FORTEGAVERSO

viernes, septiembre 11, 2009

“ONCES” EN SEPTIEMBRE


El 11 de Septiembre de 1973 yo no había nacido. Mi papá era un pendejo de 23 años, recién salido de Técnico Agrícola de la U de Chile, sede Temuco, hoy UFRO. Tenía su primera pega en el SAG y llevaba poco más de un año casado con mi madre. Mi vieja estaba embarazada de un hermano mayor que nunca nació. El 11 de Septiembre de 1973, mi viejo trabajaba para el SAG de Collipulli, bajo el mando de un sujeto flojo como el hueso de la frente, puesto por el gobierno de la UP, para mandar y trapear el piso con los jovencitos universitarios a su servicio. Apenas supo de la noticia acaecía en Santiago, el mutante apretó cachete, era que no. Mi papá agarró la camioneta del SAG y volvió a Victoria, llevando en la pick up uniformes de trabajo que eran verdes. Dos días después, el 13 de Septiembre, cuando regresó a Collipulli fue detenido por milicos en la carretera. Los conscriptos, eso eran, vieron que trabajaba para el SAG (empresa del gobierno de Allende) y concluyeron que los uniformes agrícolas eran “trajes de combate”, así que para dentro, derecho al regimiento de Lautaro. Estuvo medio día horas encerrado, hasta que un amigo militar lo reconoció (habían hecho el servicio juntos, tenían gente en común, de hecho mi viejo al haber estado en el ejército como un universitario tenía rango de suboficial de reserva) y lo sacó minutos antes de que fuera ordenado ser subido a un camión con rumbo a Concepción. Conocer a la gente correcta en el momento correcto, sólo eso, también que Dios a veces existe, que en el sur todo el mundo conoce (o conocía) a todo el mundo y que mi abuelo era funcionario de Carabineros. Mi viejo se salvó, nunca ha contado si le pegaron o no, la camioneta del SAG y los uniformes quedaron requisados, del resto de la gente del SAG 70-73 nunca más se supo. Y en virtud de esto, de todo lo que vio, siempre me he preguntado como es que mi padre siempre ha sido de derecha, pero es un buen hombre y es mi viejo y eso al final es más importante, al menos a mi es lo único que me importa.
Para el otro 11 de Septiembre, el del 2001, yo estaba trabajando en Virtualia, cuando de pronto alguien cuenta que una avioneta se estrelló contra una de las torres de WTC. Como lector del Readers Digest me acordé de inmediato de “Pesadilla en el piso 72” y recordé ñoñamente que no era primera vez que eso ocurría, que en los 30 o 40, un bombardero B-25 Mitchell se había estrellado contra el Empire States Building pero el Empire States era una mole bien armada, bien diseñada, no como los cubos de cristal de las torres gemelas, versión hipertrofiada de nuestra funesta Torre Santa María. Al final no fue un avioneta, sino un 757, pero cuando lo supimos ya era tarde, una segunda nave se incrustaba en la otra torre. Y de ahí a correr por un televisor a la casa de un compañero de pega que vivía cerca. Y la gente sin ganas de trabajar, pendiente del minuto a minuto, un día perdido, o ganado, como se le quiera ver. Las torres se vinieron abajo y luego otro avión en el Pentágono, la teoría loca de que ahora iban con bombas atómicas, que EE UU estaba lleno de aviones suicidas. Ese día Boeing dejó de construir aviones comerciales y manufacturó misiles crucero tripulados. Todo el planeta estaba cagado de miedo, también de imbéciles que decían que Bush debía de disparar ya sus misiles contra Corea y el Medio Oriente, en mi oficina había uno (y era uno de los jefes de sección). Cada minuto, cada hora, era como estar dentro de un capítulo de 24 privado. La historia del planea había cambiado, también nos habían quitado nuestro 11 de Septiembre, la fecha ahora no era de Chile, era del mundo, las futuras generaciones sólo iban a recordar las torres cayendo, no a Allende y su caída.



