BIG FISH: LA VERDAD DE LAS MENTIRAS
Puede sonar cursi y hasta lugar comun, pero hay algo especial en ser reconocido por los pares. No voy a usar la palabra colega, porque la odio. Y pasó. "El Gran Pez", penúltima película de Tim Burton me voló el rostro. Con la distancia quizás no me parece tan buena como en aquella primera lectura, pero esa es la gracia de las obras de arte. Se mueven. Algunas mantienen su encanto, otras crecen y otras bajan. Escribí una crítica más larga que otras, que tuvo especial acogida entre lectores y editores. Tanto, que para fin del 2004 el texto fue escogido entre los 10 MEJORES TRABAJOS PERIODISTICOS DEL 2004, en el Premio de Excelencia anual que entrega la Universidad Alberto Hurtado.
Esta crítica fue publicada originalmente en la revista WIKEN, El Mercurio, en Julio del 2004.
EL GRAN PEZ
Hay películas que por encima de sus virtudes artísticas son buenas de bondad, de buenos sentimientos. Son historias que acaban siendo más grandes que la vida y que nos hacen sentir mejores personas. Como las fábulas que nos leyeron en el colegio, "El Gran Pez" es de esos relatos que nos impulsan a a convencernos de que si hubiera más cuentos como éste, el mundo sería un mejor lugar.
La nueva película de Tim Burton es una narración pintada con acuarela, preciosista y estatuaria; con carácter y cojones. La cinta dialoga con nosotros y nos hace amigos de su experiencia fílmica, conversa sobre los significados de vivir, querer, mentir y, sobre todo, crecer y madurar sin perder la inocencia. Bienvenidos a un cálido oasis fílmico, de esos que obligan a permanecer en silencio cuando las luces se encienden y a darle un beso a quien queremos. Quizás estemos ante la película más emocionante de la temporada.
"El Gran Pez" funciona en dos grandes niveles. Por un lado es una historia acerca de contar historias, y por otro, un relato sobre el padre, cuestiones que podrían ser totalmente distintas pero que acá funcionan como un gran todo. La tesis de Burton - y de la novela de Daniel Wallace en que se basa- es que el padre y el acto de contar son uno. Mientras el lazo materno es por naturaleza físico y biológico, el paternal es narrativo. La madre no necesita presentarse, el niño la reconoce por instinto. El padre, en cambio, desde el momento que dice "soy tu papá", cuenta una historia, como protagonista y héroe de ella.
El padre es así el primero y mayor de los desconocidos. Todo lo que sabemos de él es de acuerdo a su versión de los hechos. Contar un cuento, entonces, es un acto de entrega y, sobre todo, de amor. Ser padre es igualarse a una figura narrativa y retórica. Eso es lo más bello de la película. Edward Bloom (Ewan McGregor de joven, Albert Finney de viejo) es simplemente un papá deseoso de contarle la mejor historia del mundo a su hijo. Bloom no quiere acabar siendo un héroe obsoleto cuando su pequeño crezca, su deseo es morir siendo el mejor y el mayor de los caballeros andantes. Y vaya que lo consigue. Porque aunque el anhelo de Will Bloom, el hijo (un solidísimo Billy Crudup), es encontrar la verdad tras lo narrado por su viejo, sabemos que su deseo es todo lo contrario: que lo contado sea precisamente lo verídico. Will puede reiterarle a su linda esposa (una dulce maravilla llamada Marion Cotillard) sus ganas de exorcizar los fantasmas de las mentiras de Edward, pero lo que en verdad necesita es confirmarlas. Su real temor no es jamás haber conocido a su verdadero padre, sino que éste no sea el campeón de las mejores historias de su vida. Como verificador de datos, Will está muerto de miedo y condenado - menos mal- al fracaso.
La cruzada del personaje de Crudup es básicamente la de un hijo que busca antologar a su padre. No a sus historias, sino a él. No es casual que el muchacho se haya convertido en periodista. El padre lo dice en un momento: "nos dedicamos a lo mismo, contamos nuestros relatos, sabemos que nuestra versión de la vida es mejor que la verdadera. Finalmente somos iguales".
"El Gran Pez" es como uno de esos libros infantiles llenos de láminas y emociones móviles. Es un cuento grande para gente grande. Burton recupera las glorias de su santo "Ed Wood" y el tiempo perdido con sus simios espaciales y su pop gótico. McGregor se luce en uno de los mejores papeles de su carrera y a Finney dan ganas de abrazarlo. Crudup demuestra ser perfecto para esta clase de roles y Jessica Lange... a ella solo véanla acurrucarse junto a su esposo en una tina blanca mientras entre lágrimas dice que jamás va a secarse. En ese instante se entienden muchas (demasiadas) cosas. Dios, este es un filme grande como la mejor de las mentiras. Notable.
Esta crítica fue publicada originalmente en la revista WIKEN, El Mercurio, en Julio del 2004.
EL GRAN PEZ
Hay películas que por encima de sus virtudes artísticas son buenas de bondad, de buenos sentimientos. Son historias que acaban siendo más grandes que la vida y que nos hacen sentir mejores personas. Como las fábulas que nos leyeron en el colegio, "El Gran Pez" es de esos relatos que nos impulsan a a convencernos de que si hubiera más cuentos como éste, el mundo sería un mejor lugar.
