FORTEGAVERSO: noviembre 2006

martes, noviembre 28, 2006

CORË, EL LIBRO MAS BELLO DEL AÑO


Coré es uno de nuestros titanes de la ilustración, un poeta pintor lo definieron por ahí. Juan Domingo Marinello es fotégrafo y un Corefago que se enmbarcó en la preciosa tarea de recopilar parte de la obra de este artista, fallecido en 1950. El resultado, Core (Ediciones B), por mucho, el libro más bello del año. Esta entrevista fue publicada en Muy Interesante. Noviembre, 2006.

Marinello y Coré

HECHICEROS DE TINTA MAGICA


Juan Domingo Marinello es fotógrafo, Mario Silva “Coré” Ossa fue quizás el mayor ilustrador que ha legado la industria editorial chilena. Marinello es coleccionista de Coré y su inspiración para el libro que acaba de editar. Esta es la historia de una pasión y también de una edad de oro, donde dibujar era en Chile un arte más que respetado.

Marinello dice que el propósito de su libro es rescatar el legado de un artista que merecía un homenaje y un tributo. “La gráfica nacional es tremendamente rica y un terreno desconocido, abierto para explorar y degustar. Me gusta pensar en Core –su libro- como el principio de una serie de rendiciones a artistas que por prejuicios baratos han sido relegados a la categoría de arte menor. Espero que alguien se atreva con libros de arte sobre gente como Mario Igor o Máximo Carvajal, recientemente fallecido, sólo por nombrar a algunos”
Mucho de eso está en la opción que usted escogió de limpiar de textos, salvo el prólogo, a su libro.
“Exacto. No se necesitaba escribir o hablar. Los dibujos de Coré cuentan historias por si solos. Esa fue también la razón de porque que evité poner mi nombre en el volumen. El libro es de Coré, yo no soy su autor, sólo recopilé su trabajo. Y lo anterior no es por humildad, sino por respeto”, acota Juan Domingo, fotógrafo y periodista, profesor de la Escuela de Comunicaciones de la Universidad Católica y un obseso recopilador de la memoria y el patrimonio gráfico nacional.
“Lo que me consuela”, continúa, “es saber que no estoy sólo en esta cruzada. Como ya te adelante, hay mucha gente, joven especialmente, empeñada en rescatar este trozo de nuestra historia. Tenemos una continuidad visual tremendamente rica y pecaría de injusto si dijera que no se ha hecho nada al respecto. Deben destacarse las políticas de recopilación de nuestros archivos cinematográficos, fotográficos e incluso televisivos. Y ahí está al punto, porque en este conjunto se aparece la ilustración, la historieta y el humor gráfico como el gran huérfano…”
Sin embargo, en el último tiempo, se han hecho cosas más que destacables en este plano, como el tomo recopilatorio de la obra de Hervy…
“Es que hay muchos cabros interesados en continuar en esta misión. Rodrigo Salinas, por ejemplo, que esta haciendo grandes cosas. Los chiquillos de APLAPLAC o de colectivos como Ergocomics. Lo que falta es un apoyo más concreto, que una editorial grande se interese en rescatar la obra de artistas que están en el inconsciente colectivo y que esta misma nueva generación puede ayudar a recolectar. Eduardo Armstrong, Themo Lobos, que se yo. Me gusta pensar en Coré, como el primer volumen de una colección de libros de arte donde tengan espacio estos y otros nombres que te estoy mencionado.”

El ángel caído

Coré nació como Mario Silva Ossa en 1913 y murió atropellado por un tranvía en 1950, el mito dice que distraído mientras dibujaba. Cuentan que estaba tratando de retratar un tranvía en movimiento y no se dio cuenta de que otro venía en contra por la vía donde él transitaba. Tomó su identidad artística del nombre de un ángel caído mencionado en libros apócrifos de la Biblia y como tal, hizo carrera en publicaciones de la editorial Zig Zag, fundamentalmente en las portadas de la revista El Peneca y adaptaciones juveniles de grandes clásicos de la literatura universal. Considerado por muchos como el mejor ilustrador chileno de todos los tiempos y uno de los más destacados a nivel hispanoamericano, se sabe que por años Constancio Vigil, fundador de la poderosa editorial argentina Atlántida lo tentó para que se integrara a su staff de dibujantes. “Era una época en que se pagaba muy bien por este trabajo”, cuenta Marinello. “Coré era autodidacta y lo que ganaba por trabajar para Zig Zag le alcanzaba para llevar una vida sin excesos, pero bastante acomodada”.
En el prólogo de su libro, usted también nombra a Walt Disney.
“Disney quería incorporarlo a su equipo, de forma estable. Varias veces lo contactó, pero Coré siempre se negaba. Por nada quiso tranzar la tranquilidad que le daba trabajar en Chile”.
Único hijo varón de una familia dominada por mujeres, Coré creció como un muchacho sobreprotegido que desde temprana edad se sintió atraída por la lectura de libros como La Isla del Tesoro, Veinte mil leguas de viaje submarino y Sandokan entre una larga lista de títulos en los que se repetían apellidos como Wilde, Dickens, Salgari, Wells y Verne. Tempranamente fue desarrollando su pasión por el dibujo, quizás como un modo de aislarse de la realidad viajando a parajes sobrenaturales, poblados por rincones de fantasía, hadas, brujos, dragones y ogros. En una tradición narrativa ausente de géneros como la épica fantástica y la ciencia ficción, el nombre de Coré aparece como uno de los pocos exponente. El que haya utilizado colores y trazos en lugar de relato escrito es -al final- sólo una cuestión formal.
Con estudios incompletos de arquitectura, antes de los veinte años, Coré ingresó a trabajar a la editorial Zig Zag, donde fue contratado por su tía Elvira “Roxana” Santa Cruz, quien dirigía la revista infantil El Peneca, donde por dos décadas se encargó de darle vida y forma a las portadas, creando lo que Marinello define como una galaxia de imaginación. Cosmos donde piratas, hadas y mundos salvajes de la desconocida África convivían con la naturalidad que sólo otorga la fantasía.
¿Cómo dio con Coré?
“Por casualidad, sin saber quien era. Gracias al Silabario Hispanoamericano de Adrian Duuflocq que me regaló un tío en los años 50. De forma intuitiva fui dándome cuenta de que los dibujos del volumen se correspondían estilísticamente con los de colecciones de novelas juveniles que habían en mi casa”.
Fue el germen que terminaría dándole forma a Coré.
“Y la venganza”
¿Cómo así?
“(Se ríe) Es una forma de decir. Mi familia era de clase media, nunca faltó nada, pero tampoco se gastaba más de lo necesario. Por lo mismo, mis padres no podían darme lujos como tener colecciones completas de El Peneca. Por eso, cuando empecé a trabajar, mucho de mi sueldo empezó a irse a mercados persas donde rastreaba revistas viejas y juguetes de antaño. De a poco comencé a formar una colección y ahí fue cuando Coré reapareció en mi vida”
Estamos hablando de…
“Mediados de los setenta. Yo estaba en Valparaíso buscando antigüedades, cuando di con una maleta vieja que en su interior tenía 189 pruebas de imprenta de portadas de El Peneca, todas de Coré. Ahí estallo la bomba, me obsesioné con el legado del artista, fui contactándome con otros coleccionista y así llegué a recopilar una cantidad suficiente como para pensar en antologarlo en un libro”.
Usted es fotógrafó, como se relaciona la fotografía con la ilustración.
“Ambas son artes de la imagen. Ahora, en lo concreto, a mi la fotografía me ayudó mucho al rastreo de la obra de Coré. Hay muchos coleccionistas de este artista y la mayoría son muy celosos a la hora de prestar sus “joyitas”, así que yo me valí de la cámara para reproducir las pinturas. También se dio el hecho de que en Chile, hasta la década de los setenta del siglo pasado era nula la idea de guardar el patrimonio, así que mucha de la carrera de Coré se perdió por lo frágil del soporte. Los originales eran originales industriales, no eran considerados como arte, sino como material de imprenta, por lo mismo nunca se buscó conservarlos. Mucha de lo hecho por Coré se perdió con el paso del tiempo, otros están en tan mal estado que al manipularlos es fácil destruirlos. Ahí aparece la fotografía como herramienta. Como una forma de rescatar lo que aparece perdido.”
¿A cuanto alcanza lo recopilado?
“Mucho más de lo que aparece en Coré, el libro. Junto a la Facultad de Comunicaciones y a la profesora Soledad Puente hemos logrado reunir cerca de 5 mil piezas, de las cuales unas 2 mil quinientas están clasificadas por etapas y estilos”
Pensando en una exposición o en otro volumen quizás.
“O en los historiadores del futuro. En el legado de artistas como Coré no sólo hay una muestra de arte gráfico, sino una parte fundamental de la historia de nuestro país. De una edad de oro donde el dibujo, la ilustración, era una actividad al nivel de lo que hoy puede ser dirigir y producir un programa de televisión”

lunes, noviembre 27, 2006

COSAS ETERNAUTICAS


Acabo de terminar mi ritual anual de la necesaria relectura de El Eternauta, esa puta obra maestra de la "literatura" latinoámericana. Y recalco literatura, porque el hecho de que esté dibujada es en este caso un mero detalle, un soporte como diría un profesor de teoría de la comunicación.

Y sobre El Eternauta, algunas pequeñas cosas.

  1. Esto escribí en El Mercurio, en enero de este año a propósito de Las Mejores Novelas Gráficas de todos los tiempos.

    El Eternauta, de Héctor G. Oesterheld (1957): Piedra angular de la narrativa gráfica latinoamericana. El Cien Años de Soledad dibujado. Relato de una invasión extraterrestre a Buenos Aires que funciona como lectura política del pensamiento socialista de su autor, desaparecido durante la dictadura militar trasandina. A la altura de Borges y Cortázar, debería ser de lectura obligatoria en los colegios.
  2. El gran Last Citizen se mandó esta joyita de noticia falsa en Ucronía Chile.

    (Reuters) 1 de octubre 1973. Siguiendo los pasos de San Martín, el creador de El Eternauta y militante de la guerrilla Montoneros, H.G. Oesterheld, cruzó la cordillera el jueves pasado liderando un ejército de eternautas armados —con sus antifaces acuáticos y tanques de oxígeno— para unirse a sus hermanos de la resistencia chilena. Ni bien supo de la invasión de los mecanoides militares (el pasado 11 de septiembre), juntó su ejército y avanzó hacia Santiago para luchar contra los androides.Esta mañana la resistencia comunicó que el héroe guerrillero fue capturado por los mecanoides. Sus seguidores guardan silencio. Entienden que no volverá.El genio ha desaparecido en la eternidad. La lucha sigue.
  3. A través de Sobras, en la respuesta de un post. Me acabó de enterar a través de este completísimo grupo de conversación, de que esta en proyecto una película de El Eternauta. Ya era hora.
  4. Mariano Chinelli, parte del grupo de conversación de El Eternauta, se manda este notable ensayo acerca de la precuela de la obra maestra de Osterheld en Portal Comic, la cual me tomé la libertad de publicar un extracto. Es sin permiso, pero ojalá no lo tomen a mal, hermandad Eternautica mediante.

