Otra perlita de mi creacionista/terrorista favorito, el Dr. Dawlin. En fin, y después se preguntan porque las iglesias espantan a los fieles. A este paso no me extrañaría que EE UU se transformara en un paraiso del cristianismo fundamentalista evangélico. Obama es democrata, por la superficie de los chicos buenos, pero por debajo, lo que no se ve es un creacionista en extremo conservador, su asesor espiritual es un dogmático bíblico que cree que la única manera de enfrentar al Islam (a quien considera enemigos) es hacer de occidente una fuerza fundamentalista cristiana tan o más fanática que los musulmanes. En fin, the enemy within.LA VERDAD ACERCA DEL INFIERNONo existe un tema en el mundo tan repugnante para la mente humana como éste, sin embargo no existe ningún otro tema más importante.
Jesús lloró cuando contempló la destrucción de Jerusalén. Dios mismo dijo: "No quiero la muerte del impío..." Ezequiel 33:11. No existe cristiano alguno que pueda complacerse en contemplar el destino final del impenitente. Sin embargo, es mi obligación, como ministro de la Palabra de Dios, del Evangelio de Jesucristo, proclamar TODO el evangelio. ¡El mensaje COMPLETO! Yo creo que sería un amigo falso a cualquier pecador si no le advirtiera, tal y como lo hace repetidas veces las Escrituras, del estado de peligro inminente en que se encuentra.
MUCHA GENTE Y MUCHAS SECTAS RELIGIOSAS han suprimido lo que no les conviene escuchar. En consecuencia existe un sin número de personas las cuales, en vez de considerar la existencia y palpabilidad del infierno, simplemente castigan o acusan a aquellos quienes por amor les advierten acerca de esto. No obstante a que un ministro tenga docenas de títulos universitarios, aún se le considera como un oscurantista, a quien hay que ignorar, si el mismo se EMPECINA en predicar con respecto a la existencia del INFIERNO. Yo particularmente me he dado cuenta de que los argumentos de los NO-CREYENTES consisten en una sola cosa: Emocionalismo, demostrado como una erupción de hostilidad y falta de deseo en considerar racionalmente un hecho de tan vital importancia para sus ALMAS ETERNAS.
Algunas personas y sectas religiosas parecen estar bajo la ilusión de que el infierno se ha evaporado, o que al menos TODAS las personas inteligentes han dejado de creer en su existencia. Pero les pido, que antes de continuar manteniendo esas creencias consideren estas palabras del gran teólogo de Princeton, A. A. Hodges: "El Antiguo Testamento estuvo en las manos de los judíos antes de que Cristo naciera. Lo judíos, en su totalidad, entendían que las Escrituras enseñaban que los "malvados" sufrirían para siempre."
Hasta el historiador Josefo, cuyas obras completas están en la posesión de un servidor, declara que hasta los FARISEOS, desde antes del tiempo de Jesús, creían en el concepto del infierno.
Como cristianos, nosotros contamos con la Biblia desde hace 20 siglos. Leemos que los "grandes padres de la iglesia, los reformadores, y las iglesias históricas, con sus sucesivas translaciones de las Cartas enviadas a ellas por los Apóstoles, además de en sus liturgias e himnos de alabanza; junto a los grandes teólogos evangélicos contemporáneos, eruditos bíblicos, con sus gramáticas, diccionarios, comentarios y sistemas clásicos, TODOS están de acuerdo en que las Sagradas Escrituras enseñan que los malvados que mueran en tal condición sufrirán por una eternidad. Además, tomen en consideración que esto ha sido mantenido a través de los siglos y de todas las corrientes del pensamiento humano que intenta apabullar la idea de un sufrimiento eterno.
