FORTEGAVERSO

viernes, junio 18, 2010

COSAS DE SETLIST: RUSH, MUSE, ROGER WATERS 2010


Ya es oficial, RUSH viene a Chile. En verdad nunca pensé que llegaría el día en que escribiría esa frase. Gran deuda en la cuenta corriente de nuestra memoria rockera. El tour se llama Time Machine, tocarán Moving Pictures completo y el primer show de la gira será a fines de junio. Mientras tanto llueven las especulaciones. Que como es una "gira vintage", Lee, Lifeson y Peart van a desempolvar sus viejos chiches (campanas tubulares, teclados setenteros polymoog y oberheim, guitarras doble mango etc), que cual va a ser el setlist de canciones a interpretar. En este mismo blog hicimos una especie de "prediccion", sin embargo en varios websites de la comunidad rushera, los Syrinx (Trekkies del progrock) han filtrado una lista de canciones, difundida por debajo, supuestamente por uno de los técnicos que ha estado en los ensayos. De acuerdo a esta información, este sería el orden y los temas a interpretar (al menos los que han ensayado), indicándose con "/o" las alteraciones de un concierto a otro, cortes que podrían cambiar o derechamente finalmente no van a ser interpretados.

PRIMERA MITAD

  • Intro
  • 2112
    -Overture
    -Temples of Syrinx
  • Freewill
  • The Analog Kid
  • Big Money
  • Time Stand Still
  • A Passage to Bangkok / o Circunstances
  • Workim them Angels
  • Show Don´t tell / o Subdivisions
  • Closer to the Heart
  • Moving Pictures Suite (1ª part)
    -Tom Sawyer
    -Red Barchetta
    -YYZ
    -Limelight

SEGUNDA MITAD

  • Moving Pictures Suite (2ª part)
    -The Camera Eye
    -Witch Hunt (Fear Trilogy Part III)
    -Vital Sign
  • BU2B
  • Caravan
  • The Enemy Within / o The Body Electric
  • Stick it Out / o Cold Fire
  • Middletown Dreams / o Marathon
  • Malignant Narcissim
  • Drum Solo
  • Hope
  • Broon´s Bane
  • The Trees
  • Xanadu
  • Hemispheres: Prelude
  • Spirit of the Radio

ENCORE

  • Far Cry
  • Jacob´s Ladder
  • Fly by Night
  • In the Mood



Tras el éxito del disco y tour Resistance del 2009, donde MUSE la reventó en USA y EE UU, teloneando a U2 y encabezando festivales a ambos lados del atlántico, el power trío inglés retoma con una versión para estadios abiertos -y más larga- de la gira del año pasado. Ya no están las torres móviles del stage de la primera "leg" de la gira, pero ahora Mark Fisher y compañía les diseñaron una especie de astronaveque despega desde el escenario (como en las giras de ELO y Queen de los 70) y flota sobre la banda disparando luces y laser, todo apropiadamente galáctico. Resultado: por cuarto año consecutivo la mejor banda en vivo del planeta, derrotando a U2 y a Radiohead. Y quienes los vimos el 2008 en el Caupolican damos fe de ello. Resistance 2010, partió en Francia hace dos semanas y salta a USA donde se extiende hasta el 9 de Octubre, retomando en diciembre en Australia. ENTONCES... Octubre/Noviembre están en blanco y son fuertes las especulaciones para una "leg" latinoamericana de la exitosa gira, esta vez diseñada para recintos abiertos, pura arena-rock. Este fue el setlist de canciones interpretado por MUSE ayer en Madrid.

ENCORE

  • Unintended
  • Exogenesis: Symphony, Part 1: Overture
  • Stockholm Syndrome

ENCORE 2

  • Take A Bow
  • Plug In Baby
  • Knights of Cydonia


Roger Waters celebra los 30 años de The Wall con una gira dedicada al mítico disco de Pink Floyd. Sin Gilmour ni Mason, Waters se ha rodeado de sus colaboradores habituales, como el gran Jon Carin y el estudio de Mark Fisher para revivir el legendario tour del 80-81, con el muro que separaba a la banda de la audiencia, los muñecos hinchables, la pantalla circular, el cerdo clásico y los martillos marchantes, todo fiel al concepto de hace tres décadas pero con la ventaja y los costos más baratos de la tecnología del 2010. La gira larga en septiembre en Canada y se extiende hasta el 18 de diciembre en México, retomando en Europa en marzo del 2011. Entre diciembre del 2010 y marzo del 2011 estarían programadas, pero no definidas, las paradas latinoamericanas del tour. Pero no todo es fácil: The Wall, tanto la puesta en escena del 80-81 como la actual, esta diseñada para espacios masivos y cerrados, estructuras que no hay en este lado del mundo: tanto Brasil, como Argentina y Chile carecen de "gimnasios o estadios techados" para más de 30.000 espectadores, hecho que podría quitar The Wall de nuestras agendas. Sobre el setlist, se sabe que será The Wall completo, sin embargo, dado que el disco/concepto es relativamente corto (90 minutos), Waters y compañían han difundido la posibilidad de extenderse con un Encore con temas de la carrera solista del bajista como con piezas selectas de Pink Floyd. Este es uno de los setlist que han aparecido en la red. Está bueno, pero obvía un detalle muy importante: en esta ocasión Waters no contará con coristas femeninas.

PRIMERA MITAD

  • The Little Boy That Santa Claus Forgot (Vera Lynn)
  • MC: Intro
  • In the Flesh?
  • The Thin Ice
  • Another Brick in the Wall (Part 1)
  • The Happiest Days of Our Lives
  • Another Vrick in the Wall (Part 2)
  • Mother
  • Goodbye Blue Sky
  • Empty Spaces
  • What Shall We Do Now?
  • Young Lust
  • One of my Turns
  • Don´t Leave me Now
  • Another Brick in the Wall (Part 3)
  • The Last Few Bricks
  • Goodbye Cruel World

SEGUNDA MITAD

  • Hey You
  • Is There Anybody Out There
  • Nobody Home
  • Vera
  • Bring the Boys Back Home
  • Comfortably Numb
  • The Show Must Go On
  • MC: Intro
  • In the Flesh
  • Run Like Hell
  • Waiting for the Worms
  • Stop
  • The Trial
  • Outside the Wall

ENCORES

  • Speak to me/Breathe (in the Air)
  • Time/Breathe Reprise
  • Set the Control for the Heart of the Sun
  • Perfect Sense (1/2 Parts)
  • The Fletcher Memorial Home
  • The Tide of Turning
  • Wish You Were Here
  • Brain Damage/Eclipse

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martes, mayo 18, 2010

RONNIE JAMES DIO (1942-2010)


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jueves, abril 09, 2009

CANTARON CIENCIA FICCION UN DIA


Después del amor (en todos sus tipos) y del odio (idem), la ciencia ficción -y la fantasía- es uno de los tópicos más recurrentes en el rock, sobre todo en el metal y el progresivo, pero también hay poperos como Peter Schilling y Ultravox que basaron su carrera en canciones apocalípticas y fantasiosas. De eso y mucho más hay en este sitio, que antologa TODAS las referencias del sci-fi en la música popular, desde Alan Parsons a ZZ Tops, pasando por Bob Dylan y Elvis Costello, practicamente nadie se salva. Y este es mi grano de arena: Una selección de algunos grandes, raros y bizarros relatos de ci-fi que hemos escuchado en formato canción o disco. Se aceptan aportes.