    "Casi ignorada por los lectores existe una historia de Oesterheld, la que a diferencia de muchas otras que han sufrido la misma suerte, tiene la peculiaridad de narrar un suceso previo a la invasión de “El Eternauta”. Este cuento se titula “Una Muerte” y aunque no la protagoniza Juan Salvo, de cierta manera forma parte también de su fascinante aventura. De forma poética y ambigua, este relato nos sugiere la presencia de extraterrestres “Manos” en nuestro planeta, pero lo más sorprendente de todo esto, es que parecería ocurrir días o incluso tal vez años antes de que cayera la nevada mortal. Pero mejor hagamos un poco de historia: Corría el año 1965 y la historia del eternauta permanecía fresca en la memoria de la gente. Solo habían pasado seis años de su publicación en la revista Hora Cero Semanal, y la popularidad de la historieta se había afianzado con una exitosa reimpresión que se editó en 1961. Asimismo, inmediatamente después se publicaron en..." Lee el resto aquí.
  5. Mejor aún, y del mismo Chinelli es este otro ensayo: El Eternauta: Metáfora de la Resistencia, del cual también invito a leer un extracto:

    "Una de las cosas mas sorprendentes de El Eternauta es que a través de sus 350 páginas se sugiere que el relato es verídico. Tras su extraña aparición, perfectamente justificada por su condición de viajero del tiempo, el protagonista le cuenta su historia a un escritor que luego la convertirá en historieta para publicar en una revista.La historia que relata Juan Salvo (El Eternauta) cuenta su propia desventura, la de un hombre promedio que junto a su familia y un grupo de amigos enfrenta una situación extrema. Todo comienza una noche, la noche en que la apacible vida en su chalecito de Vicente López se vio alterada para siempre. Una terrible catástrofe (la caída de una nevada mortífera) los deja aislados dentro de su casa y a merced de otros sobrevivientes. Apoyada por las lógicas implicancias de un desastre meteorológico (causado en apariencia por pruebas atómicas en el Pacífico), la aventura parece orientada al obvio relato de supervivencia y lucha urbana por los recursos disponibles; pero repentinamente, cuando se descubre la verdadera naturaleza del desastre, la trama sufre un vuelco inesperado:Mientras aún caen copos mortales, del cielo nocturno comienzan a descender misteriosas luces. Una invasión extraterrestre estaba teniendo lugar en Buenos Aires y quizás también en el planeta entero..." Lee el resto aquí.

¿OTRO BOX SET DE YES?


Estos tipos ya no encuentran como sacarle más plata a los prog holes. Un box set al año es como mucho, están como Queen que ha sacado más discos tras la muerte de Freddie Mercury. En fin, vamos con Yes. Primero la básica In a Word: Yes, una joyita para besar el cielo, luego In a word: live que dejó a muchos -me incluyo- con gusto a poco (no por la calidad del material inédito, sino por lo poco)- y ahora; Essentially Yes. Bueno, para ser honestos, no se trata de un box set, box set, sino de recopilación en "formato lujo" de los últimos 4 discos de estudio de la banda -a excepción de los Keys to Ascention- más una quinta placa con una selección con las mejores partes de una presentación de la banda en Montreux en 2003 y que es el gancho para atraer compradores compulsivos de todo lo que tenga apellido Squire, Anderson o Wakeman.

Yes
Essentially Yes

  • Disco 1
    Open Your Eyes (1997): Jon Anderson, Chris Squire, Steve Howe, Alan White, Billy Sherwood.
  • Disco 2
    The Ladder (1999): Jon Anderson, Chris Squire, Steve Howe, Alan White, Igor Khoroshev.
  • Disco 3
    Magnification (2001): Jon Anderson, Chris Squire, Steve Howe, Alan White.
  • Disco 4
    Talk (1994): Jon Anderson, Chris Squire, Trevor Rabin, Alan White, Tony Kaye.
  • Disco 5
    Live in Montreux (2003): Jon Anderson, Chris Squire, Steve Howe, Alan White, Rick Wakeman.
    1. Siberian Khatru
    2. Magnification
    3. Don’t Kill the Whale
    4. In the Presence of...
    5. We Have Heaven
    6. South Side of the Sky
    7. And you and I
    8. Awaken
    9. I`ve Seen All Good People

¿SKORPONOK?


El gran Alejandro Lecaros de Desenfocados, consiguió este fotograma escapado de la posproducción de la película de los Transformers. El bicho arácnido que persigue a los yankies es Skorponok, el Desepticon que se transformaba en escorpión. ¿Escorpión? Por Dios, a quien chucha le importan los escorpiones, ni a los escorpiones. En fin. Supongo que igual mi ñoñismo me tendrá en primera fila cuando se estrene esta esperada porquería.

ESPERANDO A WATERS 2007



Cierre de "Confortably Numb" en Verona, en Agosto pasado. Algo así veremos en marzo

HOY EN UCRONIA CHILE


EXPEDIENTE TRAUCO

Entiéndame, son muchos los cabos sueltos y podrían escribirse centenares de páginas al respecto. Ya sabemos qué fue lo que ocurrió y de donde surgió el mito, tenemos las pruebas y a un híbrido capturado. Mire, se lo voy a explicar de la forma más sencilla posible. El incidente debió haber ocurrido alrededor del año 1400 o 1420 de nuestra era, poco antes de la llegada de los conquistadores a la zona. Al principio de las investigaciones pensamos que la nave se había estrellado cerca de la costa de Chiloé, pero con lo que desenterramos hace quince años, nos queda claro que el vehículo cayó en el corazón de la Isla Grande. No sabemos cuantos sobrevivieron, pero sí que debió ser un número considerable, dado el tamaño de la nave. El impacto del artilugio debió destruir los sistemas de comunicaciones de los Extraños, como pasaremos a llamarlos de aquí en adelante, sólo así se explica lo que vino después, el horror y el canibalismo que se convirtió en mito. La especie es similar a nuestros conocidos Grises, de hecho es probable que vengan del mismo sistema estelar: Zeta Reticuli o Epsilon Eridani. Forma humanoide, de baja estatura, piel oscura y grandes cabezas, la idea del duende patagónico por excelencia. Nuestra atmósfera no les es extraña así que no demoraron en adaptarse al hábitat chilote, construyendo una serie de refugios bajo tierra con las partes de la nave. No les fue difícil hacerlo, la isla está llena de cavernas y túneles que comunican con otros lugares del archipiélago. Y así, en el bajo mundo, sobrevivieron esperando que alguien viniera por ellos. Calculamos que las provisiones y la comida deben habérseles acabado a los cinco años. Ahí empezó la pesadilla. Su sistema digestivo es muy complicado y para sobrevivir requieren alimentarse y beber sólo de sustancias provenientes de su mundo natal. El agua, los vegetales o la carne animal terrestres son prácticamente un veneno para ellos. Y empezaron a morir de hambre y de... Lee el resto en Ucronia-Chile

LA COMUNIDAD DEL ANILLO


El fin de semana me acordé de la primera película de la saga. De como me voló el rostro el día que la vi, en una función privada un sábado de diciembre del 2001. Y entre la cagada de New Line Cinema, Peter Jackson y el Hobbit hace bien recordar viejos buenos tiempos, como aquellos en que todos eramos un poco más inocentes. Esto publiqué entonces, en la siempre eterna Sobras.com