La nueva película de Tim Burton es una narración pintada con acuarela, preciosista y estatuaria; con carácter y cojones. La cinta dialoga con nosotros y nos hace amigos de su experiencia fílmica, conversa sobre los significados de vivir, querer, mentir y, sobre todo, crecer y madurar sin perder la inocencia. Bienvenidos a un cálido oasis fílmico, de esos que obligan a permanecer en silencio cuando las luces se encienden y a darle un beso a quien queremos. Quizás estemos ante la película más emocionante de la temporada.
"El Gran Pez" funciona en dos grandes niveles. Por un lado es una historia acerca de contar historias, y por otro, un relato sobre el padre, cuestiones que podrían ser totalmente distintas pero que acá funcionan como un gran todo. La tesis de Burton - y de la novela de Daniel Wallace en que se basa- es que el padre y el acto de contar son uno. Mientras el lazo materno es por naturaleza físico y biológico, el paternal es narrativo. La madre no necesita presentarse, el niño la reconoce por instinto. El padre, en cambio, desde el momento que dice "soy tu papá", cuenta una historia, como protagonista y héroe de ella.
El padre es así el primero y mayor de los desconocidos. Todo lo que sabemos de él es de acuerdo a su versión de los hechos. Contar un cuento, entonces, es un acto de entrega y, sobre todo, de amor. Ser padre es igualarse a una figura narrativa y retórica. Eso es lo más bello de la película. Edward Bloom (Ewan McGregor de joven, Albert Finney de viejo) es simplemente un papá deseoso de contarle la mejor historia del mundo a su hijo. Bloom no quiere acabar siendo un héroe obsoleto cuando su pequeño crezca, su deseo es morir siendo el mejor y el mayor de los caballeros andantes. Y vaya que lo consigue. Porque aunque el anhelo de Will Bloom, el hijo (un solidísimo Billy Crudup), es encontrar la verdad tras lo narrado por su viejo, sabemos que su deseo es todo lo contrario: que lo contado sea precisamente lo verídico. Will puede reiterarle a su linda esposa (una dulce maravilla llamada Marion Cotillard) sus ganas de exorcizar los fantasmas de las mentiras de Edward, pero lo que en verdad necesita es confirmarlas. Su real temor no es jamás haber conocido a su verdadero padre, sino que éste no sea el campeón de las mejores historias de su vida. Como verificador de datos, Will está muerto de miedo y condenado - menos mal- al fracaso.
La cruzada del personaje de Crudup es básicamente la de un hijo que busca antologar a su padre. No a sus historias, sino a él. No es casual que el muchacho se haya convertido en periodista. El padre lo dice en un momento: "nos dedicamos a lo mismo, contamos nuestros relatos, sabemos que nuestra versión de la vida es mejor que la verdadera. Finalmente somos iguales".
"El Gran Pez" es como uno de esos libros infantiles llenos de láminas y emociones móviles. Es un cuento grande para gente grande. Burton recupera las glorias de su santo "Ed Wood" y el tiempo perdido con sus simios espaciales y su pop gótico. McGregor se luce en uno de los mejores papeles de su carrera y a Finney dan ganas de abrazarlo. Crudup demuestra ser perfecto para esta clase de roles y Jessica Lange... a ella solo véanla acurrucarse junto a su esposo en una tina blanca mientras entre lágrimas dice que jamás va a secarse. En ese instante se entienden muchas (demasiadas) cosas. Dios, este es un filme grande como la mejor de las mentiras. Notable.
Etiquetas: Artículos propios, Cine, Ego, Héroes
7 Comentarios:
Hijo de perra, casi lloro.
era la idea, hacerte llorar insensible
bien tocayo. recuerdo un fragmento de 60 kms allá en ese hoyo negro que fueron los noventa (país en transición/no molestar) en la zona de contacto, que me pareció total por la mezcla de referencias. bien porque no te quedaste en ser el chico promesa. te acabo de decubrir desde el recién inagurado blog de bisama. te invito a tomarte una cerveza en el mío
http://cienfuegospoesia.blogspot.com/
No he visto la peli..pero juro que con este comment correré a BB y la arrendaré.
Me gusta como escribes!
saludos =)**
recuerdo cuando vi la pelicula en el cine la Natty tenia como 3 meses de mebarazo, me corrian las lagrimas en las escenas finales, pero yo quería pasar piloa, onda que la Natty no se diera cuenta (que niño!!), igual me cachó y me dijo "que te pasa?", nada dije, me entro algo al ojo...ja! ne me creyo ni en bajada.
Gran comentario Pancho...me obligas a verla de nuevo...menos mal que la tengo en DVD.
Señor Meyer.
creo que la critica q hiciste a la pelicula el gran pez es muy buena y opino lo mismo creo que tim burton quiere mostrar a su publico un mundo ingenuo y magico,aunque tmb destca aaquellas personas que no encajan en este mundo superficial y cruel
¡Majestuosa! No hay duda que la enorme imaginación de Tim Burton y su fuerza visual para recrear historias impregnadas de singularidad están presentes en esta película. La película no sólo es una maravilla visual de las mejores de hoy en día; es también una maravilla de historia que además de reflexionar sobre el concepto de fantasía frente a la realidad, de las relaciones entre padres e hijos y otros muchos temas; tiene la capacidad de sumergir al espectador en una atmósfera fascinante que atrapa desde el primer fotograma hasta el último. Además como fiel seguidora del actor Steve Buscemi le di una oportunidad, y no me arrepiento pues es de las mejores que he visto.
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