  1. Sacerdotes cibernéticos han instaurado una dictadura teocrática en todos los planetas de la Federación Solar, manipulando a los seres humanos, su voluntad y sus emociones, hasta que un muchacho encuentra una guitarra y desata una pequeña revolución, que sin embargo termina con su propia muerte.
    2112, de Rush (cara A, disco homónimo)

  2. Durante la tercera década del siglo XXI, Estados Unidos se ha transformado en un país gobernado por las multinacionales y los medios de comunicación. La política ha muerto, la ley del más fuerte también. Los recursos, la ley y la religión dependen de quien manipule la información, hasta que alguien advierte que tal vez haya una salida a todo. Mandar todo a la cresta detonando el arsenal nuclear, pero antes hay que mandar al pasado las imágenes del colapso.
    Year Zero. de NiN (disco entero)

  3. Un astronauta británico orbita la Tierra en una rudimentaria nave espacial, una cápsula que da vueltas alrededor de nuestro planeta en medio de una guerra fría alternativa. Todo es paz y también incertidumbre. Pero ocurre una falla, se quiebran los sistemas, la órbita se hace irregular y el mayor Tom se pierde hacia el espacio profundo, sin posibilidad de regresar a la Tierra. Por ahora.
    Space Oddity, de David Bowie (en Space Oddity).
    ¿Epílogo? Major Tom, de Peter Shilling. (en Error in the System)

  4. Un punk portorriqueño busca a su hermano perdido en Nueva York. Le dicen que la última vez que lo vieron, bajaba las escaleras al metro en Time Square. El héroe acusa al dato y se sumerge en los subterráneos de Manhattan, poblados de alimañas, criaturas extraordinarias, personajes de la mitología griega, una tribu de hombres viscosos y un médico que dice poseer la anestesia supernatural.
    The Lamb lies down on Broadway, de Genesis (disco entero)

  5. Cansado de ver lo idiota que se comportan los terrestres, una estrella de rock marciana viaja a la Tierra para tratar de reencantar a los habitantes de nuestro planeta con canciones bucólicas y perturbadoras historias de amor. Sus propósitos son buenos pero el mundo no lo va a entender y las autoridades iniciarán la persecución del extraterrestre, quien se verá obligado a iniciar una “road movie” a través de EE UU.
    Rise and fall of Ziggy Stardust and Spiders from Mars, de David Bowie (disco entero)

  6. Un músico de rock, superado por los fantasmas de su pasado, su mujer y la muerte de su padre en la guerra, crea una ucronía totalitaria donde él mismo se ve como líder de un movimiento fascista que pretende despertar a Inglaterra (New Britania) y convertirla en una fuerza de choque nazista contra el resto del planeta. Una dictadura extrema donde no hay lugar para los simples y mediocres, el gobierno de odio de los artistas y sensibles, los martillos cruzados y los cerdos voladores.
    The Wall, de Pink Floyd. (disco entero)

  7. Un periodista de 1981 tiene un accidente automovilístico y despierta en la tercera década del siglo XXI. Tras descubrir que está solo, que su familia ya no existe, se deja maravillar por los encantos del futuro, pero pronto descubrirá que no todo es como parece y que bajo la superficie, la humanidad se ha vuelto cada vez más apática, triste y dependiente de las máquinas. Comprende entonces que debe encontrar la manera de retroceder en el tiempo para hacer algo por arreglar el futuro.
    Time, de Electric Light Orchesta (disco entero)

  8. A inicios del siglo XXI, la III Guerra Mundial convirtió a EE UU en un estado totalitario y militarizado. Grandes ciudades han sido convertidas en prisiones para los libre pensadores. Un rockero del siglo XX, encarcelado por ofrecer un concierto en un teatro abandonado de Chicago, logra escapar con la ayuda de un Roboto, androides carcelero de fabricación japonesa, que como el hombre de hojalata de Oz, sólo desea un corazón.
    Killroy was here, de Styx. (disco entero)

  9. En el futuro, cuando la ley del combustible prohibe el funcionamiento de autos a gasolina, un muchacho visita a su tío, quien le muestra su joya: un Ferrari Red Barcheta. Haciendo caso omiso a la prohibición y seducido por la máquina, el muchacho roba el auto e inicia una carrera a través de Estados Unidos, cruzada que pronto es descubierta por las fuerzas de la ley iniciándose una despiadada cacería contra el muchacho y su auto rojo.
    Red Barchetta, de Rush. (en Moving Pictures)

  10. Un grupo de flemáticos astronautas británicos emprenden un viaje a la estrella más cercana. Cuando regresan a La Tierra descubren que han pasado casi 40 años y que sus seres queridos han envejecidos, convirtiéndose ellos en fantasmas vivientes de una era que ya paso. Los astronautas se ven el debate. Volver al espacio o tratar de reconstruir sus vidas.
    39, de Queen (en A night in the Opera)

  11. El propietario de un cine abandonado descubre que posee el poder mágico de llevar a quien desea a distintos mundos de fantasía, pero este poder tiene su precio ya que acarrea la maldición de una ciudad encantada de tiempos precolombinos. Esto, sin embargo, no le impedirá usar este don para conseguir lo que más desea, la mujer que ama.
    Eldorado, de Electric Light Orchestra (disco entero)

  12. Kobaia es un planeta ubicado a 10 años luz de la tierra, donde floreció una civilización muy avanzada en las ciencias, tecnología pero sobre todo en las artes y la cultura. Pacificos y amantes de la belleza, la historia de este mundo se ha construido en base a la adoración de un panteón de 6 deidades que ayudaron a construir un edén absolutamente perfecto. Pero de Kobaia hoy solo quedan recuerdos, memorias y fragmentos de un extenso poema épico de más de 10.000 páginas escrito y cantado en la lengua de Kobaia.
    Magma (la carrera entera de esta banda francesa, reproduce en su música la historia de Kobaia)

  13. En un bosque mágico, los Arces quieren tener más acceso al sol para crecer como los Robles, señores del monte. Acuden donde los Robles pero esto se niegan, ya que el sol es sólo para ellos. Los Arces hablan con los otros árboles y se levantan contra la dictadura de los Robles iniciando una revolución en el bosque que termina con muchas plantas, animales y árboles muertos. Hasta que llegan los hombres y…
    The Tress, de Rush (en Hemispheres)

  14. Al saber que el Demonio ha reunido a sus fuerzas para atacar la creación, Dios ordena al señor de los arcángeles a juntar a sus tropas para enfrentar y derrotar definitivamente al infierno. Y ambos bandos, con millones de seres superpoderosos se dan cita en el valle del Armagedón, a la sombra de las puertas del delirio. Y la batalla comienza… Orden contra caos…
    Gates of Delirium, de Yes (cara A de Relayer)

  15. Un extraterrestre embajador de una civilización adelantada en millones de años es enviado a la Tierra con un mensaje de amistad, pero encuentra al mundo convertido en un desierto, con sólo recuerdos de la vida que allí alguna vez hubo. Entonces el Vigía, como se hace llamar, reflexiona acerca de que si ese mundo devastado no es acaso un espejo de lo que podría haber ocurrido en su mundo mundo. Y solitario decide quedarse, vigilando desde los cielos a un planeta muerto.
    Watcher of the skies, de Genesis (en Foxtrot)

  16. La computadora planetaria que gobierna un imperio galáctico entero se vuelve loca y comienza a destruir los distintos mundos. Los supervivientes forman una armada y se unen para atacar a esta poderosa inteligencia artificial. El destino de la humanidad se debatirá en la mayor batalla espacial de todos los tiempos. Hombres contra máquinas, viajes en el tiempo y básicamente Terminator, doce años antes que Terminator.
    Karn Evil 9, de Emerson Lake & Palmer (en Brain Salad Surgery)

  17. Los cuatro jinetes del Apocalipsis atacan la Tierra y en Roma se levanta el Anticristo. La humanidad lo clama como un salvador, entonces miles de personas comienzan a desaparecer raptadas por las astronaves de Yahve. El Anticristo se revela como hijo de Satanás y desata una dictadura mundial peor que el II Reich, hasta que los cielos se hablen y viene la fuerza liberadora de Cristo con sus ejércitos de ángeles y arcángeles.
    666, de Aphrodita´s Chile (disco entero)

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viernes, enero 09, 2009

DEUDAS PENDIENTES DEL 2008


Use la columna Fuera de Foco del Wiken para hablar de algunas cosas a las que ya había hecho referencia en este blog. Esta es la versión completa, como siempre agradeceré comentarios en los blogs mercuriales.