El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo

Sobras. 23 Diciembre, 2001

Con todos sus defectos (que son hartos) y ripios, lo cierto es que Peter Jackson demostró en tres horas de metraje ser dueño del “one ring” a la hora de poner el mundo a sus pies. Y no precisamente por méritos estrictamente fílmicos. El gordo (especie de híbrido entre Alex de la Iglesia, López y quien escribe) tal vez no firmó la obra maestra, o la última esperanza blanca del cine, como algunos han exagerado, pero manufacturó un film tremendo, como no se veía en años (al menos en el cine comercial), que suda grandeza por cada uno de sus poros. El gran mérito de “El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo” es que recupera una épica cinematográfica adulta que parecía perdida desde los western de John Ford y las sagas iniciáticas de Kurosawa y la deconstruye en las claves del siglo XXI. Con la notoria salvedad de “La Princesa Mononoke”, creo que hace mucho tiempo no estábamos -como espectadores- frente a una historia de capa y espada tan majestuosa en su realización… y no salan con que “Gladiador”, “Braveheart” y la cacha de la espada, que no tienen nada que ver con lo que estamos hablandoJackson ha demostrado con hechos bien concretos que una mitología contemporánea y adulta no tiene porque limitarse a los postulados creados y traicionados por el señor George Lucas. Porque seamos honestos, mucho nos gustará “La Guerra de las Galaxias” (soy un fan incondicional, de los que aun le que tienen fe al Ep.II) pero a nivel de narrativa cinematográfica, de madurez conceptual y de artesanía fílmica, “El Señor de los Anillos” está muy por encima de cualquier entrega de la tetralogía galáctica, incluso de “El Imperio Contraataca”… y conste que como cultor Jedi, me duele aceptarlo…
Hace dos semanas vi ESDLA en un pase para prensa y hace 12 años leí el libro por primera vez. Fue mi regalo de cumpleaños número 16, pero eso no creo que a muchos le importe. El volumen era una de las primeras ediciones de la trilogía, colección Minotauro, tapas verdes con dibujos del ilustrador argentino Chichoni (piedra angular de la desaparecida revista “Fierro”) y mucho olor a libro viejo. Encuadernado en rústica, tan mal que hoy no se puede leer porque se desarma. Las hojas se desprendieron, se rasgaron y son ahora recuerdos de viejos tiempos amarrados con doble elástico. Tres libros, casi 2 mil páginas que me leí en quince días, antes de que Tolkien se pusiera de moda y pasaran otras cosas. En fin… Una confesión: nunca he sido un fan dogmático de Tolkien, ni siquiera he vuelto a leer la trilogía del Anillo, “El Hobbit” me lateó y de “El Silmarillion” ni siquiera pasé las primeras cincuenta páginas, pero respeto a Tolkien, siempre lo he hecho y voy a continuar haciéndolo…creo… Su grandiosidad conceptual y creativa me seduce pero también me aparta. Por lo mismo la empresa de filmar esta nave nodriza siempre me pareció casi suicida, sobre todo si se pretendía hacer de una forma verosímil y madura. El temor no iba por la potencia imaginativa del libro sino por todo lo que este acarrea y que va más allá de la literatura. ESDLA es una Biblia para demasiada gente, ha inspirado canciones (Led Zeppelin, Pink Floyd, Rush, Blind Guardian, Styx, Rick Wakeman, Marillion, Iluvatar, The Allman Brothers, etc), películas (”Star Wars”, “Willow”), libros (”El Nombre de la Rosa”, “Harry Potter”, “60 Kilómetros (con perdón)”) y toda clase de productos que van desde juegos de rol y drogas lisérgicas a ensayos teológicos (Tolkien y su trilogía son piedra angular de la literatura cristiana y el libro esta lleno de simbología bíblica que o puede dejarse de lado). O Peter Jackson creaba un clásico o se cavaba su tumba, no había termino medio… No se podía hacer otra “Guerra de las Galaxias”, tampoco una versión cristiana de “Conan”… Había que crear un personal año cero y el autor de “Braindead” lo hizo.
“El Señor de los Anillos”, no es un filme perfecto, de hecho creo que dista bastante de serlo, pero es una tremenda película, que suple con cariño hacia lo que se está haciendo -y honestidad en su moral como filme- todos sus defectos. Tampoco es una obra fácil y esta facilidad es tanto para críticos (aun no sé cuantas estrellas le pondría) como para espectadores (no creo que bata records de taquilla y su duración atentará contra los menos fanáticos). Pero Peter Jackson vomita amor por el cine y en ELSDA eso se nota. Y se nota mucho. A tal punto que este sentir es quizás el mayor mérito implícito de la película. El director de “Bad Taste” narra de la puta madre, sabe como contar un cuento y tiene claro que lo que esta construyendo no es un hit de taquilla para pendejos consumidores de merchadising, sino una lectura compleja de un libro de cabecera para tres generaciones de lectores. Y eso es complicado, mucho más que llenar un cuadro de criaturas CGI peleando y exhibiendo sus poderes. Jackson sabe crear grandeza desde la pequeñez y es en su visión mitopoética de Nueva Zelandia donde esto queda más claro. Si en Chile (nuestra geografía es simil a la neozelandesa) hubiera un lente capaz de aprovechar nuestra imagen como paisaje ultraterreno tal vez otro gallo cantaría en nuestra industria cinematográfica, Sobras debería filmar “El Hobbit”, en fin. A través de cada secuencia de ESDLA, Peter Jackson navega en sinceridad autoral y entre homenajes (a Ray Harryhausen en la escena del Troll y el Balrog de Moria, incluso a George Lucas en la secuencia precréditos), aciertos (la dirección de arte merece mil premios Oscar, McKellan y Blanchet están de pelos) y errores (tiempos muertos y ciertos diálogos exactos al “naif/1930/ingenuote/católico” de Tolkien que no terminan por encajar -en el concilio de Elrond por ejemplo- y chocan contra la estética más moderna del concepto en general), pega un gol de tiro libre… Y con clase que es acaso lo más valioso.
No sé si es la mejor película del año, pero sí es la más grandiosa, y desde esta lectura se ubica ya en mi Top 5 del 2001, junto a “Almost Famous”, “A.I.”, “Apocalipse Now Redux” e “Y tu mamá también”… ¿En qué lugar?… Hoy -que la tengo reciente- en el número 1, mañana yo creo que en el dos o el tres, después de “A.I.”, mi personal joya incomprendida.

viernes, noviembre 24, 2006

LA ULTIMA HISTORIA DE LOS VENGADORES


Un cuento largo, para un fin de semana corto

Lo que todos queremos es llegar a ese punto
en el que el pasado ya no nos diga nada acerca
de nosotros mismos y podamos seguir adelante.
Richard Ford
“El Periodista Deportivo”



“Hola”, me dijo al sentarse a mi lado, en las bancas del fondo de la iglesia. Las más próximas a la puerta. A la salida. Al escape si se hacía necesario. Esas que suelen usar los menos cercanos y -al mismo tiempo- quienes más sienten lo que ocurre delante.
-Hola-, le respondí viéndola de reojo, regalándole la misma sonrisa que me mostró al llegar. Luego silencio y el olor dulce de su perfume, el mismo de hace casi diez años. Una ventana abierta a una calle que hace rato fue reemplazada por una avenida.
Dicen que el inicio es el tiempo más importante, por eso cuando no se tiene uno realmente detonante como un nacimiento o una boda, lo mejor es igualarlo a un final. Y no hay final más definitivo que la muerte, ni más preciso que el velorio de un amigo. Los extremos tienen esa virtud, la de convertirse en puntos ciegos: lugares invisibles de encuentro para vidas cada vez más apartadas. Gustavo había muerto hacía un par de días. Su moto adolescente y costosa, un reflejo rebelde, una luz roja y el radiador de un camión gigante apareciendo de la nada. La línea se cortó. Prematuramente, cierto. Pero él siempre estuvo seguro de que iba a ser el primero en irse. Y tenía razón. Tuvo razón. En la última carrera, nos llevó la ventaja desde la largada.
Volví a mirarla, ella me regaló un fantasma transparente en sus ojos. Sabía que me la iba a encontrar en lo de Gustavo. Sino era en la iglesia en el cementerio, si no era hoy sería mañana.
-Cuídame la cartera-, fue la tercera línea del diálogo. Una línea tan suya, tan familiar, como si hubieran pasado cinco minutos desde el día en que me hicieron la despedida, cuando le di un beso en la mejilla y le prometí que al regresar la iba a llamar para ponernos al día y tratar de que finalmente se diera cuenta de que estaba enamorada de mi. Un poco en serio, un poco en broma, más en serio que en broma. Ambos preferimos creer lo contrario. No cumplí la promesa, ella tampoco. Se enamoró de otro hombre, yo de otra mujer. Nos cambiamos de país, de ciudad y cuando regresé las cosas estaban demasiado armadas como para siquiera intentar darles un nuevo orden. Además funcionaban bien. Era otro planeta claro, distinto de aquel, mejor que éste.
Dejó la cartera a mi lado y caminó por el pasillo hacia el púlpito. El cabello desordenado, la ropa negra, la nariz grande, un par de arrugas. Seguía delgada, hay cosas que no cambian, benditas sean esas cosas. Fue despacio hasta el féretro y saludó a los padres del muerto, también a una pareja que nunca había visto. Miró el ataúd unos segundos y pareció sonreír. Se besó la punta de un dedo de la mano izquierda y lo deslizó sobre el rostro del muerto. Entonces me sonrió, desde allá, desde el altar, desde el féretro. Luego regresó a mi lado.
-Ayer no viniste-, me dijo tomando de vuelta su cartera y sacando un pañuelo desechable para limpiar la única lágrima que consiguió escapársele. –Lo siento-, se disculpó, -me da pena verlo ahí. No haber tenido tiempo para despedirme, tu sabes, las tonteras que uno piensa cuando se muere una de esas personas que están tan...-, le fue imposible encontrar la palabra justa. –tan como él.
-Vine temprano-, le respondí. –Antes de almuerzo. No había mucha gente salvo la familia. Estaban deshechos, hoy se ven mejor.
Ella respiró hondo, guardo un segundo de silencio y luego pronunció:
-¿Viniste con tu señora?
-No. Gustavo nunca le cayó bien-, le dije mientras la mitad de mi cabeza razonaba en lo directa de su pregunta.
-Era su gran problema, nunca aprendió a caer bien
-Nunca quiso caer bien.
-Es verdad.
-…
-Siempre supimos que iba a ser el primero en morirse, una vez me lo dijiste, ¿te acuerdas?
-Si. Y una vez el mismo me lo dijo a mí.
Un compañero de universidad nos saludó desde la fila de enfrente. Le respondí con la cabeza, ella abriendo y cerrando una mano. No sé si le sonrió, no la vi hacerlo.
-¿Seguían viéndose?-, me preguntó.
-Comíamos o almorzábamos, por lo menos una vez al mes. A veces dos.
-¿Y seguías pagándole la cuenta…?-No, las cosas cambian.
-Algunas no…
Y sonrió, con esa deliciosa y pequeña mueca suya. Con esa boca que me traía tantos recuerdos. Imágenes pesadas, buenas y malas. Sabores diferentes, gustos familiares.
-Vámonos de aquí-, me dijo mirando al frente, con un tono sorpresivo, seco y distante.
-Tengo que ir a buscar a mi hija-, me excusé como un tonto.
-No te estoy invitando a un motel, leso, te estoy proponiendo que salgamos de la iglesia juntos. Odio escaparme sola de un velorio. Acompáñame a mi auto, yo puedo acercarte por ahí…
-Gracias, ando en el mío-, corté, sintiéndome como un idiota de 25 años.
-Así que al fin aprendiste a manejar.
-Y me gusta…
-Te lo dije.


