Algo extraño pasó el loco año de 1999. Los cómics se llenaron de chicas guapas con poca ropa. Y como era rigor en la Zona de Contacto de entonces, nos hicimos (me hice) cargo del tema. Y si, exageramos las cosas, pero entonces era nuestro deber generar tendencias. Este artículo fue publicado en la Zona, el viernes 23 de abril de 1999LAS CHICAS MALAS DEL CÓMIC: ENDEMONIADAMENTE BUENAS
Los superhéroes de siempre ya pueden pensar en el retiro. Al final no fue un monstruo radiactivo ni un villano intergaláctico el que acabó con ellos, sino una chica. Su nombre es Witchblade y en vez de ocultarse tras una máscara, trabaja en ropa interior. Ella es la primera de una generación de chicas letales que dejan a la Mujer Maravilla convertida en una dulce niñera.
Es 1995. Imagina que tienes 13 años y vives en los suburbios de una gigantesca ciudad norteamericana. Pasas el día sobre tu skate y la noche tirado sobre tu cama leyendo miles de cómics. También piensas en chicas. Y entre los títulos que acabas de comprar está el primer número de un crossover entre Shi, una experta en artes marciales, y Cyblade, la chica sexy de Cyberforce, colección editada por Image (la misma casa de Spawn) y que firma Marc Silvestri. La historia funciona. Acción, mutantes, un par de esculturales protagonistas y un notable bonus track: Silvestri se las arregló para meter entre las viñetas a una sexy detective de homicidios neoyorquina. Su nombre es Sara Pezzini y tiene todo lo que una buena italiana debe tener: curvas y poderes místicos, además del traje más hot que una superchica ha llevado jamás. En tres palabras: ropa interior mágica.
Seguimos en 1995. Tus amigos también se pegaron con Sara. Se las arreglaron para reproducir su imagen y pegarla en poleras, afiches y sobretodo en sus tablas de skate.
Desde entonces, siete de cada diez skaters del país del norte llevan en su tabla la imagen de Witchblade. Otros prefieren pegarla en la de surf. Y el fenómeno es fuerte. Al cabo de un año, o sea en 1996, la chica en cuestión ya ha conseguido su propio título, vende millones y levanta una corriente que termina haciéndose género del cómic: las bad girls ya están aquí.
Algunos datos. Marc Silvestri tenía apenas 23 años y ya era dibujante estrella de la Marvel. Pero algo no funcionaba bien y junto a tres colegas, Todd MacFarlane, Jim Lee y Rob Liefeld dejan la casa del Hombre Araña y fundan Image, editorial donde los personajes son propiedad del autor. Silvestri le apuntó con Cyberforce, un descarado clon de los X-Men que funcionó bastante bien entre los fans. Lo suficiente como para animarlo a fundar Top Cow, su propia subeditorial dependiente de Image.
Silvestri observó que algo estaba cambiando en los cómic. Los títulos que mejor vendían eran los que incluían alguna mujer guapa en el equipo, como en los X-Men. La mina de oro estaba ahí: curvas de infarto y justicia con poca ropa. Y una frase para el bronce: Si tienes 13 años y no puedes comprar Playboy, cómprate un cómic. No era algo radicalmente nuevo, pues a fines de los 60 la editorial Harris recogió las fantasías adolescentes -y se hizo millonaria- con Vampirella (ver recuadro). Pero 30 años después, no era tan mala idea reelaborar la fórmula.
Witchblade, la primera bruja
Sara Pezzini nació en 1970. Siguiendo los pasos de su padre, se convirtió en detective de homicidios de la policía de Nueva York. Morena, sensual y voluptuosa (una auténtica ragazza italiana), terminó convertida en la oficial más destacada de su unidad. Pero en medio de un extraño caso, con brujería incluida, Sara se topa con un guante mágico vinculado a las fuerzas del infierno. El objeto se posesiona de ella, le arranca a jirones la ropa y la convierte en Witchblade, una entidad diabólica que transita a medio camino entre el bien y el mal.
La idea, surgida del equipo formado Silvestri, Michael Turner, Christina-Z y David Wohl, de Top Cow, no pudo caer en mejor momento. Desde su primer número, Witchblade ingresó de inmediato al ranking de los diez cómics más vendidos. No sólo eso, la productora de Oliver Stone compró los derechos para una adaptación a cine o a televisión, aunque todavía no hay nada confirmado. Claro que el gol de media cancha Top Cow lo metió hace un par de meses, cuando la chica más popular de los cómics se cruzó con la chica más popular de los videojuegos, Lara Croft. El crossover Witchblade/Tomb Raider o Sara & Lara se convirtió en el cómic más vendido del último tiempo.
Más allá de lo evidente, la gracia de Sara Pezzini está en ser la punta de lanza de toda una corriente, la de explotar al máximo el límite con el que ya coqueteaban personajes como Gatúbela (de Batman) y Psylocke (de X-Men): poca ropa y muchas curvas. Y desde 1995 se puede decir -sin exagerar- que de cinco nuevos cómics de superhéroes, seis llevan nombre de mujer.
