GEN HBO (Final)
Y finalmente... the finale...
En la mente del hombre HBO
Me junté con Ortega en el restaurante de un hotel de pocas estrellas que queda frente a mi oficina. Le dije que necesitaba hablar con él sobre las series de HBO y que a cambio de eso, lo invitaba a almorzar. No fue complicado convencerlo; según me dijo antes, cree que es mala suerte rechazar una invitación a almorzar.
Pedimos casi lo mismo, carne con una especie de salsa agria, Ortega con arroz, yo con puré. Ortega dice que también debió pedir puré, que se ve mejor que su arroz. Es la única vez que se queja. Come rápido, casi nervioso, como si estuviera apurado, es un chico HBO pienso. Sería un buen extra de Los Soprano, un novio chileno para la hija de Tony. Dos capítulos y un balazo en la frente.
-¿Y la peor? -le pregunto.
-La peor qué
-Serie de HBO.
-No sé, Oz, pero porque nunca he sido muy fanático de ella. Prefiero las películas de cárceles con chicas. ¿Has visto las con Pam Grier, la mujer de Jackie Brown? Tanto desnudo frontal masculino me choquea. Yo no era de aquellos que no se duchaba en el colegio.
-Entiendo.
-The Band of Brothers me cansó. Me maravillé con el primer capítulo, bajé de intensidad en el segundo y apenas soporté el tercero. Seguí viéndolo por una cuestión de trabajo. La suma de los egos de Spielberg y Hanks terminó por patearme el estómago.
-No era mala pero era Salvando y salvando al soldado Ryan.
-Hey, ¿donde está el soldado?
-Exacto.
-No digo que haya sido mala, la producción era notable. Insolente de grandiosa.
Es buena la palabra insolente, la gente debería usarla con mayor frecuencia.
-Insolente también de solemne.
-Si. HBO no nació para hacer series históricas sino para hacer historias de lo contemporáneo.
-Bien dicho.
-Gracias.
-¿Qué crees que tiene HBO que no tienen los otros canales de series?
-Eso es como pedirme un mensaje para la juventud.
Se ríe, yo también, tiene razón.
-No es lo que tiene-, me dice, -de hecho no hay ninguna diferencia formal entre HBO y Fox; Warner, ABC o NBC. Todos funcionan más o menos con la misma estructura. Financian ideas de tipos creativos. Creen en equipos independientes y les dan las armas para triunfar en la industria.
-Esa es la mi teoría.
-Sí. Le dieron la oportunidad a gente como Chris Carter (The X-Files), Josh Wheddon (Buffy) o David Chase (Los Soprano), por nombrar a tres grandes de la industria dramática televisiva, tipos que hicieron de su nombre una marca registrada, un sello de calidad. En el mundo de los fanáticos de las series hace tiempo que no manda el nombre del actor protagonista, las leyes vienen de quien está detrás de una nueva producción. En la última década, los creadores y escritores de series han alcanzado el merecido estatus de directores de cine. Entre Carter y Spielberg hay puras diferencias formales.
-Vale, pero te alejaste de la pregunta inicial.
-Para allá voy. La diferencia de HBO es que es una señal pagada, una señal Premium, no como las otras. Esto hace que no tenga que regirse por los mismos códigos que el resto de los canales y le permite pasar por alto cuestiones de censura y conducta televisiva. Fox tiene los mismos medios y formas que HBO para hacer una serie, pero HBO tiene el plus de la libertad para hacer lo que quiere, además no necesita de un índice de audiencia para financiarse. En HBO nadie dice nada si sale una teta, en Fox o Warner se acaba el mundo. HBO es el sueño para cualquier guionista, te permite arriesgarte, crear, ir más allá, sin tener a las autoridades conductuales y económicas de un canal paradas encima. Six Feet Under, por ejemplo, es un lujo, pero un lujo imposible de vender a una señal como NBC o Warner. ¿Piénsalo? ¿De qué manera podrías vender la idea de una comedia que de comedia no tiene nada, sobre una familia de enterradores en la que la muerte es casi un personaje más? ¿Quién, con criterios comerciales y morales, financiaría los capítulos de una historia plagada de homosexuales católicos, esposas maduras y adulteras, adolescentes drogadictas y hermanos con fijaciones incestuosas?