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miércoles, junio 10, 2009

LOS TRANSFORMERS ME ALEJARON DE DIOS



Esta historia real. Tengo un revoltijo religioso. Mi mamá es evangélica, miembro de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera y mi papá católico. Como tal nací y me crié en medio de dos religiones. Iba a colegio católico, a misa con mis abuelos paternos y a culto evangélico con mi familia materna. Y como Victoria es pueblo chico, donde todos se conocen y yo además era buen alumno, las monjas y curas del Santa Cruz hicieron no se que enredo teológico-ilegal para equivalerme el bautismo evangélico con los sacramentos católicos. No se puede, va contra las ordenes de cualquier arzobispado, pero lo hicieron. Una ventaja del sur que me sirvió para que los curas no me armaran atado cuando me casé hace dos años (en un templo del Opus Dei, la Veracruz de Lastarria, pero con sacerdote jesuita). Tengo, como quien dice, lo mejor de los dos mundos cristiano occidentales. Aunque claro, el cura que me casó, me advirtió que la huevada era bien tubria, pero ahí estaba, era válida. Dios está conmigo. En fin. Hasta los 10 años yo era bien cercano a la iglesia, sobre todo a la evangélica. El culto era mucho más entretenido que las misas y las historias de la Biblia tenían notables action figures como Josue, Sansón y otros ilustres. Era de los que en verano iban a escuelas bíblicas y no faltaban los domingo a la escuela dominical (ir en la semana una vez a misa y el domingo a culto evangélico era heavy, pero a mi me funcionaba). De hecho, para mi mamá, ir a la escuela dominical era tan importante como que fueramos en la semana al colegio, así nos levantaba cada domingo a las 10 para que con mi hermana llegaramos a la hora al templo. Y yo no ponía peros, porque igual me entretenia... Hasta que TVN estreno Transformers un domingo a las 11 de la mañana y todo se fue al carajo. Dios dejó de importarme, ninguna historia de profetas o salvaciones divinas alcanzaba el nivel de épica que la obsesión de Optimus Prime por defender a los humanos o la rivalidad shakespereana entre Starscream y Megatron. Los domingo ya no eran los mismo. Jesús y sus enseñanzas no podían competir contra... Veamos, contra la supuesta cobardía de Mirage, el hallazgo de Skyfire/Jetfire en el ártico, Wheeljack construyendo a los Dinobots, la llegada de los Constructicons, el debut de Devastator, la triste historia de la amistad rota entre los Constructicons y Omega Supreme, la isla de los Dinobots, la perturbadora historia de amor entre Hoist y una humana, los Decepticons bañados en oro, la búsqueda de Alpha Trion, el dilema trascendental de donde demonios se iba el trailer de Optimus... Robots transformables contra la gloria de Jehova, el todopoderoso no se la pudo con el poder de la Matriz de la creación. Y mi vieja diciendo que eran monos satánicos, que me estaban alejando de Dios y bueno, tan alejada de la verdad no estaba. O sea, si algo tan idiota como los Transformers me importaban tanto como para dejar de ir a un ritual familiar/religioso/de crianza era simplemente porque Dios nunca me había importado mucho. Lo mio no era cuestión de fe, sino de crianza. Freak, así como otros se alejaron de la iglesia por lata, por que crecieron, dudaron, les gustó el rock, que se yo... yo me alejé de los mandamientos y sacarmentos gracias a los Transformers. ¿Cómo quieren que no les tenga tanto cariño a estos idiotas robots disfrazados? San Optimus Prime que estas en cybertron, energizado sea tu nombre...

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martes, junio 09, 2009

10 COSAS EN LAS QUE CREIA CUANDO ERA CABRO CHICO


  1. Que los grandes se comían los papeles de los dulces
  2. Que Jesús era una guagua
  3. Que en Santiago sólo había edificios, no casas
  4. Que Noe en verdad hizo un Arca y se salvó del diluvio
  5. Que el número CERO era el más bacán de todos porque con él despegaban los cohetes
  6. Que USA era la sigla de los cohetes y transbordadores espaciales.
  7. Que los marcianos venían de Júpiter
  8. A propósito, le tenía miedo a la mancha roja de Júpiter, a los botones, a los perros y a los vampiros.
  9. Que los Eucaliptos del cementerio de Victoria eran más altos que la cordillera de los Andes
  10. Que todos los amigos de mi papá se llamaban “guevón”