La Biblia nos dice que el impenitente irá a sufrir por una eternidad como castigo por su incredulidad y pecados. Y yo me pregunto: ¿No es esto consistente con lo que cualquier ser racional concluiría a partir de lo que conocemos como teología natural, o lo que es lo mismo decir, en la revelación de Dios para con nosotros en este mundo, en el gobierno moral, en nuestras propias constituciones humanas y en nuestros códigos morales? ¡Por su puesto que sí! Joseph Stiles nos indica que las leyes de nuestra naturaleza demanda que exista un infierno. Stiles nos dice: "Fija tus ojos en el más vil de los pecadores en la tierra, a través de la muerte, y en ese preciso instante imagínalo en el cielo - con toda su codicia, odio, mentiras, lascivias, pasión desmesurada - ¿En realidad crees que ese pecador podría ser feliz allí? Por las leyes mismas de su naturaleza, la felicidad yace en una correspondencia entre la mente y sus objetivos. Por el otro lado, debido a otra ley de su naturaleza, la miseria y desdicha yacen en la oposición entre la mente y sus objetivos. El promiscuo corazón de tal pecador siente, y por siempre debe sentir, la aversión más profunda a todo lo que existe o transpira santidad en el cielo.
Nuestra propia naturaleza requiere que exista un lugar como el que la Biblia describe. La consciencia humana también lo demanda. Todo hombre siente que hay una diferencia entre la virtud y lo opuesto; y que hay opuestos morales, y siempre que sintamos esta diferencia, tendremos que celebrar y premiar al virtuoso y benévolo y castigar al inmoral y maligno. Premiamos al benévolo para instar su práctica y castigamos al malévolo para suprimirla. Este fenómeno también es cierto en las instituciones gubernamentales, donde las leyes, escritas o no, tienden a instar el bien, premiándolo y a desalentar el mal, castigándolo.
¿Qué enseñó Jesucristo?
En la vida de nuestro Salvador y en su carácter podemos encontrar otro argumento que apoyan esta posición. Cristo vino manso y dócil a salvarnos del dolor y del sufrimiento, Él fue quien más enseñó acerca de la existencia del infierno. ¡Más que ningún otro personaje bíblico! ¿Acaso creen ustedes que el Hijo de Dios, Dios hecho hombre, se esmeraría en enseñarnos acerca del infierno, si en realidad este lugar no existía... simplemente para asustarnos? ¿En realidad creen ustedes que Dios pondría en los labios de Jesús enseñanzas que permanecerían en las mentes de los apóstoles y en la mente del hombre por 20 siglos, acerca de un lugar que en realidad es inexistente? Mantener una posición como ésta sería una bofetada al carácter e integridad del mensaje entregado a nosotros por el Señor Jesucristo.
Algunas personas dicen: "¡Pero Dios es amor! Dios nunca castigaría a nadie enviándolo a un lugar tal como el infierno!". Pues debo decir que es PELIGROSO construir una doctrina a partir de una premisa equivocada. Decimos esto porque en realidad la Biblia enseña que Dios es amor, que Dios posee y demuestra un amor inmensurable e infinito. Sin embargo, la Biblia también nos enseña que Dios es SANTO y JUSTO; que Él es de ojos puros y que no es capaz de mirar iniquidades. Nos enseña que Dios visitará nuestras transgresiones con vara y nuestras iniquidades con azotes; que de ninguna manera Él dejará impune al culpable.
Mucho antes de que el amor de Dios se manifestara en las Escrituras, el gran pensamiento inculcado en la mentalidad de los Hebreos era el siguiente: "Santo, Santo, Santo Jehová de los ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria" (Isaías 6:3). La fundación misma de su trono es la santidad, y ningún pecado ha de ser aceptado ante su presencia sin antes ser consumido por el fuego y su ira sagrada.