“TENGO EL AUTO por este lado”, le indiqué, intentando esconder los nervios más obvios del mundo, esos que me han ruborizado la piel del cuello desde que le dije hola por primera vez a una niña que no fuera mi hermana. Esos mismos que mi mujer, (hace mucho tiempo y en una galaxia cada vez más lejana), definió como el más encantador de mis rasgos.
-El mío está por esa esquina-, me apuntó, mirando la cuadra siguiente con su nariz grande y emocional, -pero te acompaño al tuyo-, agregó. –Me muero por saber qué auto tienes. Además nos sirve para ponernos al día. ¿Así que aprendiste a manejar?-, me preguntó por segunda vez.
-Mmhh, después de los treinta. No fue tan fácil, no como tu me decías.
-Nunca te dije que fuera fácil. Lo que te dije era que te iba a gustar.
- …
-¿Y?
-¿Y qué?
-¿Te gustó?
-Más de lo confesable. Tenías razón, nací para manejar, sólo que lo descubrí muy tarde. En mi vida paralela quizás fui piloto de Fórmula 1.
-Nadie puede hablar así-, comentó cómplice.
-Nadie excepto yo…-, comenté tan cómplice como ella.
-Nadie excepto tu…
-…
Al mediodía de un sábado, Santiago de Chile puede ser muy distinto al resto de la semana. Una ciudad más acogedora, más lenta, más humana. Una fotografía en movimientos cuadriculados, una imagen en cámara lenta. Alguna vez mi mujer me dijo que había un modo paternal en el orden sabatino de los árboles, las casas, los edificios y las torres. Las torres eran los padres, los edificios las madres, las casas los hijos y los árboles las mascotas.
Caminamos. Seguimos hablando. Datos, información, monosílabos. Ventilar lo suficiente, no mucho. Formas de autodefensa en activo. Confesiones bailando en la punta de la lengua. Una mentira, dos mentiras, tres mentiras. Mejor así, palabras blindadas. Guardar bien profundo lo complicado y dejar salir sólo lo cómodo, lo que nos hace y nos hará sentir bien.
En la esquina, unos cincuenta metros más adelante, apareció mi auto. Se lo mostré, me dijo que era un auto muy mío. Que era un auto de buena persona, que ella quiso comprarse uno similar pero de otro color. Le contesté que era económico y que no necesitaba algo más grande.
-¿Y cómo está tu hija?-, me preguntó mientras dábamos un paso tras otro, uno cada vez más lento que el anterior.
-Inmensa, grande, el próximo mes cumple cuatro años.
-¿Cómo se llama?
-Elisa.
-Me gusta ese nombre, es como antiguo, de señora.
-De señora chica
-Cierto. ¿Y ya va al colegio?
-Al jardín.
-¿Tienes una foto de ella?
-No, que raro-, me excusé mintiendo, -que tonto.
-Mucho, debiste pensar en que te ibas a encontrar conmigo.
Se rió. Me reí. Nos reímos. Y recordé. Anoche, antes de acostarme, guardé cada foto de Elisa, cada foto de mi mujer, cada foto de mi mujer y yo, cada foto de Elisa y yo, cada foto de mi mujer, Elisa y yo, cada foto de los tres juntos en una caja. Una caja de zapatillas, forrada con una hoja de diario y una fecha encima, tachada con un plumón rojo en letras bien grandes. Sólo dos palabras: sus nombres. Una caja del tiempo. Tal vez la abra mañana, tal vez en un tiempo más. La puse adentro, bien dentro y bien alto del único armario del departamento al cual acabo de mudarme. El anillo es lo único que sigo llevando conmigo, no me atrevo a quitarlo de mi dedo. Tal vez cuando me cruce en una esquina con mi ahora ex mujer y su nuevo amor. Ahí si, en lo concreto, lo directo, lo que se ve, cuando el misil aire-aire encuentre finalmente el rango de su blanco, pensaré en buscarle una caja a la argolla. Cierro los ojos y veo a Elisa, mi hija de cada día, ahora mi hija de fines de semana. Así estaba escrito, venía en el contrato de arriendo, detallado en esas letras chicas de abajo. Esas que uno nunca lee.
-¿Se parece a ti?-, quiso saber
-No mucho, es casi calcada a su madre, menos mal. Aunque tiene mis ojos, la forma y el color.
-¿La quieres mucho?
-Mucho.
-Se te nota cuando hablas de ella.
No sé si me preguntó por Elisa o por mi ex mujer. Al final daba lo mismo. Ahora eran parte de la misma caja. Y sin querer se me resbaló una verdad:
-A ti también te quise mucho.
-Lo sé, siempre lo he sabido-. Le costó mirarme, la entendí, en su lugar también lo habría evitado. –De todos los regalos que alguna vez me hiciste, ese era mi favorito-. Y guardó un segundo entre puntos suspensivos. –Me hubiera gustado devolverte el mismo tipo de amor pero no pude, no me atreví.
-Mi cariño y el tuyo-, dije, pensando en que cariño solía ser un sinónimo muy cómodo, -al final eran iguales. Diferentes formas para una misma sustancia, un mismo sentimiento, lo equivalente. Me quisiste más de lo que te diste cuenta, de lo que yo mismo me di cuenta. Y en su forma resultó. No podría quejarme.
-Yo tampoco.
-…
-…
-¿Y tú, para cuando?-, busqué un nuevo tema para alargar los minutos.
-¿Para cuando, qué?-, me devolvió ella.
-Hijos, estábamos hablando de eso.
Volvió a reír, volví a reír, diez años después seguíamos siendo buenos para cambiar de tema como si nada pasara. Es verdad, hay negocios que no cierran.
-No sé-, contestó, -en algún tiempo más-. Agregó el nombre de su esposo y me contó que él aún no se sentía listo para ser padre. Que querían disfrutar un poco más de la vida en pareja sin hijos, egoísmo de a dos, egoísmo del sano. –Sólo llevamos cinco años casados, no hay para qué acelerar las cosas.
-A los 27 te morías por ser mamá.
-A los 27 uno se muere por muchas cosas.
Tenía razón.
-Y resucita a los diez minutos-, le dije.
-A los cinco, diría yo. No sé si eso será bueno o malo. Pero ese es el cuento. Aún no me he puesto en campaña. Ganas no me faltan, pero tu mejor que nadie sabe que el plan tiene que ser de a dos sino no vale. Además que, y esto que quede entre nosotros-, volvió a decir el nombre de su esposo, -no le ha ido tan bien como esperaba. Como esperábamos. Así que todo lo lindo de vivir en Valparaíso cerca del mar, lejos del smog tal vez quede en nada y tengamos que regresar a Santiago.
-Uno siempre regresa a Santiago.
-Uno siempre termina regresando a Santiago-, alteró ella, con un tono pausado, como si estuviera citando una canción.
-Llegamos, gracias por acompañarme-, le dije acercándome a la puerta del auto y desactivando la alarma.
-Llegamos-, repitió ella, respirando hondo.
-Bueno....
-¿Bueno qué? ¿Ya me vas a abandonar de nuevo?
-Nunca te abandoné. Las cosas se dieron así.
-Si lo sé tonto, era una broma. En el parabrisas trasero de mi auto colgaba un gato de peluche con un banderín que decía “te quiero papá”. Ella lo apuntó con la mano izquierda y sonrió, dijo que era lindo, tierno.
Guardé las llaves en mi bolsillo y me senté en la cuneta, delante del parachoques delantero. Ella fue hasta mi lado.
-Y al final no me abandonas de nuevo-, me dijo.
-Cuidado, está sucio-, le advertí.
-Da lo mismo, hace rato que ando sucia por la vida. No me malentiendas, es una forma de decir.
Igual dio una limpiada rápida al lugar antes de sentarse. Me dijo que era para no marcar sus pantalones. Le creí.
-¿Y cuando se volverían a Santiago?-, le pregunté.
-No sé. Ni siquiera sé si volvamos a Santiago-, se detuvo un momento y de inmediato completó: -los dos.
No fue complicado adivinar que las cosas tampoco andaban bien por su lado. A menos de un metro de confesarle que yo también estaba solo, que tal vez ahora, que tal vez al fin… preferí escucharla. Era su historia, la mía no importaba. En ese momento al menos no.
-¿Quieres?-, le ofrecí, sacando una caja de Kent light del bolsillo de mi chaqueta.
-No. Dejé de fumar.
-¿Cuando?
-Hace tiempo. Lo que no puedo creer es que tú estés fumando. Manejas, fumas, que otras sorpresas me estás ocultando…
-Los vicios se aprenden rápido.
-Es como si hubiéramos hecho intercambio psíquico a la distancia y sin vernos.
-Supongo.
-Supongo. Siempre me acuerdo de ti con esa palabra. Eras tan supongo. Fuimos tan supongo…
-Fuimos un par de muy buenos amigos…-, completé.
-Con algunos privilegios incluidos-, agregó.
Sonreímos.
-Por cada beso una bala en el rostro-, murmuró, echando su cabeza hacia abajo, mientras el cabello, desordenado y casual, se le deslizaba al lado revelando un cuello pálido y largo. Su cuello de hoy, el mismo de ayer.
-¿Qué?-, le pregunté, sabiendo muy bien lo que me había dicho.
-Por cada beso, una bala en el rostro, tu frase de antes. Esa que me dijiste una vez cerca de tu casa y que me repetías cada vez que nos besábamos…
-Por cada beso, una bala en el rostro. Por cada acción, una reacción. Por cada hecho, otro potencialmente distinto-, recité.
-Exactamente…
-No te gustaba.
-Te decía que no me gustaba, que es distinto. Últimamente le he encontrado todo el sentido del mundo. Fuiste profético, sabes. Ahora es uno de mis dichos favoritos, casi un fetiche. Te la robé.
Una corriente de aire silbó entre el auto y nosotros. Di una aspirada honda al cigarrillo y lo quemé hasta la mitad. Luego lo apreté contra el pavimento.
-Todavía no me lo creo-, me dijo.
-¿…?
-Que estés fumando.
-No es tan raro, más de una vez me viste fumar-, alargué.
-Borracho y en una fiesta, pero no es lo mismo. Eso es fumar de mentiras, esto es de verdad. Mirarte fumar es como observar una foto de cómo pueden cambiar las cosas. De cómo ha pasado el tiempo.
Un auto rojo pasó frente a nosotros, reconocimos al conductor. Un amigo de otro tiempo y lugar, otro cercano al muerto. La melodía de los velorios. Nos hicimos los tontos para no saludar. No nos vio, mejor así.
-Me separé-, me confesó con la voz firme, evitando en cada letra cortarse. –Hace casi un mes. No sé, cosas, pesos, peros. Ya no lo quiero ver más. Fuimos los mayores expertos del mundo en matar cosas que pudieron ser buenas. De repente nunca me enamoré en verdad de él, tal vez nunca me he enamorado en verdad de alguien. ¿Quién puede saberlo? Nunca aprendí a ser honesta conmigo misma, una vez me lo dijiste, recuerdas.
Jugueteó con su mano derecha, abriendo cada dedo como si fueran las patas de una araña. Una vez le dije tantas otras cosas.
-Desde el lunes pasado-, continuó, -que estoy viviendo en el departamento de mi mamá por acá cerca, te cuerdas. Nunca deshizo la pieza, sabes…
-...-, claro que me acordaba.
-La próxima semana comienzo a trabajar en-, nombró una agencia de relaciones públicas-, llamé a un amigo y todo bien. Ya sabes, uno termina conociendo a la gente adecuada y esa gente termina llegando en los momentos adecuados. También me ofrecieron hacer clases en una universidad. He pensado en aceptar, en una de esas descubro que enseñar era lo mío.
Volvió a descansar, esta vez para morderse el dedo meñique.
-Me separé y me siento bien, esa es la verdad. Eres la primera persona, fuera de mi familia, que lo sabe. ¿Es curioso, no? Que seas precisamente tú.
Un niño pasó por la vereda de enfrente. Montaba una bicicleta con aros de plástico color naranjo en las ruedas. Se parecía a una que tuve cuando chico. Los modelos de las bicicletas tienden a repetirse, la moda es cíclica, igual que las bicicletas. Metros más atrás venía el padre, montado en una bicicleta mayor. “¡Papá!, demos vuelta en la esquina antes de volver a la casa”, le gritó el pequeño. “Ya”, le devolvió el padre. “Y echemos una carrera en la avenida”, respondió el chico. “Siempre que no vengan autos,”, añadió el papá. El nombre del niño era Arturo Elisa pidió una bicicleta para la navidad. Queda tan poco, debería empezar a ponerme de acuerdo con mi ex. Arturo, recordé, si Elisa era hombre le íbamos a poner así.
-¿Vamos a estar bien, verdad?-, me dijo ella, abriendo la palma de su mano izquierda sobre mi rodilla derecha, trayéndome de regreso a la calle. No le contesté, ella lo hizo, por los dos.
-Tu y yo siempre vamos a estar bien, ¿verdad?
-Siempre-, le respondí. Ella sonrió, respiró profundo y se puso de pie. Miró su reloj, luego la calle y añadió que tenía que irse. Que su mamá la estaba esperando para almorzar. “Ya sabes como es”. Claro que lo sabía, siempre lo he sabido.
-También tengo que hacer-, mentí, total ella igual lo estaba haciendo.
-¿Vas a venir al funeral mañana?-, me preguntó.
-No lo creo, quedé de llevar a Elisa al zoológico. Le gustan las jirafas.
Me levanté de la acera.
-Deberían gustarle los elefantes.
-¿Tu vas a volver?
-No sé, tal vez si, tal vez no. Igual ya siento que saldé mi deuda con Gustavo. Pero tal vez lo haga, para encontrarme con más viejos conocidos.
-Como yo.
-No, como tu no
-…
-…
-La utilidad de los velorios.
Y el beso que siguió fue rápido, sin nervios y con mucho cariño. Demasiado, tal vez. Muchos recuerdos y cantidad de amistad. Se le di en la mejilla, justo debajo de sus ojos. Como que quisimos abrazarnos pero no resultó, mejor. Sonrió, sonreí, nos despedimos.
Laura agarró su pelo con una mano y me miró ladeando la cabeza, como si estuviera a punto de largarse a reír o a llorar, que en este caso eran casi lo mismo. Estiró su mano y la abrió y cerró como el “chao” de un niño muy chico. Luego me dio la espalda y empezó a caminar hacia el fin de la cuadra, hacia el lado de su vida.
-Laura-, le grité antes que siguiera avanzando-. Ella giró entera. -La última historia de los Vengadores-, le dije corriendo hacia ella.
-¿Qué?
Caminó hacia mí, nos juntamos en un punto medio entre su auto y el mío.
-La última historia de los Vengadores-, insistí entrecortado.
-¿…?
-Esa frase-, le conté. –Nuestra frase. Por cada beso, una bala en el rostro-, repetí sin completar, -no es mía, nunca lo fue. También la robé. Es de un cómic Marvel, La Ultima Historia de los Vengadores.
Movió la cabeza de un lado para otro en un gesto cómplice y cercano. Mordió su pequeño labio inferior, diciéndome sin hablar que de algún modo le gustaba que ciertas cosas siguieran como antes. O muy parecidas a antes.
-¿De qué se trata?-, quiso saber.
-Es la historia final de los Vengadores, el grupo de superhéroes del Capitán América y Iron Man. Dos villanos, Kang y Ultron, viajan desde el futuro y empiezan a matar a un campeón tras otro. Mueren Hulk, Giant Man, Hawkeye y otros. En la batalla final destruyen casi todo Manhattan.
-¿Y no queda nadie vivo?
-Si, el Capitán América. Nadie lo sabe, todos creen que fue asesinado, pero en realidad está congelado. Al final se descubre que es él quien relata la historia y que ahora está todo listo para su regreso.
-Es una historia triste.
-Casi todas lo son.
-Es bueno eso.
-¿Qué sean triste?
-No tonto, que alguien haya sobrevivido. Eso es lo bueno de esas historias, se acaba el mundo pero siempre queda alguien para reconstruir las cosas.
-…
-Bueno-, pareció dudar, -tengo que… ya sabes. Nos estamos viendo-, dijo.
No quise responderle, ella me guiñó un ojo y volteó de regreso hacia su auto. Esperé a que desapareciera en la esquina y volví al mío. La última historia de los Vengadores pensé al encender el motor, mientras creía ver al Capitán América allá arriba, muy arriba volando entre las nubes. Tomé mi celular y llamé a mi hija, le dije que la quería mucho.