Fantasías animadas
Lo que sigue es una lista de las curvas más letales de los 90. Aunque en rigor sólo Witchblade se encuentra disponible en español (la editorial mexicana VID la estaría trayendo a quioscos en poco tiempo), por catálogos y en algunas librerías especializadas puedes encontrar la que te interese.
Darkchylde: A los 17 años las cosas no son tan sencillas para Ariel Chyld. Vive en Salem, Massachussets, y lleva un demonio dentro. Si a eso le suma ser la chica más popular del colegio, su vida es literalmente un infierno. Ariel es la protagonista de Darkchylde (Image Comic) y como dato aparte agreguemos que la Fox estudia transformar el título en una serie tipo Buffy, la cazavampiros
Lady Death: Hope tiene 538 años de edad, el pelo y la piel blanca y a su lado Pamela Anderson (con silicona) parece menos que nada. A medio camino entre un ángel y un demonio, esta voluptuosa encarnación de la muerte viste un diminuto bikini metálico y, fuera de su propio título, Lady Death(Chaos Comics), tiene su propio catálogo de ropa interior Lady Death Lingerie Collection
Purgatory: Solkara nació hace 3 mil años en el Antiguo Egipto y de joven fue convertida en Vampiro. Hoy es reina de su especie y como tal debe lidiar con los seres humanos, con su conflicto con las tropas de Lucifer y su rivalidad con Lady Death. Purgatory aparece con la piel roja como sangre, alas de murciélago y facha de chica Playboy (Chaos Comics).
Red Monika: Las medidas más astronómicas pertenecen a esta pelirroja, la mala más mala del mundo -una mezcla entre la edad media y el próximo siglo- en que transcurren las aventuras míticas de Battlechaser, creación de Joe Madureira, principal impulsor del llamado amerimanga (Wildstorm)
Abby Chase: Después de pasar su vida como ladrona, la señorita Chase es reclutada junto a un grupo de bellas jóvenes, mezcla de Los Angeles de Charlie y chica Bond, para formar el más infartante equipo de espionaje. Danger Girl debutó en 1998 y es creación de J. Campbell Scott, el mismo que años atrás sobregiró hormonas con las adolescentes de Gen-13 (Wildstorm). También se habla mucho de una adaptación a la pantalla grande de las correrías de Abby y sus amigas.
Dawn: Este espectral y ambiguo ser que es un poco ángel y un poco demonio (un rasgo bastante repetido, como se ve) perturba con su dulce palidez. Pelirroja como las hay pocas, Dawn transita por la viñetas con la más efectiva armadura de batalla: un babydoll semitransparente. Tiene el mérito de tener su propia editorial, CFD Production (Cry For Dawn) y de haber conseguido el último especial de la revista Wizard, la Rolling Stone de los cómic.
Fathom: Después de tocar el cielo con Witchblade, Michael Turner, uno de los cerebros tras la desvestida heroína, se dio tiempo para crear a esta atractiva nadadora y bióloga marina de misterioso pasado. Aspen Mattews es heredera de una antigua raza de seres marinos y como tal protagoniza el ultrataquillero título Fathom (Top Cow/Image). Gracias a esta morena, Turner volvió a tocar el cielo. Digna heredera de Sara Witchblade Pezzini, Aspen Fathom Matthews es la definitiva nueva diosa del cómic.
La Respuesta Chilena
Aunque por su aspecto Yayita bien podría ser considerada la primera bad girl chilena, en estricto rigor la primera heredera criolla de Witchblade es Cenit, nuestra chica de portada, un sexy demonio que apareció en los primeros números del comic book Diablo (Visual Ediciones). Cenit fue creada por el guionista Javier Ferreras y el dibujante Mauricio Herrera, y después de pasear sus encantos por las páginas de Diablo se prepara a debutar con una serie propia, esta vez con dibujos de Kamf, que debería estar en kioscos a partir de mayo.
En una línea similar y con el punto en común de también ser creación del dibujante Mauricio Herrera, en conjunto con el guionista Francisco Amores, las tres protagonistas de Salem (Dédalos Ediciones) continúan la tradición de las chicas malas hechas en este lado del mundo. Aunque los escotes abundan, hay que reconocer que las protagonistas de Salem andan bastante más cubiertas que la impactante Cenit. Larga vida para todas. Se lo merecen.
Colmillos y Escotes
Por donde se le mire, Vampirella es la primera bad girl de la historia. Heredera de la tradición de cómics de horror de la casa Harris, la sexy vampiresa hizo su primera aparición en 1969 y de ahí nadie ha podido detenerla. A lo largo de sus treinta años, Vampirella ha sido adorada y condenada, pero jamás ha perdido el carácter de personaje de culto. Curvilínea como una diosa griega, se las ha arreglado para permanecer al tope de la popularidad gracias a un magnífico plantel de dibujantes invitados y algunos crossover con personajes más masivos como Gatúbela y la propia Witchblade. Tiene además un pésimo largometraje televisivo con Talisa Soto (ex Chica Bond) en el papel de Vampirella y Roger Daltrey (vocalista de The Who) como Drácula.
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