Pero otros grupos reigiosos no creen en el infierno
El Anticristo y el Falso Profeta son lanzados al Lago de Fuego. Inclusive, existen aquellos que intentan hacernos creer que ellos saben algo que por alguna razón misteriosa, ellos saben algo que nosotros, los Evangélicos Pentecostales, llenos del Espíritu Santo, que hablamos en lengua, que ponemos las manos sobre los enfermos, que profetizamos...no sabemos. Al mismo tiempo el universalista mantiene que Dios, en su amor, inevitablemente ha de recibir a todos en su gloria. Esta persona se acercaría audazmente al Altísimo e intentaría quedar cubierto bajo las alas misericordiosas del Dios Omnipotente diciéndole que Él, Dios, no se entiende a sí mismo y que por supuesto no habla en serio cuando nos comunica la existencia de un Infierno. Estas personas creen saber más acerca de Dios que El mismo. Aquí vemos a un blasfemo quien declara que Dios es algo así como un tonto ignorante y flojo, el cual dice cosas en su Palabra que realmente no se atrevería a llevar a cabo. Estas personas, de hecho, sostienen tal postura ante Dios sin importarles que a través de todas las Escrituras, comenzando desde el Génesis y terminando en Apocalipsis, Dios declare que los impíos morirán en sus pecados y no encontrarán paz, y ahora pretenden creer, más bien se engañan en mantener, que de repente, Dios ha cambiado de parecer.
Hombres como estos no entienden que en las Escrituras Dios mismo dijo "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos" (Isaías 55:8). Tampoco entienden que "...insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos" (Romanos 11:33). Pero sin importarles todo esto, estos blasfemos, con toda confianza declaran que los pensamientos de Dios son nuestros pensamientos y que sus caminos son nuestros caminos, además de que nosotros sí podemos entender sus juicios y asimilar sus caminos. Tales hombres están buscando que sobre sí mismos caiga lo que el mismo Dios dijo: "¿Pensabas que de cierto sería yo como tú? Pero te reprenderé..." Salmos 50:21
Debemos recordar que Él es el Dios Santo, quien ha declarado que El no soportará el pecado ante su presencia. Sin embargo, el impenitente confía en su propio raciocinio y espera, a pesar de su pecado y falta de arrepentimiento, un día poder lograr que Dios rompa sus propias promesas. ¡Qué terribles podrían ser las consecuencias si este atentado fallara!
Otros dicen: "Pero no es posible que mis pecados merezcan un castigo eterno." De nuevo, permítanme citar a Hodge, el gran teólogo de la Universidad de Princeton: "Nosotros mismos somos los malhechores. Al malhechor le resulta evidente que, gracias a su propio e individualista interés, a la hora del juez tomar una decisión, no juzgue su crimen a la medida de los estándares establecidos, sino en función al bienestar individual de sí mismo." Una forma sencilla de poner este concepto se nota en aquel que dice: "No puede ser que tú me creas tan malo como para castigarme de esa forma" Como exestudiante de la jurisprudencia y asiduo seguidor de casos parecidos, me resulta fácil decir que la experiencia ha mostrado ser este el raciocinio del criminal después de escuchar la sentencia ser dictada. Y Hodge continua diciendo: "Si esto es así cuando nosotros juzgamos a otros iguales, otros humanos, imagínense cuanto más viciado será el raciocinio del pecador a la hora de escuchar el juicio proveniente de un Dios Santo en contra de sus pecados"
Otros mantienen que el final del castigo por el pecado del hombre deberá terminar cuando la influencia de estos pecados cese. Pero si la influencia de los pecados del hombre perdura por siempre, entonces el hombre deberá ser responsable por su pecado por siempre. Jesús dejó claro que cada ser humano sobre la tierra o recoge hombres o mujeres, niños y niñas alrededor de Él, o en cambio, los desparrama (los lleva a la perdición). "El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama."(Mateo 12:30). El impío, después de haber pasado toda su vida "desparramando vidas" y alejándolas de Jesús y de su verdad, será considerado responsable por muchas de esas almas, y terminará en el infierno.
¿Habla el Antiguo Testamento del Infierno?
