, Harry Houdini, Kavalier consigue escapar no sólo de Praga sino también de Europa, llegando meses más tarde a la Nueva York de 1938, donde conoce a su primo Sam Clay, segundo personaje de la trama y quien inspirado en las aventuras de su familiar y amigo redacta la idea de un superhéroe especializado en escapes milagrosos. Un defensor enmascarado como Batman, con la habilidad de salir de cualquier aprieto gracias a la habilidad de su mente, sus manos y el resguardo de una especie de llave mágica.
El Escapista es dibujado por Kavalier y no demora en conseguir gran éxito, logrando convertirse en una seria competencia para los populares Superman y Batman, además de otros personajes, salidos no sólo de cómics sino de publicaciones “pulp” de la época, como El Fantasma y Flash Gordon. El Escapista no tarda en parir a una serie de vigilantes urbanos, que comparten su espacio, el universo Empire, mismo nombre de la editorial que Kavalier y Clay fundarán para resguardar su exitosa propiedad intelectual y en la cual comienzan a desfilar talentos gráficos de la época como el nombrado Jack Kirby. Pero el 6 de Diciembre de 1941 estalla la guerra y Kavalier decide partir a la acción real y es acá donde su torcida imaginación lo hace combatir emulando las artes de su curiosa creación cómica. En una narración paralela, Kavalier y Clay se dedican la segunda parte del libro a combatir a los nazis, el primero en el campo de batalla real, el segundo en la fantasía de las tintas.
“Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay” es un relato hermoso acerca de dibujantes, guionistas, superhéroes y viñetas, pero también de una era curiosa y emblemática en la historia cultural de los Estados Unidos. No es una lectura difícil, pero tampoco es un libro liviano, de hecho hay partes en que la densidad y la ambición de la prosa de Chabon pueden espantar hasta el más pegado con la golden age. Sin embargo constituye en su globalidad un notable ejercicio y homenaje hacia un arte que muchos amamos. Y esto lo digo desde una perspectiva bastante personal.
Preciosista y grandioso, no deja de ser significativo que una novela sobre “dibujantes y superhéroes” se llevara el premio Pulitzer al mejor libro del 2001 y el galardón doble a la mejor novela y al mejor autor de ese mismo año del New York Book Review. Una lección mayúscula para esas academias con sabor a lata y asfalto que se afanan en seguir viendo al cómic y a los paladines enmascarados como un género menor, que no requiere ni de tiempo ni de atención. Chabon se tomó la molestia y salió ganando. Por algo será.
Tras el éxito literario de “Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay”, que fue comprada por Warner para ser adaptada por el propio Chabon, en un film que si todo sale bien debería comenzar a rodar Curtis Hanson a mediados del 2003, el autor se embarcó en dos proyectos, “Summerland”, una novela corta de fantasía para niños, al mejor estilo Tolkien y “McSweeney's Mammoth Treasury of Thrilling Tales”, una peculiar antología donde Chabon invito a colegas tan disímiles como Nick Hornby, Dave Eggert, Neil Gaiman, Elmore Leonard y Stephen King, entre otros, para contar historias de aventuras. Todo mientras se embarca en una ambiciosa novela acerca del mundo del Béisbol.
Pero Chabon no se ha quedado tranquilo en su relación con el cómic. Tras llevar al 9ª arte al universo de la literatura seria, fue fichado por partida doble por DC Comics por un lado para llevar a los “monos” las aventuras del Escapista y del resto del universo de Empire Comics y por otro para escribir el guión de una miniserie ambientada en la Edad de Oro y protagonizada por la “JSA: Justice Society of America”. Además Chabon es el autor de la idea original y del primer guión de “The Amazing Spider-Man”, la secuela de la película de Sam Raimi, protagonizada por Tobey Maguire donde de acuerdo al screenplay del escritor deberíamos ver al Dr. Octopus y a una singular versión de la legendaria Gwen Stacy.
Etiquetas: Watchmen
5 Comentarios:
bien que colocaste este texto. Me dieron ganas de subir el mío. saludos desde valpo. Jim Lee y F Miller la llevan.
a
Hola Francisco,
Está bueno el blog, y este artículo en particular. Algunos comentarios sobre la relación de Chabon con los comics:
Las historias del Escapist en comics las está publicando la Dark Horse, no la DC.
El guión de JSA que hizo Chabon para la DC consiste en una historia corta, no una miniserie completa.
Tienes alguna referencia sobre la relación del abuelo de Chabon con la Charlton comics? Este tipo de datos me interesa. (Lo que había leido era que el abuelo había trabajado en una imprenta, no una editorial propiamente tal.)
Saludos,
Rodrigo
http://rodrigobaeza.blog-city.com
Qué buen post. No habia leído ninguna de las versiones. Estuve hace poco en baires y no encontré ningún ejemplar de Kavalier ... y lo habia visto antes, por suspeusto a mitad de precio, pero ea vez elegí a los otros wonder boys, franzen y eugenides. por santiagonia no lo he visto asi que si sabes dónde estará te agradezco el dato.
De "Wonder Boys" agregaría que una vaz más el tema de traducir el título es un perfecto ejercicio de igornacia por parte de los mercanchifles marketeros.
La band sonora me parece genial y de hecho escribo con papá bob de fondo: things have changed.Dos cosas notables de la pelicula son los hombres. es una película muy de tipos adultos, alguno atrapado en su juvenil éxito, pero nada teenager.
Lo otro, el amor adulto, no hay tequieros entre suspirados, hay la dificultad para decir dos simples palabras.
muy buen post, lo repito.
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Ortega, no es inédito (wajajaja).
Salió en mi blog hace como un año. Lo que significa que en la teoría no está inédito, pero en la practica es como si lo fuera.
Te añadiré dentro de los links de famosos, muy al ladito de las bitácoras de Villouta y Nelzon Tangol
Consulta:
Los tractores de la novela son aquellos que vienen con oro en el motor y que los alemanes se han llevado como locos del sur de Chile. Tenís que buscar uno y mandar a sacarle una foto, con un potrero de fondo.
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