LA RE-LISTA

Se acabó el 2008, comienza el 2009 y todo el mundo hizo listas. Desde el blog más anónimo hasta la más masiva de las revistas empeñados en decidir cual fue la mejor película, el mejor concierto, la mejor serie, la mejor lo que sea. Y aunque claro, es válido, entretenido y sobre todo subjetivo, los nombres que aparecen se repiten bastante. Pura aritmética, la semana pasada revisé (de puro ocioso) como 50 sitios de recuentos. Coldplay, Batman: El Caballero de la Noche, Madonna y REM son los nombres que más se repiten. Y claro, también Los 80, que tienen el nada despreciable record de haberle robado el primer puesto a la serie gringa de moda en cuanto ranking elaboraron los adictos al control remoto. Pero así como hay nombres que se reiteran de Top 10 en Top 10, también hay algunos que no aparecen ni en pintura y que merecen (con justicia) estar en lo más alto de la lista.
El mejor disco del año es Happiness is the road, el precioso, melancólico, triste y sencillamente complejo nuevo álbum doble de Marillíon, placa que sólo se consigue descargándolo desde el sitio oficial de la banda (www.marillion.com), donde también puede encargarse en formato material, en una lujosa caja con libro de fotos y todo eso que en la época del download ya nadie valora pero que a la larga es tan importante como la música. Marillion hizo del negocio online de su música lo mismo y antes que Radiohead, pero sin la buena prensa de la banda de Oxford, pero eso es sólo un dato y no voy a echar a pelear a dos de mis bandas favoritas. Me explico, el Marillion que me interesa no es el clón ochenteno de Genesis con el insufrible de Fish a la cabeza, sino la banda de art-pop que “renació” cuando Steve Hoggarth tomo la voz en 1987, iniciando una carrera irregular con puntos muy bajos y otros muy altos, como el disco doble del 2008, una colección de pianos tristes, guitarras etéreas y letras acerca de los fantasmas de la infancia que ya se lo quisiera Coldplay, Keane o Travis, bandas que deberían hacer lo correcto y reconocer a Marillion como una de sus influencias. “El verdadero secreto mejor guardado del pop inglés” decía un columnista de Q, revista británica que tradicionalmente ha ignorado a estos ex progresivos pero que con esta placa no pudo más que hacer lo obvio, reconocer con 5 de 5 estrellas una obra maestra. Con perdón, pero ya no más “Kayleigh” o “Lavender”, el mejor tema de estos veteranos es del 2008 y se llama “The man from planet Marzipan”, corte 2 del segundo volumen de Happiness, una pieza que responde a la pregunta de cómo hubiese sido un inusual dueto entre The Beatles y el Pink Floyd de Syd Barrett.
Es verdad, no se estrenó en cines, pero ahí está la carretera de la información y el bendito torrent como una perfecta democracia cinéfila. El mejor filme del 2008 (y lo subrayé en la columna anterior) es Let the right one in una sencilla película sueca, ambientada en un suburbio en medio de la nada, donde la eterna nieve congela los corazones de casi todos sus habitantes. Es un ambiente frío, evidentemente congelado, como las personas que viven allí. La historia es la de un muchacho de 12 años. loser, maltratado por sus compañeros, perdedor hasta lo imposible, que encuentra refugio en una niña, también de 12 años (aunque ella lo aclara, hace mucho tiempo que tiene 12 años), que acaba de mudarse al departamento continuo. Y surge entre ellos una relación perfecta, divertida, cómplice, como un Cuenta Conmigo helado y en formato niño-niña. Se entienden, hablan, inventan hasta un propio sistema de comunicación. Amor idealista, simple amistad, lo que sea. Pero no todo puede ser perfecto y la niñita tiene su pequeño secreto: duerme de día, juega con sangre y se la bebe. La mejor vuelta de tuerca al mito vampírico, hoy tan en boga.
Y aunque el espacio nos corta la inspiración, Let the right one in no sólo es la mejor película del 2008, también el mejor trailer, búsquenlo en You Tube, tras ese par de minutos querrán ver la película. Antes de cortar, dos datos más, serie del 2008: Damages, la dio AXN y la repite Mega a medianoche, 24 y Lost pero con abogados. Concierto del año, ¿Madonna? ¿REM? ¿NiN? Pasó, mi seleccionado tiene nombre propio: Muse. Los que no fueron, en cinco años se estarán lamentando, más que un show un encuentro cercano del quinto tipo.

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martes, septiembre 23, 2008

REMEMBER A DAY: HOMENAJE A UN AMIGO (HACE POCAS HORAS...)



David Gilmour en El Show de Jools Holland hace sólo unas horas, un sentido homenaje a Rick Wright, interpretando "Remember a Day", segundo corte de A Saucerful of Secrets (1968), tema compuesto y cantado por Wright que nunca antes había sido tocado en vivo. Gran tributo.

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lunes, septiembre 15, 2008

WISH YOU WERE HERE, FUNERAL PARA UN AMIGO


No one can replace Richard Wright. He was my musical partner and my friend.

In the welter of arguments about who or what was Pink Floyd, Rick's enormous input was frequently forgotten.

He was gentle, unassuming and private but his soulful voice and playing were vital, magical components of our most recognised Pink Floyd sound.

I have never played with anyone quite like him. The blend of his and my voices and our musical telepathy reached their first major flowering in 1971 on 'Echoes'. In my view all the greatest PF moments are the ones where he is in full flow. After all, without 'Us and Them' and 'The Great Gig In The Sky', both of which he wrote, what would 'The Dark Side Of The Moon' have been? Without his quiet touch the Album 'Wish You Were Here' would not quite have worked.

In our middle years, for many reasons he lost his way for a while, but in the early Nineties, with 'The Division Bell', his vitality, spark and humour returned to him and then the audience reaction to his appearances on my tour in 2006 was hugely uplifting and it's a mark of his modesty that those standing ovations came as a huge surprise to him, (though not to the rest of us).

Like Rick, I don't find it easy to express my feelings in words, but I loved him and will miss him enormously.

David Gilmour
Monday 15th September 2008

PD: Algunos rockeros tienen alma y corazón...

PD 2: Que sincrónico que Wright muriera el día en que una de sus obras maestras, Wish you were here, cumple 33 años.

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ACERCA DE RICK WRIGHT. SUS 10 MEJORES MOMENTOS EN PINK FLOYD


  1. Arnold Lynne (Early singles)
  2. Astronomy Domino (The Piper and the Gates of Dawn)
  3. A Saucerful of Secrets: Celestian Voices (A Saucerful of Secret)
  4. Echoes (Meddle)
  5. Summer of 68 (Atom Heart Mother)
  6. Burning Bridges (Obscured by Clouds)
  7. A Great Gig in the Sky (Dark Side of the Moon)
  8. Us & Them (Dark Side of the Moon)
  9. Shine on you crazy diamond (Wish You Were Here)
  10. Wearing Inside Out (The Division Bell)

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viernes, junio 20, 2008

MUSE: VIDA EN MARTE


Texto publicado en la última Rolling Stone.