Las Sagradas Escrituras declaran que si los efectos de nuestros pecados son eternos, también los castigos, pues nuestros pecados han de ser eternos. La razón principal por la que yo creo en el infierno es porque la Biblia lo declara cuando nos dice: "¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor?. ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? (Isaías 33:14). Los impíos "perecieron, se consumieron de terror" (Salmos 73:19), y "muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo" (Isaías 26:14), en "el fuego que nunca se apagará" (Lucas 3:17), donde "el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga" (Marcos 9:44). Los que sean enviados allí llamarán y nadie les responderá; buscarán sosiego, pero no lo hallarán. En otras palabras, se hundirán en una muerte más allá de las oraciones, en una condenación más allá del perdón, en una desdicha más allá del alcance de la intercesión de Cristo. (La mayoría de mis citas son dadas del Antiguo Testamento para contundentemente contradecir lo dicho por Juan A. Bonjour cuando afirma: "La idea de un infierno eterno, donde se dice que existen las más terribles formas de sufrimiento...por toda un eternidad, es un concepto heredado de la mitología pagana...idea que comenzó a introducirse en el ambiente cristiano y finalmente se la aceptó..."
La palabra hebrea usada en el Antiguo Testamento para significar "eterno" es OLAM, además de sus derivados y connotaciones. En el Nuevo Testamento la palabra paralela es AION, AIONIOS, y todas sus variaciones y connotaciones se derivan de AEI, lo cual significa "Siempre". Elbert Munsey nos dice: "Cada palabra Hebrea y Griega usada para describir la eternidad de la existencia de Dios y la eternidad de las bendiciones y la redención en el cielo, es también usada para describir la eternidad de los sufrimientos de los perdidos en el infierno." (
Será el castigo del pecador temporal
Si el castigo del malvado es temporal, entonces ha de venir un día cuando Dios dejará de existir, ya que la misma palabra es usada para la eternidad de Dios y la eternidad del sitio de castigo del que estamos hablando. Si estos términos no describen eternidad, entonces no existe palabra alguna en el Hebreo o el Griego que signifique eternidad, lo cual es imposible. Cada palabra que pudo ser usada fue usada.
"Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro..." Apocalipsis 22:18
¿Por cuánto durará el castigo en el infierno?
William Munsey describe algo que nos ayuda a entender el tiempo envuelto en el término eternidad. "Eternidad no puede ser definida. Algo sin principio ni fin no puede ser medido. Es pasado aumentado al infinito y futuro aumentado al infinito. Algo así no tiene pasado, ni tiene futuro, no tiene fin, no tiene medio, no tiene partes; es una unidad indescriptible e imposible de analizar. La concepción de una eternidad es un pensamiento inconcebible para el cerebro humano... no tiene origen, no tiene inicio, no tiene fin, no puede ser medido, no perece, no puede ser descrito, no puede ser definido. Su definición es sí misma. Si alguien me preguntara. ¿Qué es la eternidad? La respuesta solamente sería: "Eternidad". Nuestras respuestas confiesan nuestras debilidades y limitaciones."
La eternidad es un círculo infinito. Debido a que es infinita, la eternidad tiene un centro imponderable, portentoso "el ahora". ¡AHORA! es el centro y puede ser establecido a lo largo de la circunferencia en cualquier momento o punto de la circunferencia delineada por el compás. Este es un concepto difuso y a la vez atónitante para el cerebro humano. Cuando hayas estado en el infierno por un billón de años o por un cuadrillón de años, aún te resta por estar allí el tiempo que ya has estado, pero elevado al infinito. En otras palabras, estarás perdido para siempre.
¿Dónde pasaras tu la eternidad?
Aunque las Escrituras lo declaran en cientos de lugares, y Jesús francamente asevera que al infierno irá todo aquel que no se arrepienta de tus pecados, existen aquellos que aún no creen ni creerán en el INFIERNO. Yo escuché en el Discovery Channel, el testimonio de un hombre que fue al infierno. Este es un hombre que está vivo y su testimonio está gravado en cassette. Este hombre era un ateo. Ni creía en la existencia del alma, ni del infierno, ni creía en ángeles ni mucho menos en Dios. Él decía: "Cuando te mueres, te mueres como un perro." Un día se metió en un agujero y sin querer cerró la puerta de acceso al agujero tras sí. Recuerden: no creía ni en infierno, ni en cielo, ni en Dios.