miércoles, noviembre 22, 2006

ADIOS AL NUEVO ORDEN


Estuvieron a un lado de Chile y no pasaron. Corazones rotos debe haber por montones. Los que fuimos tuvimos la mejor suerte del mundo, un concierto perfecto como un beso perfecto y un religioso adiós: si las palabras de Peter Hook son ciertas, estuvimos en el último show de New Order. Esto va para las divisiones del nuevo orden que no pudieron estar ahí... al menos no fisicamente.

Fue una noche perfecta. Bernard Sumner, saltando como un simio obeso, Peter Hook una bestia en el bajo, Stephen Morris una ametralladora con los palos, más rápido incluso que sus propias bases, disparadas cuando debía hacerse cargo de los teclados. Junto a ellos Phil Cunningham (ex Marion), silencioso compañero, más que correcto empleado para la segunda guitarra, los teclados y las programaciones.
Poco más de una hora en una mezcla sacrílega entre punk, dance, electropop y el rock más cibernéticamente poderoso del planeta. New Order fue suma, ecuación, restas y multiplicaciones. Pura aritmética hecha sonido, calculado pero con un inmenso corazón. Las emotivas palabras de Summer entre cada canción dejaron claro que a veces las máquinas también laten. Y lo hacen con fuerza. “Hola, somos New Order y esto es “Crystal””, fueron sus simples verbos al inicio de todo, a veces los grandes pueden ser más que normales. Sentidos homenajes a Ian Curtis, necesarias zambullidas por la esquina gótica de Joy Division. Peter Hook sin disimular su rabia cuando los pads no le respondían en “Blue Monday” o su lata en “Turn”, tema sin bajo que lo obligó a estar retirado en una esquina. Y al final su solo de bajo, una excentricidad divertida para un gigante divertido. The End decía su amplificador, sinopsis de sus propias palabras, dichas un par de días después en Página 12, lo de Buenos Aires fue el ULTIMO SHOW DE NEW ORDER. Más emoción, ahora de la histórica.

Y sé que muchos que no pudieron ir se sienten con el corazon roto. Más que un grupo, Joy Division/New Order es la banda sonora de una generación, una que supo moverse entre la depresión adolescente, las sombras y la pista de baile más luminosa. “Blue Monday” está en el disco duro de demasiada gente. Da lo mismo que sea el 12 pulgadasmás vendido de la historia, todos lo escuchamos alguna vez en Sábados Gigantes y eso es lo que queda, lo que emociona, lo histórico. Los que no pudieron ir, sé que de una u otra forma estuvieron ahí.

Fue un concierto perfecto, derecho a mi top 5. Fui apretado por el delirio fanático, me lo canté todo, salté como si volviera a tener quince, sudé como si estuviera en un gimnasio, manché mi polera del Waiting for the Siren`s Call. Estuve con amigos, amigos y más amigos, me encontré con más amigos y otros tantos buenos conocidos. Nada que decir, la ceremonia fue eclesiástica. Tanto como ver saltar al amor de mi vida, mi Victoria personal gritando a todo pulmón “Blue Monday” o casi llorando al cerrar “Love will tear us apart”.

El último setlist
  1. Crystal
  2. Regret
  3. Ceremony
  4. Love Vigilantes
  5. Transmission
  6. Krafty
  7. Waiting for the Sirens`s Call
  8. KW1
  9. Turn
  10. True Faith
  11. Bizarre Love Triangle
  12. Temptation
  13. Perfect Kiss
  14. Blue Monday

BISES

  1. Atmosphere
  2. Shadowplay
  3. Love Will Tear Us Apart

RECOMENDADO: CAMERA OBSCURA

CAMERA OBSCURA
Let get out of this country

La tercera placa de este sexteto originario de Glasgow, Escocia, parte con “Lloyd, i am ready to be heartbroken” una melancólica confesión que sintetiza toda la moral lírica y musical de la banda, misma que se repite en los restantes nueve cortes del disco. Atmósferas espaciales con guitarras de palo, la mejor apuesta del art pop-rock contemporáneo y el mejor disco para un día como hoy, caluroso y pesado. Baja la temperatura, en serio.

DE LUTO: ROBERT ALTMAN (1925-2006)

Segundo titán en menos de quince días, cuando la muerte ataca el cine, lo hace en manada...

Y que mejor que recordarlo con una de mis películas favoritas de todos los tiempos: NASHVILLE. Una maravilla. Suficiente para perdonarle Dr. T y Pret a Porter, incluso Short Cuts, que nunca me pareció buena. En fin. Nashville, Gosdfork Park, Kansas City, MASH, The Player... el tío este tuvo una filmografía de lujo. Buen viaje, aca te recordaremos com DVDs.

martes, noviembre 21, 2006

PINK FLOYD P.U.L.S.E. (ROLLING STONE VERSION COMPLETA)


Una version abreviada, editada -y con mejores fotos- de este artículo, pueden encontrarla en la edición de noviembre de Rolling Stone.


BIENVENIDOS A LA MAQUINA

Once años después de su edición en VHS, llega el esperado registro digital de la última actuación de Pink Floyd versión David Gilmour. La joya es la interpretación integra de Dark Side of the Moon, el plus es que se ve y se escucha monstruosamente bien. Tal vez el DVD musical del año.


Cuando Peter Jackson editó el DVD con el corte extendido de la primera parte de El Señor de los Anillos, la versión gringa de esta misma revista escribió que -gustos aparte- odiaras o amaras la saga de los Hobbits, ese disco justificaba la existencia del DVD como soporte cinematográfico. Literalmente, si tenías un reproductor, debías comprar El Señor…, aunque nunca vieras la película completa. Algo similar sucede con el largamente esperado lanzamiento de P.U.L.S.E. en formato digital. Tal vez la banda fundada por Syd Barrett te despierte antipatías de todo tipo, pero este DVD suena y se ve tan endemoniadamente bien, que perfectamente podría ser apuntado como ramo requerido para el buen uso del Dolby 5.1.

P.U.L.S.E. es básicamente el registro de uno de los últimos conciertos de la gira Division Bell. Grabado en el Earls Court de Londres en Octubre de 1994, como un especial para televisión, no tardó en comercializarse en VHS y LaserDisc. Esta primera versión era básicamente un copy-paste de la transmisión televisiva y adolecía de problemas de audio –menores, pero en los que más de un purista se detuvo- y unas innecesarias imágenes sobrepuestas (Gilmour tocando sobre las proyecciones de la pantalla), todo muy apartado de la perfección que suele rodear lo referente a Pink Floyd.

Once años después, el DVD se encargó de tapar los baches. Se limpio cada fotograma y se insertaron nuevos tiros de cámara para reemplazar los “efectos” del 94. En el lado del audio, las pistas fueron entregadas a James Guthrie, veterano colaborador de Pink Floyd, quien partió la remezcla desde cero, como si se tratara de un trabajo nuevo. El resultado, una bomba sónica capaz de convertir el living –o el dormitorio- de quien experimenta este DVD en el combo acústico del Earls Court londinense.