Muse, HAARP

Esto es verdad, aunque parezca ciencia ficción. Cydonia es una extensa llanura ubicada en el hemisferio sur del planeta Marte. A mediados de los 70, las sondas norteamericanas Viking 1 y 2, “amartizaron” en el lugar y realizaron fotografías topográficas de la zona. Entonces ocurrió un hecho extraordinario. Algunas de las imágenes mostraban lo que parecía ser pirámides, similares a las de Egipto, pero eso era sólo la punta del iceberg, junto a esos hipotéticos monumentos surgió una enorme construcción con un rostro ligeramente humano que miraba a las estrellas. La anomalía fue bautizada como La Esfinge de Cydonia, nombre con el cual alimentó libros, una película (Misión a Marte, de Brian de Palma) y la imaginación de miles de fanáticos que vieron en el misterioso rostro de piedra la prueba definitiva de que alguna vez hubo vida en Marte. Pero lo bueno dura poco y en 1999, la NASA entregó el informe oficial. La Esfinge de Cydonia no existía, eran sólo sombras que le jugaron una broma a las cámaras de las Viking 1 y 2. El sueño había terminado, para todos, excepto para Matthew Bellamy, voz, guitarra y compositor de Muse, banda inglesa formada en 1994.
Bellamy tomó la historia de la esfinge, imaginó una extraña historia de amor y dio forma a “Knights of Cydonia”, el mejor tema de Black Holes and Revelation, el apocalíptico último disco del trío. Nada raro para un músico que asegura que sus mayores influencias no son otros músicos, sino autores clásicos de ciencia ficción, como Isaac Asimov y Arthur C. Clarke. Y que en su fanatismo dogmático por las conspiraciones, dice tener pruebas de que desde 1947 estamos siendo gobernados en secreto por extraterrestres grises y cabezones, venidos del sistema Zeta Reticuli. Si se entiende lo anterior, se entiende el sonido de Muse. Y sobre todo porque el disco más reciente del conjunto fue bautizado HAARP, siglas de uno de los más extraños experimentos militares desarrollados por EE UU, durante la guerra fría.
HAARP es un álbum doble, CD/DVD, que recopila el mayor concierto de la gira Black Holes and Revelation, evento sucedido en el nuevo estadio de Wembley (construido en las ruinas del clásico) y que reunió a más de 70 mil fanáticos. Una hazaña que en el coliseo original sólo habían cumplido Rolling Stones, Queen y Genesis. Bajo la dirección escenográfica de Mark Fisher (U2, Pink Floyd, Jean Michel Jarre), Muse demuestra en este disco/DVD porque hoy es considerada la mejor banda en vivo y de paso adelanta el show que traerán a Latinoamérica en julio. El tour es el mismo, aunque acá los recintos cerrados impedirán que traigan el colosal stage compuesto de rayos laser, pantallas gigantes, muñecos y naves espaciales que montaron el 2007 en Wembley.
El CD/DVD larga con una extensa introducción tomada de la pieza de música clásica “Mars, Bringer of War” (era que no) de Gustave Holst, que inspira imágenes galácticas y marcianas en la enorme pantalla de fondo. Los acordes de Holst bajan y Bellany sube a escena para tocar en forma de solo de guitarra distorsionado, la partitura de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo de John Williams. Tras repetir las clásicas cinco notas del filme de Spielberg, el resto de la banda sube al escenario, apoyados de un tecladista y el mundo simplemente se acaba. O mejor dicho, la nave despega. “Knights of Cydonia” es el primer corte escogido, continuado luego con “Hysteria”, “Supermasive Black Hole” y “Map of the Problematique”, serie de temas que más que canciones son como una cadencia de pequeñas historias fantásticas.
Como Radiohead, Tool y Flaming Lips, Muse es de esas bandas difíciles de encasillar en un estilo. Post rock o post todo, para un charquicán que suena a rock pesado, rock progresivo, rock operático y música espacial. Y claro, el trío la tenía complicada. Durante años fueron acusados de ser los gemelos desconocidos de Radiohead, cuando la música que interpretaban era más triste, abundaban los pianos y Bellany las veía difícil por poseer un timbre vocal casi idéntico al de Thom Yorke, pero a partir de Black Holes and Revelation las cosas empezaron a cambiar. Bellany se obsesionó con la distorción virtuosa en la guitarra, consiguiendo un estilo que mezcla los sonidos de Joe Satriani, con David Gilmour y Brian May, alquimia que lo puso en la mira como uno de los mejores nuevos guitarristas. Pero no sólo eso, también llevó a Muse hacia una moral más agresiva, plagada de riffs violentos, con inyecciones potentes de música electrónica y coros épicos y polifónicos a lo Queen. “Knights of Cydonia”, por ejemplo, perfectamente podría haber estado en New of the Worlds, el clásico disco de la banda de Freddie Mercury. Y la melcocha resultó, sumado a un look más juvenil, casi Emo. Los dogmaticos de la tristeza los abandonaron, pero ganaron una cantidad más que respetable de nuevos seguidores, mismos que hicieron de la gira del año pasado la más exitosa del 2007 después de la de los reuniones de Police y Genesis. ¿La mejor banda en vivo? A nivel de show, sonido y potencia, van seguros tras el cetro, pero como sucede en el rock, a estas primeras impresiones hay que darles tiempo. Y Muse gana en la primera lectura, ahora hay que dejarlos madurar.

BONUS

Close Encounter of the Third Kind, por MUSE



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jueves, abril 03, 2008

EL SEGUNDO MEJOR DISCO DE LA HISTORIA DEL ROCK CHILENO

Rolling Stone publica en su edición de abril, un especial con los mejores 50 discos del rock nacional. Me tocó el honor de hablar/escribir del que fue elegido 2º, una obra perfecta sólo superada por Violeta. La lista completa, las defensdas y apologías, desde el lunes en tu kiosco más cercano. Acá un anticipo, al menos de lo mío.