¡Pero un día murió! Hace poco tuvo un ataque al corazón, y los doctores lo pronunciaron clínicamente muerto (yo conozco varias personas que han sido pronunciados clínicamente muertos por los doctores y hoy aún viven. Solamente en 1998, la Asociación Médica Americana reportó más de 500 casos de personas que fueron enviadas a sus casas a ser llorados por sus familiares, CLINICAMENTE MUERTOS, y más luego resucitaron. Esto, sea lo que sea, quizás nunca lo sepamos, pero los reportes le han dado indicaciones a los científicos de que existe vida después de la muerte). Más tarde el señor en cuestión resucitó, pero dice que durante estuvo muerto, experimentó lo siguiente:
"Quedé hundido en un pozo de oscuridad...pero aún tenía un cuerpo. Me encontraba en gran agonía y empujaba una roca gigante hacia un abismo (la Biblia habla de este abismo). Sentía gran dolor y no podía hacer nada para reducirlo". Y nos añade, "Si a ti te dan un balazo en el brazo, por lo menos tú puedes agarrarte el brazo y eso reducirá el dolor, pero no en la situación en que me encontraba en aquel lugar. El dolor era general, en todo el cuerpo. Estoy seguro que si alguien me hubiese cortado la garganta, eso no haría mi dolor aumentar en lo más mínimo." Además nos dice: "NO hay nada en este mundo que se compare con el dolor y la angustia de las quemaduras que sientes constantemente. Ahora creo que hay un infierno y yo estaba en él."
Amigo mío: EL INFIERNO ES REAL. Este hombre no creía y ahora cree. Pero tuvo que experimentarlo. ¿Esperarás experimentarlo para creer? Él pensaba que todo era mitología. No creía en Cristo, ni en Dios, ni en la Biblia. Ahora cree. ¡Trágicamente, no todos podremos salir ilesos de nuestra visita al infierno!
Si la Biblia enseña algo, es que existe el término DEMASIADO TARDE. Se acerca el momento en que se cerrarán las puestas de las oportunidades y así como Dios cerró las puertas del arca y todos perecieron (Ver Antes del Fin Vol. 13, para más informaciones acerca del asombroso descubrimiento del Arca de Noé - otra "mitología" ¡hecha realidad!). Llegará el momento en que el pecador dará todo el universo por un solo segundo para arrepentirse, pero ya no habrá tiempo de venir a Jesús.
¡JESÚS ESTUVO EN EL INFIERNO!
Yo creo en el infierno porque no sólo Jesús lo enseñó, sino que además lo experimentó. Podemos leer en las escrituras que en la cruz del Calvario, Cristo tomó sobre Él los pecados del mundo; Él fue hecho pecado por nosotros, y nuestras culpas les fueron imputadas. Dios el padre miró a su amado Hijo a quien La ha amado por una eternidad, acerca del cual Dios dijo "En Él tengo complacencia", y vio el Cordero, el que limpiaba los pecados del mundo, y Dios demostró, poniendo su santidad por encima del amor por su Unico Hijo, que su santidad es INMUTABLE cuando la Biblia nos dice hubo oscuridad, por que Dios no podía presenciar la impureza que en ese momento reinaba en su Hijo, y en tal soledad, Jesús se vio precisado a exclamar: "Mi Dios, mi Dios, por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46) y luego descendió al INFIERNO! (Ver Efesios 4:9 y 10).
En esa oscuridad, al medio día, Cristo sufrió un castigo infinito, ahí, colgando en la Cruz, por nuestros pecados y nuestras rebeliones dijo: "Consumado es" (Juan 19:30)
¡Aleluya!
Aquellos que confiamos en El aún sabemos que aunque la paga del pecado es la muerte, tal deuda ha sido pagada para nosotros por Cristo. Aquellos que confiamos en Él tenemos su palabra de que nunca pereceremos. La verdad de las Escrituras es que el enojo y la ira de Dios un día caerá sobre los pecados de todo aquel que no cuente con Jesús, quien está "sentado a la diestra del Padre" para que interceda en su favor, mediante su sacrificio PAGADO POR ADELANTADO en la Cruz.