Mucho se ha dicho que P.U.L.S.E. constituye el último registro de Pink Floyd en vivo. Y aunque a nivel industrial así lo es, no hay que ser ciegos ni sordos para percatarse que las recientes giras en solitario del guitarrista David Gilmour y del bajista Roger Waters no son más que tours de Pink Floyd con otro nombre. Lo mismo vale para la reunión del Live 8 el año pasado, otro ejemplo de que después The Beatles, Pink Floyd es el marca inactiva más “activa” del rock. Y el dato de que este DVD debutara número 1 en las listas de todos los países, incluido Chile, da luces del peso y el impacto que el grupo aún arrastra.

P.U.L.S.E. está dividido en dos discos. El primero parte con una inmejorable versión de “Shine on you crazy diamond” para luego recorrer lo mejor del disco Division Bell, excusa de la gira del 94. Temas como “High Hopes” y “Coming back to Life” ganan mucho en vivo, condenados a convertirse en clásicos de la banda, tan válidos como cualquier tema de The Wall o Meddle. El primer volumen regresa a la etapa clásica floydiana con la dupla “Another brick in the Wall. Part 2” y una versión de “One of these days” donde, literalmente, se acaba el mundo. Todo acompañado de cerdos volodores.
Pero indiscutiblemente la joya viene en el segundo volumen, donde Gilmour, Mason y Wright, más una manada de sesionistas -entre los que destacan el tecladista Jon Carin y la corista Sam Brown (chica rubia responsable de ese one hit wonder en solitario que fue “Stop”)-, interpretan a cabalidad Dark Side of the Moon, opus fundamental en la historia de la banda. Y es precisamente al final de esta entrega cuando más se extraña la ausencia de Roger Waters. La voz de Gilmour no alcanza el dramatismo necesario para darle carácter al epilogo “Brain Damage/Eclipse”, algo que se repite en “Confortably Numb” y "Run Like Hell”, donde a pesar de los solos inigualables del guitarrista líder, las voces de “auxilio” no dan el tono épico para los duetos vocales originales entre Waters y Gilmour. La ausencia de Waters no pena como un fantasma, pero uno sabe que mucho de lo que el DVD entrega mejoraría mucho si el mítico bajista hubiese estado ahí, junto a sus camaradas. Eso sin embargo no desentona ante el hecho de que ver este concierto es experimentar casi en vivo y en directo la experiencia de estar ante el equipo estereofónico más monumental y perfecto de la historia de la música popular. Mason es un baterista correcto que sabe apoyarse en las percusiones de su compañero Gary Wallis, Wright sigue siendo el arquitecto de los colchones de teclado más hermosos del planeta y su trabajo a dúo con Carin eriza los pelos. El bajista Guy Pratt explota en las cuatro cuerdas con un talento instrumental –auque le duela a los puristas- muy superior al de Waters. Pero si hay alguien que reina sobre el escenario, ese es David Gilmour. Hace un tiempo Pete Townsend de The Who dijo, respecto de su amigo Gilmour, que era el guitarrista con sonido más único de la escena británica, el único al cual por más que trataba no lograba igualar. Brian May de Queen ha repetido elogios similares y basta sentarse a experimentar “Shine on you crazy Diamond” para darse cuenta el porque del respeto y la admiración que el cantante y guitarrista despierta entre sus pares.

El DVD se completa con mapas de la gira, películas proyectadas en Mr. Screen, la pantalla circular, un breve documental y una serie de canciones que fueron interpretadas en la gira pero no aparecen en el show registrado. Entre estas, notoria es la ausencia de la Barretiana “Astronomy Domino” que solía alternarse con “Shine on…” para iniciar algunas presentaciones. También de “Hey You” que si fue rescatada para la versión de audio. El misterio de su exilio es uno de los pocos puntos negros del DVD de P.U.L.S.E.

Sonido monstruoso, una presentación historica. P.U.L.S.E. lo tiene todo para ser una obra maestra. De hecho lo es, sino fuera por la ausencia de Waters, algunos extras de más y esa honda sensación de que quizás sea lo último editado bajo la marca Pink Floyd que queda mientras bajan los créditos finales. El adiós, en todo caso, es con fuegos artificiales.

UCRONIA EN EL MERCURIO



Lo dijo Artes y Letras.

La RAE define ucronía como "Reconstrucción lógica, aplicada a la historia, dando por supuestos acontecimientos no sucedidos, pero que habrían podido suceder". Básicamente, es la especulación nacida de la pregunta ¿Y si hubiera ocurrido esto en lugar de aquello? Un grupo de autores chilenos inauguró un Blog colectivo de Historia Chilena Alternativa, ejercicio que desarrolla ucronías como ¿Y si Hitler hubiese visitado Chile en 1938? ¿Y si el Golpe del 73 hubiera fracasado? El grupo de blogueros está encabezado por Jorge Baradit, Alvaro Bisama y Francisco Ortega. Baradit sostiene que todo nace de "una historia oficial que se mezcla y confunde con nuestros recuerdos adquiridos a través de la televisión, los libros y el rumor que los videntes captan en la estática ambiente". Juzgue usted en la dirección del Blog: http://ucroniachile.blogspot.com

martes, noviembre 14, 2006

UN CUENTO QUE NUNCA TERMINE


La idea surgió a partir de esta idea, la de un pequeño de 6 o 7 años mirando al flamante YB-60, uno de los mayores bombarderos de posguerra. Cuando vi la imagen se me ocurrió que el padre del niño quizás iba a pilotear el avión. O estuvo involucrado en su diseño y construcción. Con esa idea en mente, cambié el YB-60 por el XB-70 y empecé un cuento del cual nunca he avanzado más de un párrafo. Y de eso hace ya un buen par de años. Aquí está.


LAS GUERRA DE LOS MUNDOS

Me decían chileno aunque lo único de chileno que tenía era el apellido de mi madre, hija menor de una familia de pastores adventistas que en un campamento de la iglesia conoció a un gringo rubio y con cara de buena persona del cual se enamoró perdidamente y siguió hasta California. Durante la primavera de 1964, yo, mis padres y mis dos hermanos vivíamos en Palmdale, un suburbio a una hora y media de Los Angeles, cuyas casas idénticas se curvaban alrededor de los hangares y pistas de North American Rockwell, la fábrica de aviones más avanzada del planeta. Papá era ingeniero estructural y desde hacía un par de años trabajaba para ellos diseñando los sistemas electrónicos del XB-70 Valkyrie, el avión que supuestamente nos llevaría a derrotar a los comunistas, la nave que según otros terminaría enviándonos de vuelta a la edad de las cavernas. Entonces yo tenía 8 años y el hecho de que mi padre trabajara en un programa secreto me llenaba de orgullo y de alguna forma me hacía destacar entre el resto de mis amigos. Era una época simple y fácil, donde el XB-70 llenaba mis fantasías tanto como las tarjetas de los Dodgers y las revistas de historietas de terror que solía esconder bajo el colchón de mi cama. Hay un dicho que dice que a esa edad se tienen los mejores amigos del mundo, puede ser, los míos eran tres. Dany Paladino, un pelirrojo pecoso que tenía la mejor bicicleta de la cuadra y que acabó trabajando de gerente en un banco de Century City. Noah Bladesky, nacido en Manhattan, amante de los aviones cuyos conocimientos lo llevaron a ser disputado por Lockheed y Boeing. Y el triángulo lo cerraba Peter Lacoste, el primer tipo que me dio un puñetazo en la cara y el primer amigo que perdí. A los 17 años se perdió entre las llamas del Pontiac de su hermano estrellado contra un camión estanque…

lunes, noviembre 13, 2006

DRÁCULA (1919-2006)

Para algunos murió un malo arquetípico del western, para otros el anfitrión eterno de "Ripley, aunque usted no lo crea...". Mi recuerdo personal de Palance es simplemente Drácula.



Dirigida como producción televisiva por Dan Curtis (Sombras Tenebrosas), ví esta versión del conde vampiro -titulada simplemente Drácula- un sábado de abril de 1984 por Canal 7, en su espacio de películas nocturnas sabatinas llamado "Superpremiere Universal" (los estrenos de los viernes eran "Noche de Estrenos" y la de los domingos "Best Sellers"). En fin. No es una gran película, ni siquiera de las mejores del buen Conde, pero la cara maldita de Palance hacía de él un monstruo mucho más salvaje y menos elegante que el de Christopher Lee. Recuerdo de esa película que fue uno de los primeros relatos donde se hizo referencia a la figura del Drácula histórico (Vlad Tepes). De hecho, en el comedor del castillo, el vampiro tenía una pintura donde aparecía en pose épica, cabalgando en actitud absolútamente napoleónica. Un homenaje a Jack... Nada más que decir.

viernes, noviembre 10, 2006

PILOTO VERITECH: ¡'ATENCION EN EL PUENTE!


ATENCION EN CUBIERTA es el supuesto diario de vida de un capitán de la Fuerza Aérea Robotech. Un tal Jeffrey Frampton, piloto de Veritech que participó en las dos primeras guerras Robotech. Aunque en rigor es un tremendo Fan Fiction escrito por un tal Jason W. Smith, que funciona como una hitoria paralela a lo que todos vimos en Robotech. Acá esta traducida en español y es una perlita fandom. Clíc aquí.


Extracto

Capítulo 1 - Los inicios

"¡¡Bien!!" Colgué con fuerza el teléfono y salí molesto de la cabina telefónica. Mi novia había decidido que no quería asistir al espectáculo aéreo. "Esa maldita" Estaba como hirviendo. Ella no sentía que le iba a gustar. ¿El evento aéreo mas espectacular en la historia del mundo y ella no sentía que le iba a gustar? ¡Bah!

La Tierra había recibido un tesoro especial de los cielos en el verano de 1999. Una nave espacial alienígena se estrello en la atmósfera de la Tierra, cayendo en una pequeña isla del Pacifico Sur. Una guerra global que ardía llego a un alto estrepitoso, y la Tierra se unió por primera vez ante el miedo de una invasión extraterrestre. Un cuerpo gubernamental mundial, el Gobierno de la Tierra Unida (UEG), fue formado para desenterrar los secretos de la gigantesca nave extraterrestre y tomar los pasos necesarios para defender la Tierra de una invasión alienígena. Durante diez años, los científicos mas grande de la Tierra fueron reunidos para descubrir los secretos escondidos en la profundidad de esta nave -- y sus descubrimientos salvarían a la raza humana de la extinción.