PIEDRAS SOBRE PIEDRAS

Hay algo estatuario en Alturas de Macchu Picchu. Algo monumental, música pétrea, piedra sobre piedra. Algo que empieza en la música, pasa por la obra de Neruda, nada alrededor de la propia urbe incaica y termina en las pinturas de René Olivares, usadas tanto en la edición original del 82, como en sus posteriores reediciones. Alturas de Macchu Picchu es un concepto que va más allá de su evidente estructura como disco conceptual, constituye el paso más elevado y ambicioso de la mayor banda de rock de la historia musical chilena. Un grupo que es un paréntesis, un punto aparte en la historia global de rock. Folklore latinoamericano, música espacial, sicodélia y rock progresivo que en verdad progresó, se atrevió a ir más allá (y con ello escapó a la maldición del “rock regresivo” que acabó achacando a sus contemporáneos europeos como Yes, Jethro Tull, Emerson, Lake & Palmer e incluso Pink Floyd).
Si la obra de Neruda en que se basa es un extenso poema en prosa, suerte de viaje iniciático y místico a los orígenes americanos, el disco coge, se apropia y extiende esa moral de la misión a través del sonido. Si la música es en parte condensar el tiempo, Alturas es un salto cuántico a través de un agujero negro. En lo estríctamente musical, sintetiza en poco más de media hora todas las obsesiones, ideas y conceptos musicales que Los Jaivas venían buscando desde sus inicios a fines de los sesenta. El disco es desde todas las miradas el punto nodal en la discografía del Gato Alquinta y sus compañeros, su Sargent Pepper, su Dark Side of the Moon, su coloso sin parangón. Y allí descansa el detalle que aparta a esta obra de otros discos: no hay, ni se ha hecho nada igual en ninguna otra parte. No es casual que Prograchives.com, la mayor fuente de art rock del planeta haya elegido hace sólo unos meses la edición en DVD del disco, como el sexto mejor DVD (valga la redundancia) de rock progresivo en la historia del género, por encima de toda la discografía de King Crimson, Peter Gabriel y Rush, dos puestos por encima de Live at Pompeii de Pink Floyd, obra con la que suele ser comparada, por sus obvias “similitudes arquelógicas”.
La nave cósmica de Los Jaivas despega con “Del aire al aire”, una poderosa introducción en viento y teclados que abre las puertas al resto del trayecto, mezclando en su lectura atmosférica lo acústico con lo eléctrico, la tierra con el espacio. “La Poderosa Muerte” es el corte más extenso del disco y suerte de génesis de esta Bíblia ancestral construida con versos nerudianos. El tema extiende las atmósferas de la obertura instrumental hasta desencadenar el exquisito desorden de percusión y ritmos tribales que componen “Amor Americano”. “Águila Sideral” es una pieza más cercana al rock cósmico, conformando con “Antigua América” una dupla que define no sólo la arquitectura musical de la banda, sino el leitmotiv del disco entero. El puente intermedio entre ambos temas es un retorno a “Del aire al aire”, impulsado ahora por el poderoso piano de Claudio Parra sumando texturas sobre el mini moog de Eduardo. “Antigua América” es el instante de mayor lucimiento para Gabriel Parra, quien azota sus baterías y percusiones, abriendo en este ritmo la puerta al momento más popular de la obra, “Sube a nacer conmigo hermano”, clímax festivo y lúdico que desencadena al desenlace del opus con los dos minutos y medio de “Final” coda en que regresan, a una velocidad menor, los mismos acordes de “Del aire al aire”, la serpiente se enreda en si misma, el vieja retorna a su punto de partida para volver a despegar.
Alturas de Macchu Picchu es pétreo en su concepto global, del disco a la puesta en escena, del ya mencionado óleo de cubierta a la película presentada por Vargas Llosa y filmada en las mismas ruinas andinas. De la alquimia ancestral entre las líricas de Neruda y el trabajo instrumental y vocal de Alquinta, Mutis y los tres Parra a la devoción que entre sus fanáticos, arrastra. Un disco eterno que debe oírse como una ceremonia, como un ritual, como un templo atrevido de la más pura santidad e idolatría.

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domingo, marzo 23, 2008

¿SODA FLOYD... PINK STEREO... SERU FLOYD... PINK GIRAN...?

El "supergrupo" del mes Roger Waters, Gustavo Cerati y Pedro Aznar en el estudio de grabación de Philip Glass, colaborando en un tema benéfico pedido por la fundación Alas. Al grupo se le sumaría además Jon Carin, sesionista eterno de Waters/Gilmour/Pink Floyd en sintetizadores. ¿Que charquicán saldrá de ahí?

Más info en Rockaxis y en los foros de Pink Floyd.cl

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martes, marzo 04, 2008

¿QUEEN EN CHILE?


Bueno casi... pero soñar no cuesta nada. Según el sitio MetalyCarnaval, la banda -o lo que queda de ella (Brian May y Roger Taylor, más Paul Rodger en voces y Spike Edney en teclados, junto a un par de sesionistas en bajo y segunda guitarra) se presentaría en un mega concierto gratuito en Río de Janeiro este 30 de Noviembre. El dato es que hay varias productoras más que calientes con la noticia ante la posibilidad de extender la estadía de "La Reina" en el subcontinente con un par de conciertos extras, uno en Argentina y otro en Chile. A cruzar los dedos. Y bueno, no sería Queen a full (aunque "Bohemian Rhapsody" la canta un Mercury virtual proyectado en una pantalla a lo Gorillaz), pero igual, algo es algo. En este caso, algo es harto.

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viernes, febrero 08, 2008

PINK FLOYD THE WALL Y LA NARANJA MECANICA


En marzo del 2000 y motivado por la edición de The Wall Live-Is There Anybody Out There? el argentino Rodrigo Fresán se mandó en RADAR de Página 12 este tremendo ensayó acerca de las obras más paradigmáticas de Stanley Kubrick y Roger Waters, que de paso cumple 30 años el 2009 -¿30 años y aún le seguimos comprando su cuento? Me acuerdo que en la UFRO era casi prerequisito para estudiar tener el disco o haber visto la película al menos una vez-. Con teorías, algunas gratuitas, otras no tanto, el autor de Mantra se despacha algunos juicios de antología, no sólo vinculando ambas piezas lunáticas sino sosteniendo como es que tal vez el disco más punk de la historia del rock fue firmado por la banda más odiada por este movimiento (aunque años después Johnny Rotten pidiera disculpas a David Gilmour diciéndole que lo de "I´hate Pink Floyd" era por admiración (sic)). Acá el artículo, un copy paste, sin permiso pero con admiración a Fresán.

EL LADRILLO MECANICO
por Rodrigo Fresan

A pocos meses de la muerte de Kubrick, su familia ha decidido levantar la prohibición de exhibir en cine y video La naranja mecánica que impuso su director después de la censura a la película. Y acaban de editarse en CD los históricos conciertos de Pink Floyd presentando The Wall en el Earl’s Court de Londres, con el título Is There Anybody Out There? Uno y otro fenómeno permiten a Rodrigo Fresán sumergirse en el túnel del tiempo y encontrar paralelismos y semejanzas de los dos pilares por excelencia de la violencia y la alienación brit pop.
Para empezar, una pregunta más o menos pertinente: ¿cuál es la relación peligrosa entre una película maldita de Stanley Kubrick basada en una novela maldita de Anthony Burgess titulada La naranja mecánica y un álbum maldito titulado The Wall y firmado por la legendaria banda de art-rock Pink Floyd o, si se prefiere, por su alguna vez mesiánico líder Roger Waters? Varias respuestas, todas ellas atendibles. La primera, y más tonta: que ambas obras empiezan con un interrogante (el libro con un “¿Y ahora qué pasa, eh?” y el disco con una canción titulada “In The Flesh?”). La segunda, más coyuntural y urgente es que –muerto el rey, viva el rey– la familia de Kubrick ha decidido autorizar la vuelta a la pantalla grande (cines) y a la pantalla chica (videos) de La naranja mecánica prohibida en Inglaterra desde 1974 por voluntad del director. Simultáneamente, Pink Floyd y el rey autodepuesto Roger Waters lanzan al presente un pedazo de pared pretérita: los históricos conciertos en el Earl’s Court londinense, con el título Is There Anybody Out There? y el subtítulo The Wall Live 1980/81.
Pero hay otra aproximación posible, del tipo Greil Marcus/Nick Tosches/Lester Bangs, aquellos padrinos del Nuevo Periodismo Rockero y Pensante: el drugo Alex del film preanuncia al führer Pink del disco. La naranja mecánica es el libro más rocker y el que más ha influenciado al universo pop, aunque en su versión cinematográfica no se oiga un segundo de feedback o distorsión (Beethoven sintetizado y pasos de Gene Kelly para patear viejitos, en cambio). El libro de Burgess –bocetado en 1960 cuando su autor fue erróneamente informado de que llevaba un tumor dentro de su cabeza y que se había iniciado una brevísima cuenta regresiva hacia el otro lado– fue una de las seis novelas que Burgess despachó a toda velocidad para dejarle algo a su esposa, quien en 1944 había sido atacada en la calle por una pandilla de desertores norteamericanos que le provocaron un aborto. La primera versión era contemporánea (es decir, con slang adolescente del momento) y Burgess supo que no iba a demorar en envejecer. Entonces decidió futurizarlo: inventar un lenguaje/dialecto llamado nadsat con partes de ruso y cockney, para ser moderno y ser “ultraviolento”. El asunto, publicado en 1962, no les gustó a los críticos (ni al mismo Burgess, quien también despreciaría la adaptación cinematográfica aunque nunca negó deberle fama internacional y una buena vida desde entonces). A quienes sí interesó un poco fue a los jóvenes. Los entonces flamantes Rolling Stones pensaron en filmarlo (¿habrá un mejor drugo que Keith Richards?), pero la cosa nunca pasó de ahí. Con el tiempo, Stanley Kubrick intuyó que ese libro le ofrecía el único paso posible, luego de haber destruido el mundo en Dr. Insólito y de haber registrado el fin de la historia en 2001: Odisea del Espacio: La naranja mecánica como apología de lo moderno y postal funeraria para el sueño hippie.

