SUNSET BOULEVARD
Comparar es una de las técnicas periodísticas más sucias y facilistas. Por eso mismo es tan delicioso hacerlo. Además que, y con perdon, igualar la historia de la señora Menen con la obra maestra de Billy Wilder que use de título fue absolutamente maravilloso.
Esta columna fue publicada la primera quincena de Julio de este año en revista CAPITAL
Autoreferencia. Una de mis diez películas favoritas de todos los tiempos es Sunset Boulevard. Obra maestra de Billy Wilder, cita obligada de cualquier cinéfilo. El filme, cuenta la historia de Joe, un guionista venido a menos, quien huyendo de unos cobradores mafiosos se esconde en lo que cree es una gran casa abandonada. Pero la mansión pertenece a una veterana actriz del cine mudo (Gloria Swanson) quien lo secuestra y lo obliga a leer y corregir un guión que ella misma ha redactado y, que en su delirio, significa su inminente regreso a la pantalla grande. Joe acepta, más que nada por la oportunidad que la situación le da para escapar de sus perseguidores. Error. El héroe termina sumiéndose en el cómodo mundo de fantasía que el personaje de la Swanson ha creado en torno suyo. Ese lugar imaginario al que suelen amarrarse los jubilados de la fama, personajes que pululan aquí y en la quebrada del ají y que aprovechan cualquier oportunidad bajo los focos para llorar diciendo que los tiempos de ayer fueron mejores.
El regreso de Cecilia Bolocco a las pantallas de Mega me recuerda Sunset Boulevar. Esa parada de superestrella, de diva eterna, de nueva wonder woman del canal privado no es más que un ancla a un mundo que ya no existe. Que quizás nunca existió. Ok, nadie discute que la Bolocco fue la soberana absoluta de la televisión chilena durante la década de los 90, que sin ella Viva el Lunes no habría tenido ni la mitad del glamour y la clase que tuvo. De facto, que sin ella el Kike no sería lo que es hoy. Pero el tiempo pasa y la velocidad de las cosas es cada vez más acelerada. La televisión chilena del 2005 no es la de 1995. Respiramos en una era de nuevas divas, de nuevos modos. De ritmos que no tienen nada que ver con aquellos que seguía la Bolocco en su golden age. La señora Menen es una actriz muda en un mundo demasiado bullicioso.
Como en Sunset Boulevard, el publicitado retorno de quien fuera llamada la primera dama chileno-argentina puede suceder sólo en la cabeza de Bolocco y acabar creando otro monstruo mediático anquilosado en un planeta cada vez más lejano a nuestro sistema solar. ¿Cómo ser diva en un mundo sin divas, cómo ser primera figura en una continuidad en la que nombres como Andrea Molina y las chicas del team Mekano y los realities son las favoritas de titulares y focos? Cecilia Bolocco como figura televisiva está muerta. Su imagen es la idea de otra época. Antes de firmar con la estación del Sr. Claro debió haber revisado su hábitat. Los años dos mil son tiempos complejos y paradigmáticos, que obligaron a sus ex compañeros a asumir caminos y tareas muy distintas a las que tenían cuando la franqueaban. Alvarito como segundón del más pop de nuestros cantantes y Kike regresando a sus orígenes, como cuico simpático, patrón de un club nocturno con chicas de grandes escotes. Cecilia tiene estampa de reina, de eso no hay duda, pero es lo único que le queda: la fotografía de una continuidad pretérita. En su era dorada, una sola mirada suya era capaz de silenciar a la prensa farandulera. Todos sabían de sus enredos con Kike, pero nadie lo decía. Ahora, eso sería imposible. La pregunta entonces es y será si Mrs. Bolocco está realmente preparada para combatir en el campo de batalla de nuestra actual televisión. La respuesta, como es obvio, queda en suspensivos.
Bolocco de vuelta, Vértigo invitando e incitando a figuras como Juan Antonio Labra a creerse el cuento de que pueden regresar, de que son astros que necesitan una segunda oportunidad. Rojo jugándosela por una competencia de reciclaje de recordadas patrullas juveniles ochentenas. Tiempos verbales de ayer. Y eso es terrible. La TV es por mucho el medio más cruel de todos. Es cosa de recordar el paso de Cecilia Serrano por Vértigo, ajena a cualquier recuerdo de la seria lectora de noticias, convertida en un vestido con voz. O en Paulina Nin, por mucho la enferma más crónica del abandono televisivo. Regresar después de haber sido olvidado por el mismo público es como volver con la polola que más nos dañó. Ok, la nostalgia es válida, pero nunca suficiente en un medio que nos guste o no, está en continua evolución. Muchos dirán que Mekano es la copia de Música Libre. Y puede que así sea, como Radiohead lo es a Pink Floyd, pero no son lo mismo. Hay nuevas caras, nuevos cuerpos y nuevas canciones. El pasado duele, los costalazos son mas altos cuando se tiene más años en el cuerpo.
Joe ve en Sunset Boulevard como la diva de ayer se hunde en sus falsos mundos. “No necesitábamos diálogos, teníamos rostros”, dice en un momento Swanson. Me temo que veremos a Bolocco decir algo así en LUN a medida que su show decaiga. Y eso, como crítico más que pena, me asusta.
1 Comentarios:
No sé si será justo para la gran Gloria Swanson compararla con nuestra Cecilia Bolocco.
En fin, sólo decirle que concuerdo con usted. Sunset Boulevard es una obra maestra. Increíble como Billy Wilder juntó a tanta luminaria en decadencia (Von Stroheim, Cecil B. de Mile, la misma Swanson) para hacer una película que claramente usa el recurso de la intertextualidad con la realidad.
Creo que es, junto con "Some like it hot", lo mejor de Wilder.
Saludos
C.
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