El Gobierno de la Tierra Unida se encontró sorpresivamente con muy poca resistencia por parte de la población del planeta. Cansados de pelear los unos contra los otros, y aterrorizados ante el espectro de una invasión por parte de una fuerza extraña, aceptaron a la UEG y sus Militares de la Tierra Unida (conocidos después como la Fuerza de Defensa Robotech -RDF) con los brazos abiertos. Como un americano en general y un texano en particular, yo no estaba muy deseoso de aceptar la idea de un gobierno mundial y los horrores que representaba. Aun, a pesar de mi desconfianza, la UEG era una organización benevolente por el momento, y enfoco sus energías hacia su objetivo principal -- defensa del planeta de una invasión extraterrestre.

El día de la fallida partida de la Tierra del SDF-1 en el verano del 2009, yo era un muchacho. Un joven adolescente. El primer hijo de un ingeniero aeronautico/espacial -- y después Jefe de Desarrollo Aeronáutico de la RDF-- estaba destinado a amar aviones. Fue un amor que provenía mucho antes de lo que yo pueda recordar, a los días anteriores a cuando podía caminar. La mayoría de los niños aman muñecos y animales de peluche --y por supuesto yo también-- pero mi primer y verdadero amor fue para los aviones.
Una invención de inicios del siglo veinte, el avión a sufrido algunos cambios radicales durante su 100 años de vida, y nunca perdí mi fascinación o mi amor con ellos. Por supuesto, era una extensión natural de mis genes que algún día me harían un piloto militar. Dentro de mi corazón sabia que estaba escrito en piedra que algún día Jeff Framton llegaria a ser un piloto de combate. Eso fue hasta el día mas amargo de mi vida, mi desafortunado cumpleaños numero trece, cuando vi la tabla de piedra derrumbarse ante mis ojos.

Recuerdo una visita al oculista cuando sobre escuche una conversación entre el y mi madre. El dijo algo al hecho de que gradualmente empezaría a tener dificultades al leer el pizarrón en la escuela. Si yo no hubiera oído esas palabras en mis años de adolescente hubiera sido un poco menos frustrante para mi. Mi madre me juro, años mas tarde, que esa conversación nunca sucedió, y aun así esas palabras no se referían a mi. Pero por supuesto, yo si las había escuchado.
Fue una cosa extraña, esas palabras. Me consumieron. Empece a darme cuenta que el pizarrón estaba volviéndose borroso, que ya no podía leer el letrero de alto al final de mi calle, cuando todos mis amigos si podían. Y lentamente, pero verdaderamente me encontré haciendo trampa en los exámenes de la vista. Fue un día miserable, en mi cumpleaños numero trece, cuando, imposibilitado de hacer trampa por mas tiempo, falle un examen de la vista. El doctor me dijo que necesitaría anteojos. Estaba destrozado. Los militares no quieren pilotos que usen lentes. Era una regla arcaica, de los viejos tiempos cuando eliminando candidatos era mas importante que encontrar a los ambiciosos para el deber. Mi sueño de toda la vida parecía perdido.

Ahora, cuatro años después, estaba todavía pateando piedras sobre la mano desafortunada que El Gran Negociante me había destinado. Estar entre pilotos militares me llevo a la rabia. Ellos podían hacer todo por lo que había vivido porque podían ver mejor que yo. Que existencia mas podrida y miserable me hubiera llevado. Y por su puesto viene la pregunta inevitable, "¿Por que yo?"

Fue mientras criaba mi destino antes de la ceremonia de despegue que llevara hacia el fallido viaje del SDF-1 cuando me llamo la atención un avión que seria mi amante y compañera por los siguientes 20 años: el VF-1 "Valkyrie" --el primer "Caza de Tecnología Variable", también conocido como "Veritech". La aeronave mas elegante que jamas haya surcado los cielos, el Valkyrie también guardaba un maravilloso secreto --uno que en unas pocas horas probaría ser vital al defender la Tierra contra la mas grande amenaza que haya enfrentado la humanidad. Era absolutamente hermoso. Un caza liso y elegante.
¡La vista de la nave me hacia sentir furioso! Me estaban robando de mi destino, ¡Maldición!, ¡Malditos esos cirujanos y comandantes idiotas! ¡¿Que sabían ellos?! ¡¿Que importaba si podías ver perfectamente el primer día, si después ya no importaba?! (Para estas fechas mas del 45% de los pilotos de la RDF usaban lentes correctivos de una forma o de otra, solo añadiéndolo a mi frustración.) Me enoje -- Me enoje tan fuerte de hecho, que estoy seguro que reduje mi vida por al menos un par de años.

¿Por que Dios me escogió enfrentarme con este destino? Meditaba la pregunta en mi mente una y otra vez sin ningún resultado. Por supuesto, Por supuesto, como se mostraría mas tarde, el destino seria mas piadosamente amable conmigo. Pero los planes del destino no tenían ninguna utilidad hacia mi ese día.

Pase la mañana recorriendo la base aérea, observando los cazas, bombarderos y aviones de reconocimientos mas avanzados y mas nuevos de la Fuerza de Defensa Robotech. ¡Y los transportes! ¡Por Dios, los transportes! Eran ¡ENORMES! Absolutamente gigantescos. Ellos podían cargar casi el doble de personas que la mayor aeronave del siglo 20, el Boeing 747. Fue en ese momento que la dura realidad del progreso golpeo mi cabeza. Que lejos hemos llegado desde los biplanos de cuerda y madera de la Primera Guerra Mundial.

Mientras miraba los aviones, Me encontré con un par de mis amigos, Nathan "Nate" Morris y Joseph "Knuckles" Burkett. Nate era un joven delgado con características cómicas y una apariencia que escondía su naturaleza feroz. Con un ojo permanentemente mirando hacia un lado, el reflejaba la parte de vividor que era. Joe se veía... bueno.. Joe. Alto y musculoso, se gano su apodo como boxeador de guantes de oro en el equipo de boxeo de la escuela.

"¡Hey, Jake!" exclamaron. Jack era por supuesto, mi apodo --otorgado por mi mamá por su gran amor la estrella de cine del siglo 20, John Wayne (o "El Gran Jake"), y por mis amigos por mi pasión por la película de 1996 "The Sand Pebbles". Estelarizada por Steve McQueen, basada en la historia de un marinero en un bote armado en china durante los años 20. Una película notable --Siempre pensé que las antiguas eran las mejores-- que no era secreto que era mi favorita, y no paso mucho tiempo antes que mis amigos me llamaran Jake, gracias al personaje de McQueen, Jake Holman. (para continuar)

SE VIENE SPIDEY 3

Venom, así podriamos ver la versión asesina del traje negro, tras poseer a Eddie Brook (Topher Grace)

Sandman, el villano original del guión de James Cameron para el abortado primer intento de llevar a Spider-Man al cine, regresa en la tercera parte. La imagen corresponde al diseño del juego, pero es muy probable que se ajuste al del filme.

Y finalmente Harry Osborn como el nuevo Green Goblin. O Green Surfer. O lo que sea. Más de un fan gritará por el diseño. Pero señores, no seamos tan dogmáticos y esperemos la pelicula.

Finalmente y garcias al gran Alejandro Lecaros y sus DESENFOCADOS, un link al esperado primer trailer oficial (no el teaser de hace unos meses) de Spider-3. Clíc y trepa sobre Nueva York.

miércoles, noviembre 08, 2006

UCRONÍA CHILE: STEAM PRAT


UCRONIA CHILE es una idea encabezada por Jorge Baradit y el conclave de la ciencia ficción local bajo la premisa de redactar una historia de Chile alternativa. Acá un extracto de una cooperación hecha al blog, una versión steampunk del 21 de Mayo de 1879, parte de un relato más extenso que espera publicarse algún día


CONTINUIDAD PRAT (extracto)

La torre del Huascar chirreo sobre su base articulada, ubicando los cañones gemelos en posición de tiro. Grau bajó la mirada. El estruendo llenó de vapor y humo la cubierta del monitor. Dos proyectiles silbaron a pocos metros de la superficie del mar hasta impactar en la proa de la Esmeralda. La corbeta adversaria voló por los aires, inflamando sus maderas descubiertas. El palo frontal se vino abajo, arrastrando en sus cuerdas a gran parte del empenaje.Y nadie hizo nada.A esas alturas, Grau ya tenía claro que las cosas no estaban bien. Tomó el altavoz y ordenó máquinas en retroceso. Pero la trampa ya estaba cerrada y los cazadores cazados.Por un monstruo que cayó del cielo.
Fue el debut público del Valparaíso, la primera aeronave blindada de la historia. La respuesta a la eterna pregunta de si éramos capaces de hacer volar un buque de guerra. Un prodigio de la ingeniería, conseguido gracias al poder de la metahulla, el milagroso mineral verde oscuro que hacía sólo un par de años fuera descubierto en las minas de la provincia de Arauco, en el sur de Chile. Piedra milagrosa, cuyo descontrol energético terminaría cambiando para siempre el estatus de Chile en el concierto internacional. Y el Valparaíso fue sólo uno de sus primeros usos. Un acorazado de sesenta metros de eslora, artillado con torres más grandes que la del Huascar y propulsado por mástiles rotatorios. Un pesado y mortífero mastodonte volador, adelantado en décadas a los globos dirigibles que por aquellas mismas fechas hacían furor en Europa.
Ruidoso y rodeado de vapores blancos, el Valparaíso giró hasta situarse en vuelo estático a treinta metros por sobre las cabezas de los marinos peruanos, muy por encima del alcance de las baterías más pesadas del Huascar y la Independencia, a distancia de tiro sólo de armas livianas, como fusiles y ametralladoras, todas inservibles ante las placas de metal que rodeaban el leviatán de velas batientes.
Carlos Condell, comandante del monitor aéreo Valparaíso, exigió la inmediata rendición de los buques peruanos. Grau, tratando de calmar el pavor de sus hombres, prefirió no responder. Los motores de su nave estaban en reversa. Condell volvió a repetir la advertencia. Esta vez la acompañó con un disparo que detonó metros tras la popa del Huascar.
-El próximo irá directo a su timón, capitán Grau-, dijo la voz del chileno.
Ellos también tenían buenos espías, pensó el comandante peruano.Y entonces el primer error. Presos del pánico, los hombres de Guillermo Moore, capitán de la Independencia, decidieron enfrentar al desigual adversario. Se ubicaron en la proa de la nave y usando ametralladoras y cañones livianos abrieron fuego contra el coloso que les aleteaba encima. Balas de calibre liviano rebotaron contra el blindaje del Valparaíso, rozando apenas la unidad chilena.
-Carguen la batería principal-, ordenó Condell.Un portalón se abrió al estribor del Valparaíso. Entre chirridos de cadenas y placas metálicas asomó un cañón largo y grueso, de un calibre mayor a cualquier arma pesada usada a la fecha sobre un buque de guerra.
Desesperado, Grau intentó comunicarse con su colega de la Independencia, rezando para que sacara rápido la fragata de allí. Pero Moore sólo atinaba a seguir disparando. Lee lo previo y la continuación en Ucronía Chile.