Ahora estoy, ahora no estoy

Kubrick estrena su cancerígena película en 1971, casi como una coda al fin de los acuarianos años 60, o como un efectivo y efectista prólogo a una década infame: a su sombra, argumentaron los políticamente correctos de entonces, se cometieron asesinatos, violaciones y delitos varios. Los chicos no estaban bien y salían del cine y se vestían de drugos y hacían de las suyas. Polémicas en los medios, amenazas de muerte a Kubrick y familia hasta que el Gran Paranoico decide él mismo bajar al monstruo de cartel, prohibirlo, encerrarse y –dicen los que lo conocieron bien– perderse para no encontrarse. Así, La naranja mecánica se convirtió en una suerte de último gesto original de alguien que, a partir de entonces, se pasó filmando remakes más o menos interesantes: el drama histórico de Barry Lyndon como revisitación de Espartaco; la claustrofobia hotelera de El resplandor como reflejo distante del encierro en la sala de mandos de Dr. Insólito; la guerra imbécil de Nacido para matar marchando a suplantarla otra guerra imbécil de La patrulla infernal; y el tránsito nocturno de Ojos bien cerrados como eco sexuado y decadente de las andanzas sonámbulas de Alex en La naranja mecánica. Pero lo más importante quizás es que La naranja mecánica empieza a narrar lo que The Wall cierra cantando. El Alex delictivo y tribal, cuya violencia acaba por ser asimilada por la sociedad mediante un lavado de cerebro y pupilas –el Método Ludovico–, como símbolo de unos 70 guerrilleros y disco-watergateros que desembocarán en el Pink solitario, solipsista e individual de The Wall como perfecto preanuncio de los yuppies y desangelados 80, donde ya no quedan batallas sociales que librar y alcanza con mirar televisión el tiempo suficiente para justificar arrojar el maldito aparato por la ventana de tu suite de hotel. Sexo, drugos y rock and roll.

La caída del muro

Piénsese en The Wall como el fino arte de encerrarse a destruir televisores y desarmarse a uno mismo. El gesto en cuestión –paradigma de la mística rockera– ya había sido inaugurado por el Elvis gordo (que solía dispararles a las pantallas) y por el magnate ermitaño Howard Hughes (quien llevó el Do Not Disturb a categoría de religión), pero encuentra en el disco doble de Pink Floyd (y en su desafortunada versión cinematográfica a cargo del mediocre Alan Parker y protagonizada por el punkie Bob Geldof, quien no demoraría en autocanonizarse como Madre Teresa Pop de Live Aid) su hora más gloriosa. The Wall es el vómito catártico y autocomplaciente de Roger Waters –uno de los cantantes y letristas más injustamente ignorados a la hora de la grandeza histórica del género– y la continuación de esos exorcismos y terapias que responden al nombre John Lennon Plastic Ono Band o Berlín o Time Out of Mind. Lo curioso fue toparse con tanta furia enmarcada en el contexto de Pink Floyd, paradigma del rock sofisticado que, en 1979, corría el riesgo cierto de ser devorada por la esperable barbarie punk y new wave a la vuelta de la esquina.
En el libro de 64 páginas que acompaña a Is There Anybody Out There?, Roger Waters cuenta que la súbita iluminación le llegó luego de haber escupido a un fan durante la gira de Animals y experimentar la desesperación de haber llegado a un callejón sin salida, en su vida y en su carrera. Como banda, Pink Floyd era mucho más grande que sus integrantes y llevaba grabadas tres obras “conceptuales” que preanunciaban los temas de The Wall: el clásico universal The Dark Side of the Moon, el clásico de culto Wish You Were Here (mi favorito, ya que estamos) y el clásico y talentoso paso en falso de Animals. Pero, para 1979, Pink Floyd estaba en bancarrota por haber tomado todas las decisiones correctas y una equivocada: confiar sus robustos royalties a la empresa inversora Norton Warburg de la Bolsa londinense. De ahí la idea de esconderse, de tocar detrás de una pared, de montar uno de los más exitosos y turbulentos negocios en la historia de la música popular.
Piénsese en The Wall como el arte de recuperar tus millones narrando en público tu crisis de la mediana edad y, a la vez, creando el manifiesto punk y blasfemo más lujoso y resistente, y jamás imaginado por personajes como Sid Vicious o Marilyn Manson. En perspectiva y a la hora de lo sociólogico, ¿cómo no admirar a The Wall manteniéndose en pie luego del terremoto que barrió de la faz de la tierra a los dinosaurios sinfónicos, y logrando tal proeza valiéndose de los rasgos más fuertes de la nueva especie gobernante? Pink Floyd es a Genesis y Yes lo que Steely Dan es a los Eagles y los Doobie Brothers, así como The Wall perfora hoy más y mejor que todos los alfileres de gancho en las mejillas de entonces.
Ahora bien: del mismo modo que esa ficción moral que es La naranja mecánica (novela y película) es tan fácil de malinterpretar y de atribuirle propiedades cuasisatánicas, The Wall puede ser entendida (malentendida, mejor dicho) como un gesto casi pornográfico a la hora dela sinceridad dolida o como una especie de vacuo talk-show especialmente diseñado para un público adolescente necesitado de mantras y cánticos de guerra para despreciar la asimilación de cultura como fácil viñeta dickensiana donde los maestros son siempre muy pero muy malos: We don’t need no education y todo eso.