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miércoles, enero 30, 2008

LA "MALDITA" U Y OTRAS COSAS DEL FUTBOL


Este es el primer y espero último posteo de futbol de Fortegaverso. En rigor no se nada de fútbol. No me interesa, no lo entiendo, me aburre y puedo sonar ignorante pero para mi son sólo once giles "muy bien pagados con pesimo gusto para vivir vestirse comprar autos que suelen agarrarse modelos tetonas muy fáciles en la disco kmasu", los que ni siquiera le dan alegría al sufriente pueblo. Todo lo contrario, con sus sueldos se aparecen como una burla cruel al hijo de vecino. Menos entiendo ese fanatismo inválido ante una realidad de que somos mayúsculamente malos para el balón pié. Quizás por eso, cuando me preguntan de qué equipo soy, uso el comodín de Club de Deportes Temuco, mal que mal es mi segunda ciudad natal. Que me perdonen chunchos y indios amigos, pero en rigor no encuentro mayor diferencia entre ser seguidor del Colo o de la Chile. Ok, los primeros son fanáticos ganadores, los otros sufridos. un amigo musicólogo me decía que ser Colocolino era ir a la segura, era equivalente a ser Beatlemaniaco. En cambio ser de la Chile era apostar por Pink Floyd o Bob Dylan como grande entre grandes. Quizás en terminos freakis, ser del Colo es como ser seguidor de Star Wars, en cambio ser de la Chile implica más mítica, más Star Trek. Como sea, tal vez no me interese el fútbol, pero si las buenas historias. Y una de esas buenas historias, que siempre ha llamado mi atención, es la naturaleza del fanatismo azul. Desde la distancia de la ignorancia, nunca he entendido como tantos dan su vida por un equipo que en ciencias exactas es malo. Pero el fútbol no es ciencias exactas y tiene mucha pasión involucrada. Y algo de eso hay en este artículo, que encontré por casualidad en El Grafico, una enciclopédica revisión a los equipos más "malditos" de la historia del fútbol, esos teams que a pesar de arrastrar pérdidas y penas, conllevan también la más católica de las devociones. Y en esta lista, de pura y exquisita trivia, la U aparece en el lugar 12 (de 13). Algunas maldiciones son más que dignas. Descarguen el reportaje aquí.

De muestra un botón:
Colo-Colo y la U son los clubes más populares de Chile. A ese nivel, que uno de los dos esté 25 años sin ser campeón (1969-94), cuando el otro estuvo como máximo 7, y que encima en ese lapso se vaya al descenso (1988, Pellegrini DT) cuando el otro jamás cayó a Segunda, invita a la comparación y el encasillamiento. Allí cimentó su rasgo de equipo sufrido.

Algo más. Ayer en la revista Ya de El Mercurio encontré un artículo acerca del boom del fútbol femenino, de equipos pelolais de fanáticas de Francisca Valenzuela y Tori Amos que se han levantado como las legitimas nuevas estrellas del balón pie. Y de hecho, con lo estructuradas que son las mujeres, no me extrañaría que de aquí a 20 años, el fútbol sea en Chile un deporte femenino y sean ellas las bien pagadas que se agarran a los actores de moda. En fin. Y mientras veía las fotos de esas quinceañeras futboleras me acordaba de mi adolescencia y de lo complicado que resultó tener 15 años y no saber patear una pelota. Hay traumas que es mejor no traer de regreso. Como sea, ahora los chicos la van a tener más fácil. Ser futbolista ya no va a ser requisito para quedarse con la más linda del baile, ahora van a ser ellas las que se encargaran de llevarla en la cancha, mientras los mutantes se quedaran encerrados tras una consola, un DVD o un buen libro. Bendita emancipación femenina, a este paso pronto no voy a necesitar más excusas cuando en asados o salidas a la playa alguien saque una pelota, lo de estar cojo ya nadie me lo cree.


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