lunes, noviembre 06, 2006

MAS RECUERDOS PERTURBADORES



  • Sabrina Salerno: Supongo que muchos de los que leen este mail nunca han podido olvidarse del video Boys, boys, boys. En una conversación de hace poco, muchos lo sitúan como el hecho más perturbador para toda una generación que se encaramaba a la adolescencia por ese loco año de 1988. Vaya que nos encaramó Sabrina, sus contorneos y ese bikini blanco que imposibilitado de sujetar sus abundancias, se resbalaba para el deleite de tantos prepúberes. Boys, boys, boys mando a muchos de carrera al baño. Y You Tube, siempre generoso nos recuerda porqué: Boys... boys.. boys.
  • Mampato: Mi padre me compró religiosamente los Mampato desde el día que anuncié mi venida al mundo. Teníamos una gran colección que mi hermana se encargó de destruir. Mampato maestro, nuestro viajero temporal, nuestro Brick Bradford en clave infantil. San Themos Lobos, gracias por todo. De todos los viajes, mi favorito es y será En la Reconquista, gracias a esa saga, recomprada más tarde en las ediciones en libro, me reconcilié con la historia nacional. Mampato necesita ya un Dark Mampato Return. Un pelirrojo cuarenton y depresivo, con traumas de tanto viaje temporal que se ve obligado a volver a usar el cinturón.
  • Rook Bartley: Que Minn-Mey, que Miriya Parina… Rock Bartley es la mina que más la llevaba en Robotech. Rubia, como un sueño adolescente, de pasado oscuro, buena para los combos y dotada motociclista. Su habilidad en el Cyclone y luego en el Alpha Fighter la hicieron leyenda. Robotech estuvo plagada de minas mamonas, hasta que llegó Rook y arregló todo de un puñetazo. Además se enamora del más perno de todos, rand. Que buen tipo era Rand. Por siempre Rook.
  • Superman: Ok, Batman usa el mejor disfraz, tiene el auto más groso, es millonario y su origen coquetea con la más alta literatura, pero Superman es y fue el primero de todos. También el germen que gatilló mi fanatismo por los comics de superhéroes. La película de Donner, los viejos comics Novaro, ese especial en tapas duras, ¿Qué sucedió con el hombre del mañana? de Moore. Los hermanos Fleischer, Bruce Timm y Paul Dini. Superman es el nuevo mesías, el mito más grande del siglo XX. Un niño perdido en un mundo ajeno que se convierte en un Dios multicolor para ser aceptado, pero que necesita pasar un rato a solas en algún lugar cerca del polo. Quizás no es tan cool como otros colegas, pero es, fue y será más grande que todos ellos juntos.
  • Nessie: El reportaje se llamaba El Misterio del Monstruo Lacustre y lo descubrí en una vieja Selecciones en casa de mi abuelo Víctor. La ilustración era pavorosa. Una forma jorobada con largo cuello nadando por el centro de un lago sombrío. El artículo me pateó la cara. Tenía 6 años, era fan de los dinosaurios y me estaban contando que en un lago de Escocia, tal vez había uno vivo. Durante un par de años me dediqué a recopilar todo lo que pillaba de Nessie. Pegue recortes e hice dibujos en un desaliñado cuaderno Auca en cuya portada escribí "El enigma de Loch Ness". Ahora, con los años, me da lo mismo que en el lago no haya nada, lo que es yo, estoy seguro que una abominación nada bajo las aguas del Loch.
  • El Hombre de los ojos de rayo X: El final de la película, un día cualquiera a las 19:00. "Si tus ojos son pecadores, arráncatelos" y Ray Milland se los arranca de cuajo, revelando unas ensangrentadas cuencas. Del resto se ha hablado tanto. El impacto para un cabro de seis años duró la vida entera. Aún no me recupero, Roger Corman fue el culpable. Que clásico, Canal 7 no se daba cuenta las joyitas que tiraba en Tardes de Cine.
  • SDF-1: Señores, seamos honestos. Ninguna “capital ship”. Ni las de Star Wars ni las de Star Trek duraría diez minutos en un cuerpo a cuerpo con el SDF-1 Macross. Su cañón principal es más poderoso que el de la Estrella de la Muerte y si alguien se las da de listo, Gloval aplica transformación modular y un suave puñetazo -o portaavionazo- soluciona todo de golpe. De todas las naves de la historia de la sci-fi popular, ninguna alcanzará el poder y la nobleza de la legendaria Fortaleza Super Dimensional Nº 1.
  • El monstruo de siete cabezas y diez cuernos: En una Biblia ilustrada de la editorial Codex. La visión del anticristo según San Juan de Apocalipsis 12. Una huevada aterradora. Lo bíblico, sobre todo desde la visión protestante, suele ser muy aterrador. Además por años, mi nula habilidad matemática, me impedía computar aquello de siete cabezas y diez cuernos, pero al final entendí que eso daba lo mismo. El mostruo es algo así como la versión eclesiastica de Tiamat, la dragona primordial babilónica recontada luego por Dungeons & Dragons.
  • El Cabo Valdes: “Ustedes nunca sabrán de donde venimos, pero volveremos”. La historia del Cabo Valdes me despertaba temor y fascinación. A los 10 años estaba seguro que quería ser ufólogo y a mi manera investigaba casos UFOs que sucedían en la 9ª Región. Me creía el cuento, compraba libros, recolectaba información y juraba que J.J.Benítez era Dios. De hecho para la navidad de mis 13 años pedi de regalo los Caballo de Troya, que entonces eran sólo 3. En esa época me carteaba con Anfruns de MUFON y tenía una credencial de corresponsal. El pasado te condena dicen muchos, yo sólo quería hacer contacto.
  • Cheetara: Una sola frase. Esas pequitas en los hombros… repito, esas pequitas en los hombros…

jueves, noviembre 02, 2006

ALGUNOS RECUERDOS PERTURBADORES

  • Erin Gray. La preciosa coronel Wilma Deering (en la foto) de Buck Rogers en el Siglo XXV. Creo que fue la primera mujer que me perturbó de niño, sobre todo con sus mallas ajustadas –una roja y la otra azul- y culo malditamente respingado. Dos escenas para recordar, amarrada con un spandex azul en el capítulo de las “Slaves Girls” y vampirizada por una especie de Nosferatu cósmico. Que Number-6, qué Kate, qué Padmwe Amidala, la Coronel Deering es, fue y será la gran femme fatale de la sci fi. De prueba este videito en You Tube.
  • La Noche del Vampiro. Miniserie de Tobe Hooper basada en el libro Salem´s Lot de Stephen King. La pasó el canal 7, mientras en forma paralela los cines estrenaban la versión reducida con el “otro” título de La Hora del Vampiro. Entonces no tenía idea quien era King, ni Hooper, ni que había dos versiones. La escena de los cabros chicos vampirizados tocando la ventana me hizo mear de miedo. Por casi diez años no fui capaz de ver nada relacionado con vampiros y otros monstruos en pantalla grande y chica. Literalmente La Noche del Vampiro me cagó la vida, por un lado me aterró, por otro conocí a King.
  • Jesús…: Otro causante de mis horrores infantiles. No el Jesús que todos conocemos, sino la versión vengadora y luminosa de Cristo que aparece al final de La Profecía III. Pura cagada de miedo, casi con diarrea.
  • XB-70A Valkyrie: Amo los aviones, siempre me han gustado y mucha de la culpa es de este bombardero prototipo y trisónico fabricado por North American Rockwell en la década de los 60. Se suponía reemplazaría al B-52 llevando armas nucleares a más de 3 veces la velocidad del sonido, al final fue más barato desarrollar misiles intercontinentales. Lo conocí gracias a la palabra “aeroplano” en un viejo Diccionario Enciclopédico Aristos de Sopena y desde ese día mi percepción del futuro cambió para siempre. La historia de la aeronáutica aclara que el Valkyrie fracasó por ser demasiado adelantado a su tiempo.
  • Alpha Fighter: De todos los Veritech disponibles en la fauna mecha de ese hito generacional que fue Robotech, ninguno supera a los Alpha. Ok, los VF-1 Valkyries eran los originales y todo eso, pero los Alpha eran guerreros de cañón y cuerpo a cuerpo. Un caza compacto armado hasta los dientes que cuando desataba todo su arsenal no quedaba nada parado. Y en combinación con el Beta era un tanque volador imparable.
  • Capitan Nemo: Uno de mis primeros héroes literarios. Con el tiempo sólo superado por el Capitán Ahab. Tenía 7 años cuando leí una versión reducida de 20.000 Leguas de Viaje Submarino. Estaba el profesor Aronnax, el arponero Ned Land, pero el héroe, el villano con justificación moral, el dueño del Nautilus fue quien se llevó mi atención y fanatismo Nemo por Verne, recontado años después por Alan Moore es un grande de grandes, un titán. Heil Nemo.
  • Moby Dick: No la ballena, sino el libro. Tenia como 6 años cuando vi por casualidad la película de John Huston con Gregory Peck y quedé marcando ocupado con la idea del cachalote blanco y la venganza del capitán Ahab. Un año después leí el libro en una versión reducida. Moby Dick acabó siendo un ritual para mi, lectura anual obligada. De versiones en cómics, a nuevos “cut” juveniles hasta llegar a la edición completa de casi 700 páginas en tapas duras, lujosamente encuadernado por Bruguera. El año pasado la releí en inglés y sigue siendo el libro de mi vida. Kaifman tiene epígrafe y citas literales a la obra maestra de Melvilla, la gran novela de todos los tiempos. Para mi al menos es más importante que El Quijote y cualquier otra pieza de la literatura universal. Moby Dick es mi ballena blanca, mi año cero.
  • Cronosaurus: Nunca me gustó el T-Rex. Dos patas, manos chicas, cabezón y terrestre, una lata. El saurio que desde chico –y gracias al Monitor de Salvat- me rompió el craneo fue el Cronosarus (o Kronosaurus). Un lagarto marino, de la familia de los Pliosaurios, con cinco metros de cabeza y tres de mandíbulas, sumado a otros trece de cuerpo y cola. Una pesadilla de los mares del cretácico, superado en tamaño y ferocidad sólo por un primo suyo, el Lippleurodon de casi 30 metros de largo. Chao T-Rex, en esta familia está el verdadero mayor carnicero de todos los tiempos.
  • Dinobots: Seamos honestos. Los Dinobots conjugan lo mejor de lo mejor. Robots, extraterrestres y dinosaurios, todo en uno. Grimlock fue un maestro para mi niñez, Sky Lynx un ídolo.