Todos contra mi

El que más sufre en La naranja mecánica es Alex. Se divierte un poco al principio, pero enseguida es pateado con entusiasmo por el guardaespaldas del escritor Alexander (musculoso de altura que más tarde conocería la más oculta de las famas como Darth Vader, en las tres primeras Star Wars) y sometido a un proceso de readaptación que te la regalo. El actor Malcolm McDowell todavía tiene pesadillas al recordar la compulsión kubrickiana a la hora de filmar cada escena cien veces (que se tradujo, en su caso, en córneas dañadas, costillas rotas y cientos de escupidas a su joven y resignado rostro para que Stanley consiguiera la perfecta disposición y ángulo del esputo sobre el labio superior del héroe). En cuanto al tema ultraviolencia, McDowell sostiene que lo suyo fue un servicio a la sociedad: “Es una lástima que los delincuentes juveniles no hubieran seguido vistiéndose de drugos a la hora de hacer sus fechorías, porque así sería mucho más fácil identificarlos por la calle”.
El momento central y más terrible de la historia es el reencuentro de Alex con sus camaradas y el descubrimiento de que ellos han cambiado sus mamelucos blancos, sombreros chaplinescos y narices postizas por uniformes de policía. Algo así debe haber sentido Roger Waters –indiscutible fuerza creadora de Pink Floyd luego de que el discutible Syd Barret friera su cerebro en aceite de LSD– cuando el derrumbe de la Gran Pared se tradujo en el derrumbe de Pink Floyd como entidad grupal. A partir de entonces, Pink Floyd se convirtió en mera banda de apoyo de las más íntimas obsesiones de Waters, que se continuarían en esa bellísima coda casi unplugged que fue The Final Cut, donde la guerra por unas islitas del Atlántico Sur era el telón de fondo donde volver a proyectar y llorar la muerte de un padre en la Segunda Guerra Mundial. Se podría argumentar que algo de razón tenía Waters: The Wall es uno de los álbumes más vendidos de la historia y, además de sanear las respectivas cuentas corrientes del cuarteto, hizo evolucionar pasos agigantados el rock-argumental sin por eso caer en el ridículo de experiencias anteriores, a cargo de gente tan respetable como los Beatles, los Kinks y los Who.
Pero el nombre del juego que cada cual atendió entonces –a principios de los 80– fue: todos contra mí y yo contra todos. El lanzamiento de Is There Anybody Out There? implicó las necesarias entrevistas promocionales donde cada uno de los miembros del grupo aprovecha una vez más para recordar con ira, prender el ventilador de mierda al máximo y hacer que el duelo Lennon/McCartney parezca una pelea de párvulos en el arenero del jardín de infantes. La nota de tapa de la revista Mojo del pasado mes de diciembre está armada como una historia oral de la debacle rabiosa de una banda conocida –al menos hasta The Wall– por hacer una música tranquila para corderos con piel de lobo. Poco y nada cuesta leer la prognosis de Mojo como el diario médico de una herida que no cicatriza y probablemente no vaya a cicatrizar nunca. “Decir que lo que ahora se conoce como Pink Floyd es Pink Floyd sería lo mismo que afirmar que Paul McCartney en gira con Ringo Starr son los Beatles”, sentencia un ultraviolento Waters a la hora de calificar a los actuales gordos que alguna vez fueron sus drugos y que ahora, asegura, compran canciones a ghost-writers rockeros de prestigio para salir de gira con coristas en minifaldas. Algo de razón sigue teniendo. La atendible diferencia es que Roger Waters, David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright jamás gozaron de la potencia arquetípica de John, Paul, George y Ringo. De ahí la paradoja: los Beatlessin Ringo jamás serían los Beatles, mientras que Pink Floyd sin Waters siempre puede seguir siendo Pink Floyd. Y –para burla y furia de Waters– aceptar sin sonrojarse un premio de la Asociación de Distribuidores de Ladrillos de Norteamérica “por difundir los servicios de los ladrillos a la civilización o algo por el estilo”.

Los tuyos, los mios y los nuestros

Más allá de los años, las polémicas y las peleas, La naranja mecánica y The Wall continúan funcionando con la perfecta puntualidad de artefactos influyentes y poderosos. La película de Kubrick no sólo se prolongó en las vísceras de la conciencia rockera (desde el nacimiento del tecno-pop de Cabaret Voltaire y The Human League anticipado por la música del entonces Walter y ahora Wendy Carlos a la actitud de los Sex Pistols, quienes también pensaron en refilmarla; desde el video de Blur para la canción “The Universal” hasta el nombre de Heaven-17, banda mencionada por Burgess en su libro; para no mencionar la adaptación musical y bastante floydiana que hicieran Bono y The Edge para el teatro y todas esas pequeñas bandas que todavía hoy siguen componiendo canciones en jerga Nadsat) sino en toda una estética a la hora de entender el cine ultraviolento: la furia pandillera de The Warriors, la desesperación anfetamínica de Quadrophenia, la violencia como actividad recreacional de Asesinos por naturaleza, la idea de que se puede bailar y cortar una oreja al mismo tiempo en Perros de la calle, la forma de musicalizar Trainspotting o el angst aburrido de El club de la pelea provienen –con muchas más ganas de escandalizar y mucha menos elegancia– de los gajos de una naranja que tal vez nunca termine de pelarse. La violencia británica de hoy –hooligans arrrasando Europa; serios doctores seriales que asesinan a sus pacientes con dinero previa modificación de testamento; niños que matan a otros niños para ver qué se siente– ha superado con creces a la furia anticipatoria de La naranja mecánica, por la sencilla razón de que la película de Kubrick era, ya entonces, futurismo falso para así poder contar sin trabas lo que iba a suceder el próximo fin de semana.
En cuanto al álbum de Pink Floyd –fábula moral sobre los peligros y privilegios del rock mesiánico– se ha hecho carne en ídolos que subieron o bajaron o decidieron darse de baja: Prince, Kurt Cobain, Mick Jagger, Michael Jackson, Peter Gabriel, Bruce Springsteen, Sting, Billy Corgan, Bono, el John Lennon heroinómano y con delirios persecuctorios –parece que era cierto nomás– de los últimos tiempos y, por supuesto, siguen las firmas. Todos ellos fueron un poco Pink cuando erigieron los ladrillos de una religión pública y privada que tarde o temprano se les vino –o se les va a venir– encima. Poca diferencia hace que algunos terminen “curados”, como Alex o como Pink: “Fuera de la pared donde los corazones sangrantes y los artistas dicen lo suyo”.

¿Hay alguién allí afuera?

Para los adictos a The Wall, la edición de estos conciertos empieza con un verdadero hallazgo formal y conceptual: el tema titulado “In the Flesh?”, que en el disco original ejecutaba Pink Floyd, pero en la presentación sobre el escenario era presentado por un Pink Floyd falso. Cuatro músicos con máscaras de Waters, Gilmour, Mason y Wright –las mismas máscaras que hoy ilustran la edición limitada de la caja Is There Anybody Out There?– pretendiendo decir así que ya no importaba el individuo sino el producto y la etiqueta. Cualquiera podía ser Pink Floyd y siempre habrá –Waters lo sabe mejor que nadie– quien lo aplauda. Y, quién sabe, tal vez algún día se junten todos, cuando Barret salga del sótano de su madre donde cultiva hongos, y partan a Machu-Picchu a dar ese concierto tan profetizado como improbable, del que muchos siguen monologando como si se tratara de la segunda venida del Mesías. Mientras tanto y hasta entonces, ahí está esta nueva encarnación de The Wall, una revisitación mucho más noble que aquella que Waters armara por las suyas junto al muro de Berlín (con las presencias estelares de Van Morrison, Bryan Adams, Sinead O’Connor, Joni Mitchell y Scorpions, entre otros). Aquí está, invisible pero imaginable en los entusiastas gritos y aplausos de los que allí estuvieron (¿otro de esos brillantes efectos de sonido à la Pink Floyd, el único que le faltaba a la versión en estudio?) todo lo que sucedió entonces: un avión volando sobre el público, las marionetas y proyecciones a cargo del ilustrador Gerald Scarfe, un ejército de técnicos uniformados, una pared creciendo y envolviéndolo todo con ladrillos de paranoia, megalomanía, desesperación, arengas cuasifascistas y collages sónicos de conversaciones rotas y objetos a romper. Y –si se trata de justificar para siempre semejante histeria y exceso– la limpia y plácida belleza de “Comfortably Numb”, acaso la canción más hermosa jamás parida por Pink Floyd, donde se nos habla con las palabras justas y con un sobrenatural solo de guitarra sobre la fiebre de un hombre encerrado que recuerda la fiebre del niño que alguna vez fue y la presión del afuera porque el show debe continuar. Minutos después, a la altura de “Run Like Hell” y fuera de programa, Roger Waters pregunta: “¿Hay algún paranoico entre el público? ¿Hay algún débil y cobarde ahí?”. Y todos juntos entonces responden como una sola voz remasterizada, con mecánica disciplina druga y naranja: “YEAH!”.