Trato de pensar de qué manera y en quién, pero antes de dar con una forma, Ortega convierte su punto aparte en uno seguido y sigue hablando.
-Para eso está HBO, para agarrar estas ideas y darles formas. El resto de los canales gringos funciona bien con chicas ultraguapas, enfundadas en cuero, pegando patadas a quien se cruce por delante.
-Buffy-, respondo en contestador automático.
-Alias-, me corrige. -Es casi lo mismo, pero está mejor escrita.
-¿Y qué pasa con la forma de ver televisión? -le pregunto.
Ortega corta un trozo de carne, la mueve en la salsa y se la mete a la boca. Me hace un gesto de que espere mientras mastica.
-¿En qué sentido? -,me pregunta con la boca casi llena.
-En el de las costumbres, la fidelidad del fanático... -le respondo.
-Eso cambió desde antes de lo del Gen HBO, vino con el cable. Lo que hizo HBO fue convertir en fanáticos a gente que no ve mucha tele. Es la diferencia que hay entre los fans de Friends y los seguidores de Los Soprano. Friends le gusta a casi todo el mundo, pero nadie se muere si se pierde un capítulo. Friends la ve la gente que no tiene friends. Con Los Soprano es distinto, no le gusta a todo el mundo, pero el público es más fiel, más adicto. Se siente mal si se pierde un capítulo. Se juntan con sus amigos, con sus friends, a verla.
O, pienso, están dispuestos a perder a sus amigos con tal de ver a sus personajes favoritos.
-Hay también un estatus, no se de qué, pero definitivamente de algo. Como que las series de HBO son más elitistas... -teorizo.
-Exacto... No sé como explicarlo, pero es verdad. Como que me es fácil imaginar a un ministro o a un abogado mirando Los Soprano, pero no veo a esa misma persona mirando una serie en Warner. Y no es porque estas sean peores, sino por una cuestión que va por encima. Un estatus televisivo. La televisión es para la gente normal, ni tonta, ni brillante, ni fea ni linda. HBO es más que eso, es televisión para la gente inteligente, es televisión con clase, con estilo. HBO es el canal que ven los no sé... los poderosos, los influyentes, los brillantes, los lindos. Decir que eres adicto a Six Feet Under es como decir que haces clases en una universidad. Da estatus
-El gen HBO
-Exacto
-Después de todo esto no es televisión, es HBO -cito el tagline con el que definen al canal.
-Y no es chiste - asegura.
-¿Y cómo ha influido el Gen HBO en la crítica televisa? -le pregunto.
-Ser crítico de televisión ahora es mucho más cool que comentar cine. Se dio vuelta el pastel. Antes de HBO, hablar de televisión era como el hermano pobre de la crítica de espectáculos, ahora tiene mucha más onda que escribir de cine. Incluso es más respetado.
-Pero tú también escribes de cine -contraataco.
-Es cierto, pero es la tele la que me paga el departamento.
Más datos biográficos. Aparte de escribir de televisión en Capital, Ortega comenta cine para el suplemento de espectáculos del diario El Mercurio y redacta una exitosa, honesta y onanista columna online de crítica a chicas famosas y guapas e ideales para pensar en ellas a la ahora de masturbarse en el portal bizarro-adolescente que es Sobras.com. Aparte de eso, es editor de la revista-guía de una de las empresas de cable de Chile. Ni idea de donde saca tanto tiempo para hacer lo que hace, ver tele y existir. Se lo pregunto.
-No tengo vida privada. Veo más tele de lo que salgo, además de que me gusta gano plata haciéndolo. Es como ser prostituto catódico.
Este tipo está loco, pero le funciona, uno le cree. Eso es una virtud.
-Volvamos a lo de la crítica -le pido-. ¿Por qué ahora es tan cool escribir de televisión?
-Por la misma razón que hoy es mucho más cool escribir, dirigir o actuar en buenas series que en películas. De hecho la entrega de los Emmy es mucho más interesante, impredecible y entretenida que la ceremonia de los Oscar.
-¿...?