El link del artículo original

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jueves, diciembre 06, 2007

DIALOGOS (7) ESPECIAL BECK/POLICE


-¿Y fuiste anoche?
-Cancha y puesto como un soldado.
-El mejor concierto de mi vida.
-No sé si tanto, pero estuvo la raja. El mejor concierto de mi vida, sigue y seguirá siendo Depeche Mode el 94, seguido por Y la Tengo el 2000 y Roger Waters en marzo recién pasado. No niego que la dupla Beck y The Police juntos fue un regalo anticipado. Dos joyitas al precio de una...
-Al robo de una...
-Buehh.
-¿Ya pero que te pareció?
-Beck tremendo, gran mini show, buen desplante y alguns canciones perfectas, quedé con gusto a poco. La Policía me sorprendió. No soy muy fana de ellos, pero Syncronicity esta en mi Top 10 de mejores discos de la historia. Sonaron como un cañon y tocaban con más actitud que un montón de grupitos nuevos. Cero máquinas, puro organismo. Tres de un perfecto par. Bajo, guitarra, batería y voz, la suma fue perfecta. Beck me dejó con gusto a poco, pero a la tercera canción de The Police ya me había olvidado del gringo.
-Y eso que tu eras de los que iba a ver a Beck.
-Y fui a ver a Beck. Su música me gusta más que la de The Police, pero hay que ser objetivos y espantar los gustos personales. The Police estuvo mejor que Beck y punto. Ambos shows fueron perfectos, pero en la balanza el power trío se lleva las flores, así de simple. En fin, pero más allá de la música, ¿sabes lo que me llamó la atención?
-Te escucho
-Que días antes te metías a la red y estaba llena de sitios contra The Police, que eran unos viejos que se juntaban por plata, que Beck era el artista, que había que boicotear a The Police y gritar por Beck en el estadio. Que poco menos que la mitad de Chile iba a ver a Beck y no a Police. Bueno no la mitad de Chile, pero si los que tengo en facebook.
-Que no es lo mismo.
-Exacto, y está lejos de ser lo mismo. Como sea, esa tropa de pendejos que lloraban en los foros de la Zona por Beck y contra The Police, no hicieron nada por Beck. O sea, yo que no salto ni grito, chillé más que los mil pendejos que anbaban con poleras de Beck. Al final pura pose y terminaron saltando por The Police. Es como lo de Franz Ferdinard con U2 hace dos años. Todos con mierda contra U2 y viva Franz Ferdinard y en la cancha pasó todo lo contrario y todos se volvieron locos con el primer acorde de "Pride". Acaso pasó lo mismo apenas sonó la primera nota de "Message in a Bottle". Es una lástima pero al final lo de la música en Chile es pura pose. A la gente le gusta la moda. 98 de 100 tipos que supuestamente iban a ver a Beck y odiaban a The Police sólo conocían los singles de Beck y les gustaba la onda. 98 de 100 que supuestamente iban por Beck salieron fanáticos de The Police y hoy se llenan la boca con lo de mejor concierto del año. Y si, es probable que lo haya sido, pero ni por uno ni por otro, sino por la suma de las dos partes. A mi me gustó más Beck, pero el show de The Police fue mejor. Así de simple y sincero.

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miércoles, diciembre 05, 2007

ESTA NOCHE: BECK / THE POLICE



El Youtube de arriba es Beck con "Loser" empezando todo en River, Baires, hace un par de días. Como los medios argentinos no han dado un solo espacio a Beck, no hay info que confirme el setlist definitivo que toco al otro lado de Los Andes. Me decía un amigo periodista del pagina 12, "vos sabes que odio a Police y que iba por Beck, pero al rubio River le quedó grande, es para recintos cerrados. Igual la gente vibró. Pero entra Police y a la tercera canción te olvidaste de Beck. Hasta unos pibes con remeras de Beck que pedían su regreso cambiaron su fe por la Policía. Yo cambié la mía..." En fin, argentinos hiperbólicos. Como sea, estos son los temas que el blondo cientólogo neotodo denería tocar esta noche.

BECK SETLIST
  • Loser
  • Devil's Haircut
  • Black Tambourine
  • Qué Onda Guero
  • Pollution
  • Where It's At
  • Girl
  • Minus
  • Cellphone's Dead
  • New Pollution
  • Where's It's At
  • E-Pro.
Y de La Policía. Parece que la cosa es grande. Nunca he sido fan de Sting y compañía, de hecho si pongo en la pesa a Beck con The Police, soy más Beck, pero igual los muchachos son grandes y dan un espectáculo sólido. Además firmaron Syncronicity, placa, que gustos a parte es mil veces mejor que discografía de Beck completa. En la cancha se verán los gallos. Esto es lo que tocan esta noche.

THE POLICE SETLIST

  • Message in a Bottle
  • Synchronicity II
  • Walking On The Moon
  • Voices Inside My Head
  • When The World Is Running Down
  • Don't Stand So Close To Me
  • Driven To Tears
  • Hole In My Life
  • Truth Hits Everybody
  • Every Little Thing She Does Is Magic
  • Wrapped Around Your Finger
  • De Do Do Do De Da Da Da
  • Invisible Sun
  • Walking In Your Footsteps
  • Can't Stand Losing You
  • Roxanne
  • King Of Pain
  • So Lonely
  • Every Breath You Take
  • Next To You
Y acá otro youtube, esta vez con la Policía en baires

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jueves, noviembre 22, 2007

¿SE PUEDE SER MAS COOL?


  1. Es guitarrista de Queen, tal vez la segunda banda más popular a nivel masivo del planeta. Quizás el único grupo que en verdad le gusta a todo el mundo. Conozco gente que odia a los Beatles, a los Stones, a Zeppelin, a Pink Floyd, que derechamente los encuentra malos, pero no conozco a nadie que le sea indiferente Queen. Como alguna vez dijo la revista Q, si eres una banda y escribes algo como "Bohemian Rhapsody" estás bendito. ¿A alguien no le gusta Queen?
  2. Es autor del recien elegido segundo mejor solo de guitarra de la historia, por sobre Page y Hendrix.
  3. Diseñó su propia guitarra, la cual "inventó" para que reprodujera toda clase de sonidos. O sea, hizo una guitarra MIDI antes de que se inventara el concepto.
  4. Toca piano, teclados, bajo, arpa, guitarras, percusiones, sintetizador de pedal, cítara, ukelele y más encima canta la raja.
  5. En los 70 era el Queen que se agarraba las mejores minas, el favorito de las modelos. Ahora es un buen hombre de familia.
  6. Es autor de esa maravilla lamada "39", mi canción favorita de Queen.
  7. Es lector y autor de cuentos de ciencia ficción. De hecho tiene un libro inédito.
  8. Fue el mejor estudiante de Astronomía en el Imperial College de Londres.
  9. Sus colegas rockeros lo definen como un gran tipo, con cero divismo.
  10. Es amigo de McCartney, Gilmour, Townsend, Elton John, Bowie, etc.
  11. Es doctor en Astrofísica.
  12. Es el único guitarrista de rock apuntado por los cuadernos de la sinfónica de Londres como "creador de un nuevo sonido".
  13. Es autor de libros de Astronomía.
  14. A los 60 años aun mantiene el mejor "cabello" del rock.
  15. Y ahora es Rector de la Universidad John Moore de Liverpool.
  16. Pregunta, ¿se puede ser más cool? Yo quiero ser Brian May.

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