-Hoy por hoy, las series de HBO son por lejos las mejores "películas" que hay en el aire. HBO ha hecho por la televisión lo que Sundance hizo por el cine gringo a fines de los 80. Convirtió a la pantalla chica, odio esa definición, en un lugar mucho más interesante que el cine. En el sitio para descubrir para donde va la cosa en la industria de las artes narrativas y dramáticas. Velo de este modo, Sex and the City es la mejor comedia romántica desde Annie Hall...
-No estarás exagerando.
-Bueno, desde Cuando Harry conoció a Sally.
-¿Y Los Soprano?-, me gustó el juego.
-La película de mafiosos definitiva. Ni Scorcese, ni menos Coppola van a llegar más lejos en el género que David Chase. Este tipo, gracias a sus carismáticos gangster de Nueva Jersey, renovó un estilo completo. ¿Nómbrame una película de mafiosos que haya dado tanto que hablar como Los Soprano en los últimos diez años?
No se me viene ninguna a la cabeza. Las de Tarantino, tal vez, pero no entran en la misma categoría.
-...
-Ves. Y si seguimos en el juego, Six Feet Under es la mejor historia que se ha llevado a la pantalla, llámese tele o cine, desde... no se, Annie Hall.
-¿Por qué repetiste dos veces la misma película?
-En estos días es mi película favorita, lo más probable es que cambie de opinión el próximo mes, pero hoy por hoy, Annie Hall es mi parámetro para juzgar todo.
-Buen gusto-, le digo. -Pero mejor compara Six Feet Under con lo obvio, American Beauty, el factor Alan Ball, el guionista... el factor común. ¿Cómo era lo de esa propiedad matemática?
-El orden de los factores no altera el producto, la propiedad conmutativa -recita Ortega, buena memoria, pienso-. Al ver Six Feet Under da la impresión que cuando Alan Ball escribió American Beauty lo que en realidad estaba haciendo era redactar el borrador de su trabajo más personal y ambicioso, Six Feet Under. Compara ambas obras, en la superficie las historias son distintas, pero los motivos y las obsesiones del autor resultan comunes. Sólo que en el caso de la serie HBO estas obsesiones, valga la redundancia, van mucho más lejos, más hondo. Personalmente me encantó American Beauty pero a la distancia se me aparece como un ensayo para Six Feet Under. El vuelo de pruebas de un prototipo, el testeo que probó el terreno para la obra realmente madura.
-Perfecto.
-¿Y tú que opinas?
-No se. No le he puesto mucha atención a la serie, de verdad no he visto más de un par capítulos pero Six Feet Under no tiene es apuro y, sobre todo, no es para nada caricatura... en Belleza americana casi todo es caricatura, partiendo por la familia del chico.
Six Feet Under la tendría en dvd, pienso, toda la colección, como las novelas de Dostoievski ("todas las familias felices son iguales pero todas las famlias infelices son distintas"); se me ocurre que, al reverlas, ganan mucho. Me da miedo rever Belleza americana; siento que le vería todas las costuras.
-¿Y qué pasa con las otras series HBO? -le pregunto.
-The Mind and the Married Man es la mejor novela para hombres maduros que se ha escrito en un buen tiempo -agrega-. Como de Nick Hornsby. Alta Fidelidad, pero mejor.
-¿Cual crees que ha sido el efecto de las series de HBO en el público latino?
-¿Qué clase de pregunta es esa, Fuguet?
-La principal de artículo.
-La idea de este artículo es TODO lo que hemos hablado.
-Es verdad, pero igual contéstame la pregunta.
-Ni idea -me dice.
-Ni idea -repito, esperando que pase el temblor.
Sociología barata y buena televisión
Según Ortega, lo de HBO da para sociología televisiva. Estudio de modelos y comportamiento humano de acuerdo al programa que ves. Si alguna vez alguien dijo que se podía juzgar a una persona por su colección de disco o por su película favorita, ahora es más interesante hacerlo por la serie HBO que ve. Dime que serie miras y te diré quien eres. Un quién es quién por sus costumbres televisivas.
-De partida está la gente que ve tele y la que ve las series de HBO. Los primeros son masa, gente sin mucha opinión, sin sentido crítico, gente normal. No quiero sonar despectivo, pero es verdad. En cambio los Gen-HBO es gente de mente.
-¿De mente o demente?
-Ambos. HBO no sólo nos ha cambiado como espectadores, sino que nos hizo parte de una nueva generación de seguidores de series.
Me percato que es primera vez que habla desde la parte protagónica de la acción, usando la primera persona plural.
-...una generación que hace de su serie favorita una forma de vida. El caso de las chicas Sex and the City es el más emblemático. Es como meterse en un baño de mujeres por media hora a escuchar lo que hablan de uno.
-Ahora la dan en Cinecanal, ¿no?
-Si, pero Sex and the City es y será una serie de HBO, la primera de todas por lo demás. Al menos la primera que se hizo famosa y masiva. Arrasó con premios y audiencias, creo hábito. Es como el Hombre Lobo original, la naturaleza de la maldición, si queremos buscar el inicio de todo, el eslabón es Sex and the City.
-El pecado original, gentileza del género femenino -comento.
-Y ahí partió el hábito -continua-. Sex and the City fue el contagio original, puso palabras de moda, impuso nuevos tragos, formas de vestir, maneras de actuar, signos de vida. Que las mujeres jóvenes de Nueva York actúen como Carrie y sus amigas es una cosa, pero que las de Latinoamérica lo hagan ya me parece un chiste. Los baños de mujeres, estaban bien en las letras de Mijares, no en las chicas que uno conoce. Las odien o las amen, todas las mujeres que conozco están pegadas con las protagonistas de Sex and the City, entienden los códigos de la serie, se identifican con alguna de ellas y aunque reconozcan que Mr. Big es de lo peor y que jamás saldrían con un tipo como él, saben que si él apareciera en sus vidas, perderían la cabeza. Sex and the City convirtió a todas las mujeres de la generación HBO en una ensalada de histerias, rumores y obsesiones sexuales. Sex and the City las hizo volver a olvidarse del tipo común y reiniciar la búsqueda y la cacería del príncipe encantado... lástima.
-Búscate otro tipo de mujer -le aconsejo, adivinando mucho de experiencia y trauma personal en su vertiginosa opinión sobre la serie creada por Darren Smith.
-No me gustan las normales - me dice.
-¿Y la serie?
-Me encanta -confiesa- Es como leer Cosmopolitan, un placer necesario, para entender ciertas cosas raras.
-¿Tu lees Cosmpolitan?
-A veces, pero en el baño.
Regresa el mozo y nos pregunta si queremos postre o café. Pido sólo café, Ortega también, pero además agrega una fruta. Después me comenta que no sabe para que pidio la fruta y que lo más seguro es que ni siquiera la toque. Le digo que se la puede llevar.
-Conclusión, ¿cómo se reconoce un verdadero fanático de las series HBO?
-Porque habla de las series por su nombre en inglés -me responde sin dudar.
-Hasta yo sé que las series HBO conservan su nombre original, no son traducidas. Esa no es razón.
-Excepto Los Soprano-, me corta. -Son Los Soprano, nadie dice The Sopranos, como sí dicen Six Feet Under...
-Es verdad. Pero dame otra razón - le pido.
-Si se cree Tony Soprano, supongo...-, me contesta.
-¿Tú te crees...?
-Estás loco, yo de Tony Soprano no tengo nada. Yo sólo quiero una Missy en mi vida.
-¿Quién es Missy?-, pregunto, recordando que hace un rato anoté que debía volver sobre esta señorita. Ortega se adelantó, bien por él y por mí.
-La pasante de Micky Barnes en The Mind of the Married Man-, me informa.
-¿Pasante?-, le pregunto.
-Alumna en práctica, da lo mismo, me gusta la palabra pasante, es como caliente.
Tiene razón: pasante.
-Ivana Milicevic, modelo nacida en Bosnia en 1978, un metro noventa de puro estilo, una princesa. Todos necesitamos una Missy en nuestras vidas, una chica recién egresada que haga la práctica contigo y que se enamore de ti...porque... porque existes, sin más razón
-Entonces quieres ser como Micky.
-No, yo sólo quiero una Missy, que es distinto.
-Consíguete una alumna en práctica, entonces, ¿no eres editor?
-Si, pero no es tan fácil. Missy no existe, Fuguet.
-Sólo en HBO, Ortega.
-Sólo en HBO.
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